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miércoles, 8 de febrero de 2017

Mis Raíces Casconas - 26 - LA COLADA

LA COLADA

          Recuerdo aquellos años en los que los habitantes de estos pueblos aún no disponíamos de agua corriente en casa y el lavado de la ropa sucia era necesario aunque se hiciese con mucha menos frecuencia que hoy en día. Era una labor muy dura de la que se encargaban las mujeres y por 




                                                                Pinzas para colgar la ropa a secar

mucho que se forraban todo lo que podían contra las inclemencias invernales, éstas eran persistentes y difíciles de eludir. En buen tiempo también se cubrían para que el sol no las curtiera la cara, brazos y piernas por el asunto de que la moda era estar blanquito.
     
      Se lavaba en el río o los arroyos cercanos al pueblo, con aguas heladas en invierno, aprovechando los lugares más accesibles y adaptados para ello, siendo El Parral uno de los lugares más elegidos. Se aprovechaba un remanso de la corriente y la lavandera pasaba horas frotar y  retorcer las prendas, con jabón contra una piedra o el útil de madera traído de casa que llamaban piedra de lavar y el peso de ésta más toda la ropa, hay que añadir el balde, cubo de zinc y el detergente. Para transportar la carga, sobre todo al regreso que estaba aún húmeda y pesaba más, requería de la colaboración del marido e incluso de un borriquillo o de una mula. El jabón utilizado generalmente de trozo de 250g era el de marca Lagarto aunque en ocasiones se lo fabricaban ellos mismos con grasas y sosa cáustica y añil, pero si las manchas eran resistentes, se echaba mano de viejos trucos, a veces con barro, brotes de mora, etc...Y para blanquear las sábanas, se tendían al sol sobre las zarzas y se regaban de cuando en cuando con agua limpia y si esto no resultaba se las metían en un recipiente con agua y ceniza de la chimenea. En algunas casas de ricos tenían pozo en el corral y una pila con piedra de lavar para  este uso  e incluso para ciertas ropas y ocasiones se calentaba agua.  Los encargados de estas faena eran los sirvientes.
        Sería a finales de los 50, cuando construyeron el lavadero en la Fuente Vieja con tejado, paredes acristaladas, pilas para lavar de pie, y otras para el aclarado con aguas limpias, ambas sobre placas de cemento diseñadas para tal fin. Esto mitigó un poco la dura tarea, que no había evolucionado nada en absoluto de la forma de hacerlo arrodillado y a la intemperie, como lo hacían en la prehistoria las mujeres de Atapuerca junto al río Arlanzón.
    No se conocían a mediados del pasado siglo, en la sociedad media ni tampoco en la alta las máquinas de lavar ni automáticas ni manuales que ya estaban inventadas pero su comercialización a gran escala, se retrasó por diferentes razones, entre otras, su alto precio y la instalación adecuada de agua y electricidad, hasta que años más tarde pudo ser una realidad y su uso generalizado evitando definitivamente el trabajo duro a mano.  Algunas mujeres de la época opinaban a propósito de la lavadora automática:
       Es el mejor invento de la humanidad.                                                                                                  
       Así lava hasta mi marido.                                                                                                     
       Esto permitirá a la mujer  alcanzar la igualdad.               



                                                                           Tabla de lavar

sábado, 7 de mayo de 2016

Mis Raíces Casconas - 18 - YA ESTA, DIJO CACHITAS

YA ESTA, DIJO CACHITAS


      Otro dicho, que se introducía mucho dando como zanjado el asunto, se le atribuía a un señor de oficios varios. En el pueblo se le tenía como peón para todo, y que yo recuerde, al menos, durante una temporada larga estuvo de vaquero, (pastoreando reses para carne), obrero para faenas agrícolas sobre todo en verano, trabajos varios para el ayuntamiento, la fabricación de materiales de construcción (léase hacer adobes) por encargo y en ocasiones, pidiendo puerta por puerta por los pueblos cercanos, con su compañera de fatigas, pareja de hecho sin papeles y hambre asegurada para ambos, de apodo CACHITAS él y GEÑA ella y me supongo que tendrían nombre propio, pero nadie lo usaba. Resultó que un buen día que se encontraba atareado en la fabricación de adobes (ladrillo de barro mezclado con paja, sin cocer, y secado al sol) pasó por el lugar su padre y se enzarzaron en una acalorada discusión  que  fue ascendiendo de tono, llegando el final de la misma cuando el hijo agarró un adobe, se lo lanzó a su padre  y le acertó, al tiempo que decía, “ya está”. Por eso, la gente cuando algo queda por fin concluido cita la frase, “ya está, dijo Cachitas”y con la coletilla a continuación “y había pegado un adobazo a su padre”. 



Construcción típica de adobes y detalle









domingo, 7 de febrero de 2016

Mis Raíces Casconas - 15 - ANIMALES DOMÉSTICOS


ANIMALES DOMÉSTICOS


En primer lugar será esta narración la primera entre tantas y tantas que me vienen a la memoria sobre anécdotas en la familia, relacionadas con animales domésticos, por su antigüedad, ya que según cuentan se remonta a tiempos del bisabuelo Pedro un día que se encontraba éste en el monte en la tarea de recoger leña para el hogar, quien se encontró con que una vez cargado el haz de ramas y troncos sobre el asno, parece ser que éste no estaba de acuerdo en ser él quien debía transportarlo hasta el pueblo. Se supone que mediaría un intento de hacer razonar al tozudo animal, pero una vez más hizo el burro honor a su nombre. Fallido el intento, cogió el Chapetas las cerillas y encendió la carga con el tozudo asno amarrado a ella.

Años más tarde, tuvimos una experiencia poco agradable con otro burro muy pequeño que conocimos de nombre Solucinio, ideal para montarlo los niños pero no para adultos. Sin embargo sí que resultaba una ayuda para ir y venir del monte, porque siempre se iba con alguna herramienta y las alforjas, el fardel, un saquito de semillas, mineral u otras pequeñas cosas que se le cargaban al borriquillo. Tenía muchos años, y muchos achaques; todos sabíamos que su muerte era irremediable; pero aquel día, parecía estar animado el asno y se pensó que sacarlo de la cuadra y salir al campo a comer hierba fresca sería reconfortable. Como Cándido, (mi padre), tenía que ir hasta la suerte del monte, pensó en llevarle. El camino de ida fue bien y estuvo a sus anchas, para tumbarse o pastar como le viniera en gana. Sólo a la hora del regreso le notó sin fuerzas. El camino iba a ser largo, aunque con la ayuda de su dueño pudo recorrer la tercera parte. En vista de que empeoraba por minutos, y que la llegada al pueblo era imposible, como era evidente que el burro había llegado al final de sus días, tuvo que sacrificarlo, acortándole la agonía, procediendo con los medios que encontraría a mano y según la experiencia y las costumbres en aquella época, por ser lo único que se podía hacer.

“Los animales domésticos comen para servirnos; si no es así, no se ganan lo que comen” decía el abuelo Enedino. Recuerdo que en casa siempre tenían un gato, que entraba en la cocina empujando la puerta tantas veces como quisiera. Tenía el abuelo Enedino molestias con las corrientes de aire por su delicado oído; y el animal, salía siempre que alguien abría la puerta para después volver a entrar, y no parar en este entrar y salir. Mediante trampas o engaños atraía al animal, y una vez atrapado lo obligaba a estar bajo su pie todo el rato que él permaneciera sentado en la cocina. Con nadie mostraba mayor sumisión el gato porque si se revelaba le pisaba más fuerte, así que si acaso se oía un maullido no era de rebeldía sino más bien pequeñas súplicas.

Siempre había en las casas animales domésticos; en la mía, el perro y el gato; además de los de la cuadra o en el corral, pollos, gallinas, conejos, cerdo, mulo, burro y cabra y ese contacto con los animales es muy positivo para los niños. Sobre todos los demás, el perro siempre tiene una relación especial. El nuestro, de casa de mis padres, a la hora de emigrar, se lo regalamos a otra familia que sabíamos que lo cuidaría bien, pero duele. Pero para mí, tanto o más dolor me causó el dejar a nuestro Castaño, un mulo o macho, como se dice en el pueblo, muy trabajador y dócil con los niños Nos metíamos bajo sus patas, se dejaba levantarle el labio para contarle los enormes dientes, acariciarle el hocico y jamás nos pisó o coceó y mirándole al fondo de sus grandes ojos, parecía que entendía lo que le estábamos diciendo, sólo con la mirada. Durante la trilla, mi hermano y yo descubrimos que aunque nos bajásemos del trillo el animal seguía dando vueltas como si siguiéramos encima así que aprovechábamos esta circunstancia para refrescarnos de vez en cuando sin necesidad de esperar ser relevados; y sobre él montado, me sentía como el Cid sobre Babieca. Se lo vendimos a un señor de Villovela, y al año siguiente fuimos a verlo mi padre y yo, pero ya no nos conocía, aunque sí que nos dijo su nuevo dueño que era muy manso con los niños.

Y qué puedo decir del último gato, del que no necesitamos tomar decisión respecto qué hacer con él, porque falleció poco antes; pocas cosas, fue arisco, y que mantenía a raya a los ratoncillos y además como anécdota, que le encantaba trepar hasta el candil (lámpara de aceite con mecha) y chupar hasta dejarlo seco. 

Me imagino que también pertenecerán a este apartado aunque no sean tan domésticas, las palomas que se crían en los típicos palomares que salpican nuestro paisaje y proporcionan docenas de pichones de rica carne y por otro lado las abejas que en los antiguos colmenares, aportan a nuestras vidas, un apetitoso manjar como es la dulce miel. Ambos aportan beneficios económicos a tener en cuenta.

Os contaré otra anécdota con relación a otro animal doméstico en el monte de Torresandino. Años 50 y tantos. Era en los meses de verano y teníamos en el monte mucha tarea. Para optimizar los días mi padre decidió que si nos mudábamos a la choza de refugio que teníamos allá, no sería necesario perder un montón importante de horas, en el viaje todos los días. Como los niños no teníamos clase, quedó decidido y nos dispusimos a aprovisionar en el carro todo lo necesario para el sustento y el merecido descanso diario. Notificamos a la tía Horten (hermana de mi madre) de nuestras intenciones, y se apuntó voluntaria, porque el marido estaba trabajando fuera y prefería ir con nosotros, a quedarse sola, pero que tenía que llevar a la galga con ella por no dejarla sola. Aceptamos galga como animal de compañía.

Allá disponíamos de otra caseta que era de los de la parcela contigua, pero al estar libre, podíamos meter allí a los animales y reservar la choza nuestra para las personas. Así que a los dos machos y la galga los acomodamos separados unos 30 metros de nuestro alojamiento.

Para que os hagáis una idea, dormíamos como se acostumbra en una tienda de campaña sobre colchonetas, aunque en nuestro caso eran jergones de paja por darle “un toque rural, como mucho más natural y ecológico”, ya me entendéis. Y como no teníamos ropa de cama nos acostábamos vestidos y tapados con una manta. Así que serían las cuatro o cinco de la mañana, cuando mi padre despierta sigilosamente a mi madre, evitando moverse lo mínimo posible, y la dice: mira a ver chiguita si puedes encontrar el candil, que se me está metiendo por la pernera del pantalón algo frío, no sé si una culebra, un sapo o que. Mi madre, os lo podéis imaginar, dijo, ¡Hay Dios mío!, y empezó a temblar de miedo, y con un montón de nervios, tropezando con todos los demás tratando de buscar sin localizar lo solicitado, pero ya todo el mundo alertado, entre todos pudimos por fin encender el dichoso candil. No sin muchas precauciones acercamos la anhelada luz a mi padre que paciente esperaba ponerse a salvo del peligro. Se puso en pie de un salto y con una fuerte sacudida de la pierna a la vez que las manos empujaban el bulto consiguió expulsar el objeto que le atemorizaba. La sorpresa fue mayúscula ante lo que apareció a la escasa luz, pero justo en ese momento apareció por la puerta quien conocía la respuesta a nuestra alarmante incógnita. Sabíamos que la perra estaba preñada, pero no tuvimos la sospecha de que el momento feliz estaba ya al caer, hasta que nos los metió en la cama, como quien dice. En esa su nueva entrada traía ya a su segundo perrito con la boca, y era su intención seguir yendo y viniendo hasta que las cinco criaturas que acababa de parir, estuvieran todas a buen recaudo junto al calor que los humanos podíamos darles. Visto lo cual, mi padre cogió un cesto y acompañado de la perra se acercó a la otra caseta y con la aprobación de su madre metió los restantes galguitos y regresaron junto a la familia que les esperaba expectantes. Hicimos un hueco en el rincón y sobre un montón de paja, y unos sacos parece que satisfizo las exigencias momentáneas de una madre. Mi tía no estaba al corriente de cuando la tocaba parir a la perra. De haberlo sabido seguro que no se aventura a salir del pueblo o hubiéramos pecado de sobre protectores.

Aquella situación la recordaba después de muchos años y un buen día me documenté acerca de este tema. Creo que es interesante conocer el mundo animal aunque sea sin entrar mucho en detalle pero cuando se vive en contacto con la naturaleza, ésta nos instruye; es la pedagogía del aprendizaje vinculado a la vida.

La gestación de las perras es de aproximadamente 60 días y salvo raras ocasiones, el alumbramiento es del modo más natural, A medida que se acerca el momento, sus amos, comienzan a estar preocupados, lógicamente debido al cariño que sienten por ella, sobre todo cuando la hembra o sus dueños son primerizos, la inquietud de cómo se va a desarrollar la salida de los cachorros es mayor. Bueno pues, hay que tener en cuenta que, lo mismo que el de los seres humanos, y el de todos los animales, es el fenómeno más natural del mundo, y solo en raras ocasiones necesitan ayuda y ella prefiere realizarlo sóla y en un lugar tranquilo, oscuro y apartado, sin ninguna intervención humana. La madre se colocará en posición acostada con la cara vuelta hacia el abdomen empezará a hacer esfuerzos a la vez que las contracciones cada dos o tres minutos. Es el momento de dejarla sola unas 8 horas y si pasado ese tiempo no ha aparecido ningún perrito, conviene llamar al veterinario. Posterior al parto es conveniente colocar a la madre con sus crías en un cajón de madera con una cama de trapos viejos en un lugar cálido y alimentar a la madre con proteínas.



sábado, 2 de enero de 2016

Mis Raíces Casconas - 14 - AFICIONES

AFICIONES


La tuta o tarusa
Como ya he dicho, no era muy habitual este tipo de teatro o el cine que apareció por estas tierras más tarde; el fútbol organizado, estaba en mantillas y por supuesto aún no conocían qué era un gimnasio o entretenimientos más modernos como piscina tenis o baloncesto, pero existían juegos transmitidos de generación en generación, algunos de origen tan antiguo como romano, que aún se siguen practicando en el buen tiempo, al aire libre generalmente entre hombres: se ponen en un descampado a darle a la tarusa, (en otros pueblos la llaman tuta) que consiste en lanzar con fuerza unas chapas de hierro ligeramente más gruesas por el centro contra un taco cilíndrico de madera torneado de encina, roble u olmo desde una distancia de unos 20-25 metros; el premio suele ser unas monedas, o unos cafés que se apuestan y que gana el que más acierto tenga en los sucesivos lances.

Otra de las aficiones que tenían y continúa entre los jóvenes es el juego de pelota, entre los mozos del pueblo, o contra los de los alrededores; se jugaba en la pared de atrás de la iglesia a las horas que no había culto y congregaba aficionados y curiosos; hoy ya se dispone de un nuevo frontón reglamentario y en fiestas siempre se programa algún partido exhibición para deleite de los aficionados, que son muchos.

Los naipes tenían un gran espacio con diversidad de juegos, unos para los hombres en bodeguillas y bares: gilé, julepe, con dinero en juego, mus, subastado, tute, jugándose el porrón de vino y otros para las mujeres que se reunían hoy en casa de una, mañana en casa de otra: brisca, la escoba, siete y media, con la calderilla en juego;

Muchas jóvenes eran aficionadas a las labores en punto ganchillo o bordado y los días festivos solían preparar en cuadrilla algún dulce, como el guirlache, o cagadillo como se llama en el pueblo, poniendo los ingredientes entre todas, que como dice el refrán “a medias, a poco toca” y que así les servía para invitar a los chicos por la tarde cuando iban al baile.

La bodega que casi todos los vecinos tenían en lo que llamamos El Castillo siempre bien surtida del vino de La Ribera, solía ser lugar de reunión de la juventud, donde compartían sus problemas además de sacar a conocimiento general los últimos chismes y chascarrillos populares o las noticias del país que les relataba algún privilegiado que ya disponía de la “arradio”. Muchas jóvenes eran aficionadas a las labores en punto ganchillo o bordado y los días festivos solían preparar en cuadrilla algún dulce, como el guirlache, o cagadillo como se llama en el pueblo, poniendo los ingredientes entre todas, que como dice el refrán “a medias, a poco toca” y que así les servía para invitar a los chicos por la tarde cuando iban al baile. La bodega que casi todos los vecinos tenían en lo que llamamos El Castillo siempre bien surtida del vino de La Ribera, solía ser lugar de reunión de la juventud, donde compartían sus problemas además de sacar a conocimiento general los últimos chismes y chascarrillos populares o las noticias del país que les relataba algún privilegiado que ya disponía de la “arradio”.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Mis Raíces Casconas - 13 - COMEDIAS EN EL SALÓN

 COMEDIAS EN EL SALÓN



          Este episodio que ahora paso a describir, no es más que una de tantas bromas o travesuras de juventud, de las que solía contarnos que habían ideado participando en ocasiones solo, y en otras, acompañado por un compinche, como en éste caso.
       Había en el pueblo un salón, el conocido del tió Julián, que se utilizaba para el baile, y en ocasiones, espectáculos ambulantes de títeres y comedias, que solían ir por los pueblos. Un día en que se representaba una obra seria por una compañía de comedias, destinaron el palco superior para las autoridades y se encontraba el patio de butacas plegables abarrotado. Bajaron la iluminación y se procedió al comienzo del primer acto. Todo parecía que se desarrollaría con normalidad, pero entre los espectadores se encontraban Chapetas y su más amigo el Jatas, que siempre que estaban juntos eran temibles, y en esta ocasión necesitaron apenas un instante para sintonizar y ponerse de acuerdo en la estrategia a seguir. Era en aquella época algo normal el llevar la bota de vino colgada del hombro especialmente si venía de paso que llegaban del campo o de las bodegas y no resistieron la tentación de ver como se liaba una buena bronca. Colocada destapada y escondida bajo la chaqueta tomaron posición bajo el palco. Me los imagino entre alborozados y expectantes y llegado el momento oportuno comenzaron a presionar entre el antebrazo y el pecho con el objeto de que saliera con fuerza hacia arriba un fino chorro de vino, que a los dos metros más o menos inició la bajada con un cierto ángulo calculado para que no les cayera a ellos mismos sino a quien pretendían. El público afectado por el certero disparo de tiro curvo empezó a protestar y los autores, calentando a la gente, hicieron correr la voz de que los de arriba estaban orinando sobre los de abajo. El alcalde paró la función y juraba que haría dormir en el calabozo a quien se le hubiese ocurrido la idea de mear, que por otro lado estaba convencido de que alguna de esas cochinas (refiriéndose a las mujeres  de sus concejales) era la sucia meona. El follón fue en aumento, y el CHAPETAS Y el JATAS, esa noche disfrutaron como nunca. No aparecieron las / los culpables naturalmente, y las comedias pudieron reanudarse.


viernes, 6 de noviembre de 2015

Mis Raíces Casconas - 12 - ATRACTIVOS

   ATRACTIVOS

Aunque no es un pueblo turístico, sí que merece la pena mencionar con detalle, los atractivos que posee, unos de siempre, otros de antiguo y también recientes, por sus fiestas ya mencionadas, por sus gentes, y por su tranquilidad, para que si estás buscando un lugar así, sepas que aquí lo puedes encontrar. Aparte del bullicio de los días de fiestas patronales de San Martín y El Carmen y el mes de agosto, éste es un pueblo tranquilo y aunque pequeño, podríamos considerar que tiene los servicios mínimos indispensables: consulta diaria de Médico, escuelas, taller mecánico, bares, restaurante, supermercado, bancos y cajas de ahorro, piscinas, frontón, panadería y farmacia: lo que le coloca por encima de la mayoría de los pueblos de su entorno.

Actividades culturales que se desarrollan a lo largo del año: Carnavales, Las Marzas, Semana Santa, la fiesta de la cosecha, semana cultural de septiembre, la fiesta de la matanza, programa de actos navideños, baile de nochevieja y otras que las asociaciones de amigos de Torresandino, amas de casa y grupo de danzas organizan..

El paisaje, es el propio de los pueblos del campo, que
es variable según el día y la estación de año que se visite.


Con la primavera empieza el ciclo de la vida. Son días en que asistimos al brote de las espigas con un verde muy sutil, casi imaginario al principio, que día tras día va cobrando fuerza hasta alcanzar un verdor rabioso que cubrirá las fincas colinas y páramos, atrayendo la atención por la inmensidad de su extensión que se prolonga hasta donde el ojo alcanza, pugnando por conseguir en cierto grado, la grandeza solemne del océano. Los chopos de la vega, ya están renovando las hojas. Acompañando esa evolución por aquí y por allá, aparece el rojo exuberante de las amapolas, y millones de margaritas por los linderos.

Llega el verano y las espigas van tornándose doradas, y entre las tierras de cereales, empiezan a destacar alguna sembrada de amarillos girasoles. Las aves, ya han visto eclosionar sus huevos, y nacer sus pollitos, que no paran de exigir insaciables los granos o insectos que les llevan sus progenitores, y por doquier se aprecia cómo la vida está en su ciclo evolutivo. Llegan los días de la cosecha, para el labrador, días de recuperar los gastos de gas-oíl, semillas de siembra, abonos, herbicidas y demás.

Otoño es la estación que nos trae el final del ciclo, ya recogidas las mieses, quedan sólo los rastrojos sucios, aplastados y vacíos, las hojas muertas de los árboles cubren el suelo por las choperas y a este paisaje cambiado le va acompañando una climatología que se va tornando adversa según pasan las semanas, alternando un tiempo a veces apacible con otro gélido de brumas y niebla a primeras horas, sobre todo en los valles, que desaparecen al medio día dando paso a un sol resplandeciente, que invita a quitarse prendas de abrigo. Los árboles con las hojas amarillas como enfermos y la climatología empeora. Llegan los días grises, que paulatinamente se van acortando, y las lluvias se hacen más frecuentes, es el tiempo de las setas de cardo o Pleurotus Eryngii, y la de chopo, Pleurotus Ostreatus, que reconocen grandes y pequeños.

En invierno los colores dominantes son: El blanco brillante si se producen nevadas. Un blanco tímido los días de helada. El pardo de la tierra, porque en este tiempo nada lo cubre, es la desnudez de los campos, el marrón oscuro de los surcos hendidos en la tierra, preparada para los nuevos sembrados. Mientras tanto en los valles, los ríos y arroyos parecen remozar su brío con aguas renovadas que arrastran parte de las hojas amarillas que los chopos han ido desprendiendo, hasta quedar como muertos mostrando su esqueleto. Las temperaturas, frías, pero nada que un buen equipo de abrigo no pueda vencer, y merece la pena. 


La fauna. No es raro ver correteando a los animales que están más representados por estos pagos: una perdiz con sus 8-10 ó más polluelos por los caminos. La codorniz nos deja sentir su presencia con sus cánticos característicos y golondrinas, tórtolas, palomas, gorriones, mirlos, cigüeñas, y jilgueros, también nos alegran los días con sus trinos y gorjeos; las especies de rapiña están representadas con: mochuelo, aguilucho, alcotán, búhos, y lechuzas; carroñeros como buitres, cuervos (grajos), urracas (picaza), y otros. 

Mamíferos salvajes, el zorro (raposo), liebres, conejos, topos, comadrejas, y además de otros de pequeño tamaño. Y en ríos y arroyos patos, truchas, barbos y cangrejos.

La flora silvestre. En el campo, nos podemos encontrar con experiencias que la naturaleza nos regala en un relajante paseo por el campo, como puede ser de agradable para el olfato, inspirar profundamente para apreciar los aromas de la flora silvestre. Y recolectar un ramito de esas pequeñas plantas medicinales, que desde siempre apreciaron nuestros antepasados, como: tomillo, salvia, jalvia, té de campo, manzanilla, menta, lavanda, gayuba, endrino, espliego, machuelo, zarzamora, escaramujo, campanilla, amapola, hiedra, árnica, etc... y estaremos disfrutando de un saludable, a la vez que placentero día, recorriendo los páramos para continuar, buscando la refrescante sombra de las arboledas de chopos, en el valle. 

Las Marzas es una costumbre medieval que cuenta con la participación de los quintos, apoyados por algunos de sus amigos del pueblo o de fuera para cantar las coplas tradicionales por las calles del pueblo empezando a las 00.00h del primer día de marzo, y que empiezan así:

A cantar Las Marzas,
licencia tenemos,
del señor alcalde
y de todo el pueblo


Monumentos: Dentro del pueblo sólo mencionar, la iglesia, que posee unos originales arcos románicos en su portada. Y en el interior destaca la talla gótica de Nuestra Señora de los Valles, que data de finales del siglo XIII, y la imagen de un Cristo del siglo XIV.

Fuera de la villa pero en terreno de Torresandino, se encuentra el monasterio carmelita de la Virgen de los Valles del siglo XIII reedificado a finales del XIV y abandonado debido a la ley de la desamortización de Mendizábal el año 1835, ahora, poco más que un montón de ruinas, entre las que aún se puede entrever la magnificencia que debió exhibir en su interior y que por desgracia acabará desmoronándose muy pronto.


 Convento   año 2008    

Decían los ancianos que las imágenes y altares se repartieron entre Villovela, Roa y Torresandino, el destino para la Virgen del Carmen era Roa aunque también disputaba por ella Torresandino. Se la llevaban en una carreta, pero al llegar al puente los bueyes se negaron a continuar hacia adelante y cuando les dieron la vuelta en la dirección a Torresandino, arrancaron y no pararon hasta la iglesia. 







                                  
      

lunes, 19 de octubre de 2015

Mis Raices Casconas - 11 - TARDES DE MERIENDA

TARDES DE MERIENDA

      
       Caída la tarde tocaba merendar y no siempre se disponía de lo necesario para ello, así que se ponían de acuerdo y cada día le tocaba a uno  sacar de su casa lo que pudiese pillar. Muchas fueron las ocasiones que desapareció del fogón la cena del resto de la familia, o los chorizos que se estaban ahumando colgados en la cocina, y nadie se explicaba como había sido, sospechando de gatos, perros, propios o del barrio antes que del propio hijo que  ese día compartía con sus amigos el buen hacer como cocinera de su madre, hermana o cuñada, como le pasó a Antolina, que se llevaron el pollo ya guisado con la cazuela y todo y meses después le llevó el tío Esteban la cazuela a la abuela, para ver si era de casa que alguien se había dejado olvidado en la bodega. A Afrodisia también en una ocasión la quitaron del corral el mejor pollo que tenía, y aunque sospechó de sus hermanos pequeños nunca lo supo con certeza.   
      Había que ser solidario y cuando alguno de la cuadrilla no participaba como los demás, entre todos ideaban alguna estrategia para robarle a su madre un pollo o conejo, y al hijo le decían que lo habían comprado y debía poner su parte en metálico, que se repartían y así ya tenían para unos tragos en la taberna.   Pero los chorizos tenían una atracción muy especial  y conseguirlos no presentaban demasiadas complicaciones, excepción de aquella vez que Cándido el Chapetas, José el Mantecas y Santiago el Gordillo, después de unos tragos en la bodega, comentaron que vendría bien echar un cigarro, pero por entonces estaba el racionamiento y no les quedaba ya ni rastro de ellos; el caso es que pensaron que un amigo que no fumaba les podría dar un pitillo así que decidieron dirigirse a su casa en la Calle Arriba. No hubo suerte y Santiago comentó que ya de paso lo iba a intentar en casa de su novia Felipa que vivía muy cerca, justo en la calle del Calvario, porque su futuro suegro, tampoco tenía vicio por el tabaco. No había nadie, pero la puerta estaba entornada sin cerrar cómo era habitual, pues por entonces todas las puertas estaban abiertas durante el día y Santiago con confianza, entró y sacó a sus amigos medio pan y el jarro. Anda, como vamos a comer pan solo. Es que no veo nada, pero si me ayudáis, algo encontraremos. Así fue como dieron con la orza llena de chorizos, y la alegría de tener a su disposición semejante tesoro en tiempo de hambre les hizo perder el razonamiento y salieron de allí, con los bolsos llenos de chorizos, e impregnados de aceite; mi padre de una chaqueta y los otros dos, de sus tres cuartos militar, porque estaban en la mili y acababan de venir de permiso. Bajaban por la plaza hacia los bares y generosamente ofrecían y compartían con los amigos que se encontraban, e incluso a la dueña, se los ofrecieron diciéndola, “come con confianza que son tuyos” y si no te lo crees ahora cuando subas lo verás. El padre denunció el robo y la guardia civil no tuvo dificultad para encontrar a los autores porque no lo ocultaron. Estaban en el bar y los invitaron muy amablemente a que les acompañaran al ayuntamiento, donde estuvieron encerrados toda la tarde y posteriormente les soltaron con la condición de llenar la orza con los chorizos que sus madres tenían en casa, y comprar un jarro nuevo porque le habían roto. El noviazgo se deshizo porque al novio no le pareció bien estar detenido por este hecho.
       El  lechazo de cordero (cordero de leche) asado en horno de leña, era y sigue siendo muy apreciado en toda la región, así como las chuletillas de cordero de pasto a la parrilla, y los días grandes se festejaban con merienda especial, así que si la ocasión lo propiciaba, los mozos siempre estaban dispuestos aunque el problema económico siempre estaba presente y     tenían que  afinar su ingenio para conseguir su ágape preferido.
       Para ejemplos, de cómo conseguir dinerillo para unas chuletas, me contaron que en ocasiones sacaban la yunta de machos de la cuadra y  se  alquilaban la yunta de machos y su trabajo, por el jornal, que se lo quedaban, diciendo en casa que habían estado trabajando en alguna finca de la familia.    
     Otras veces se arriesgaban a quitarle grano al padre justo un saquito de trigo, para sacar de su venta lo necesario para merendar.
      No siempre salían las cosas como se planeaban, y  después de tantos años no les avergüenza  contar entre risas aquellas aventuras de juventud, como es el caso de Valeriano el hijo de la tiá Ricarda que creyó que escondía bien el saco bajo la paja, pero su maniobra en una era junto al cementerio, estaba siendo observada desde una casa de la calle Arriba por la Roja, y una cuñada, e intuyeron lo que pasaba. Acto seguido tomaron la decisión de quitárselo, como así lo hicieron. Años después se atrevieron a confesarle la faena   que le hicieron aquella tarde de un día de Jueves Santo, y tuvieron juerga para rato. 


      Algo similar a lo que comentaba en el párrafo anterior, acostumbraba a relatar con mucho regocijo el abuelo. Decía que un domingo a la tarde del mes de noviembre, y en los días próximos a San Martín llegó a casa a una hora en que no esperaba hubiera nadie, y que al parecer tampoco su llegada era esperada, cuando empezó a oír ruidos en la planta alta de la casa, en el desván concretamente, que le pusieron en alerta, por ser ese el sitio destinado como granero. En eso que alguien empezó a bajar por la escalera; se ocultó sigilosamente y aguardó hasta ver la cara del  inesperado visitante, el cual resultó ser Ángel, uno de sus hijos. Estuvo a punto de salir de su escondite, pero aguantó porque el demonio, debía ser, le decía que algo raro se llevaba entre manos en esa tarde festiva. Así  que vigiló sus movimientos que fueron, en primer lugar ir a la calleja lateral de la casa, donde su cómplice, que tampoco le resultó extraño porque se trataba de su hijo Esteban, esperaba cargado con un saquito de unos veinte kilos; todo indicaba que el primero lo había deslizado amarrado con una cuerda por la ventana, el segundo lo recibió y quitó la cuerda que quedó recogida arriba, y ahora con paso decidido se encaminaban a la calle. Siguió sus pasos inquieto por saber qué sería lo que sus hijos llevaban en el saco y pronto empezó a entender lo que estaba ocurriendo, cuando al llegar a la plaza, porteador y cómplice se encaminaron al portal de  un
aprovechado vecino, cuyo nombre no viene al caso, pero de todos conocido, que nunca dejaba pasar la ocasión de comprar cereales especialmente si sospechaba que era de procedencia dudosa, para beneficiarse en el precio. Pocos segundos necesitó nuestro abuelo Chapetas para comprender la situación y tomar cartas en el asunto. Entró en la casa sorprendiendo a vendedores y comprador, pero éste al verle y queriendo darse tiempo para encontrar una explicación, le dijo....“¡Hombre Enedino!, ¿Cómo así por aquí?”  A lo que nuestro antepasado contestó: “pues qué va a ser sinó que a cobrar el cereal que les acabo de mandar traer a mis hijos”. Aquel día la merienda que prometía ser, no pudo ser, y la lección recibida no necesitó de más palabras. A buen entendedor        










domingo, 6 de septiembre de 2015

Mis Raíces Casconas - 10 - EL MOTE

EL MOTE

En Torresandino, al igual que en cualquier pueblo de Castilla, la gente es conocida por el apodo, sobrenombre o mote como ellos dicen, más que por el apellido o el nombre, y con frecuencia lo sustituye a éste y tienen su origen en distintos motivos; a veces es derivado del nombre o apellido, o por una forma peculiar de ser de la persona, otras el oficio al que se dedicaba u otros hechos; los había para todos los gustos, y la mayoría se habrán traspasado de padres a hijos:

Los Barajas, El Birulí, El Burrero, Los Cabriadas, Los Campanas, Los Canijes, El Caparrota, El Carajo, El Carretero, El Cascabancos, El Catalán, Los Catapiros, Las Cololas, La Comis, El Cortador, La Cucaracha, El Chato, El Chicharra, El Choricero, El Chuqueno, El Esquilador, Los Gabrieles, La Gaceta, El Gallego, Los Garbolos, El Gordillo, El Guarnis, El Guiguí, El Higo, El Jaila, Los Kuskos, El Lirón, El Litro, Los Mantecas, Los Mantecones, El Maripunguí, El Mentirafresca, El Millonario, El Moca, Los Molineros, Los Monagos, El Moreno, La Morucha, El Narices, El Negrín, El Negro, El Neguillas, El Palomo, El Pasiego, El Pelos blancos, El Penero, El Peseta, El Piquino, Los Pirolos, Los Pistolos, El Pitivo, El Pitos, Los Polillas. La Preciosa, Los Quisofros, La Rana, El Raposo, Los Recatos, El Rechina, El Rentero, El Rojo, La Roja, Las Rubacas, La Tapìa, El Tranquilo, El Tola, El Tonta, El Tulero, Los Zapatranes, El Zurdo etc...

Y generalmente se acepta como algo normal. Tan normal, que incluso tienen un apodo en lugar de gentilicio, los de ese pueblo son desde siempre CASCONES. Nosotros tenemos el apodo “LOS CHAPETAS”, que nos viene por la rama del árbol genealógico que nos toca a través del abuelo, Enedino, y este de su padre, y desconocemos cual fue su origen.

Mi padre y la tía Victorina, quizás por su carácter más serio, en pocas ocasiones eran llamados por el apodo Cándido el Chapetas o Victorina la Chapetas, aunque a veces sí que lo mencionaban. Sus hermanas Afrodisia y Jesusa, sin embargo, eran de carácter más guasón y campechano; dicharacheras, alegres, y bromistas, lo escuchaban habitualmente: “pero qué Chapetas estás hecha”. También los tíos Ángel y Esteban tenían una chispa importante de buen humor, y esa forma guasona de reírse de sus propias ironías, propia de los Chapetas.

Yo Paco, como heredero del alias Chapetas, me siento orgulloso, porque ellos, hicieron que fuese sinónimo de buena gente y buen humor.


jueves, 6 de agosto de 2015

Mis Raíces Casconas - 9 - CÁNDIDO Y ANTOLINA


CANDIDO Y ANTOLINA



Mi padre, Cándido (año 1994).
Mis padres: Cándido nació, en junio de 1921 y fue un hombre corriente con una estatura de 1,64m que correspondería a la media de la época en el pueblo y unos 75 Kg en sus buenos tiempos que tuvo una salud bastante delicada, no obstante “disfrutó” de la existencia hasta abril del año 97, con 76 de edad lo que equivale a mucho más que la media nacional en esa fecha, cuando la esperanza media de vida en España cuando nació, era de 55 años. Antolina nació en abril del 1922, ya es nonagenaria, y con ánimos para centenaria. Ambos, vivieron al igual que todos los de su época, una vida de sacrificios, por hacer la de sus hijos menos penosa dentro de sus posibilidades, supliendo para ello la falta de medios con la constancia en el trabajo. Dedicaron toda su juventud a las “faenas” del campo, aunque en su adolescencia ya tenían claro que no era ése el curso que deseaban dar a sus vidas. Los años fueron pasando sin embargo,  trabajando codo con codo y año tras año por salir adelante sin conseguir que la tierra les concediera mínimamente los frutos anhelados. Sería en los años 60 cuando finalmente consiguieron darle a su existencia otro rumbo, pero para ello hubieron de emigrar a la ciudad y reorganizar sus vidas en una nueva tierra.

Eran una pareja corriente, con el rostro curtido por el trabajo al aire libre, y con su indumentaria bastante parecida a la de sus progenitores: El, con albarcas, chaqueta de pana y boina. Ella, alpargatas de esparto, delantal y pañuelo a la cabeza.

En su etapa en Basauri, adoptaron las costumbres de vestir de la ciudad, copiando de sus nuevos convecinos y mi padre, reacio a dejar la inseparable boina, la cambió por txapela de más amplitud, al uso de las Vascongadas.

Enumerar las cualidades que determinarían como era mi padre resultaría bastante jactancioso por mi parte. Obviamente. ¡Qué voy a decir yo de mi padre! Para simplificar, solamente diré que era muy parecido al suyo, un esforzado y honrado trabajador, pero en lo que respecta a la formación escolar, a diferencia de que Enedino no tuvo ninguna, Cándido superó al resto de sus compañeros de clase obteniendo por ello una medalla de oro que el ayuntamiento concedía los años anteriores a la guerra civil y que años después su madre tuvo que empeñar para pagar alguna fianza de la tienda. (Esta explicación daba, cuando se le preguntaba qué fue del galardón). Después quiso ir con los frailes para poder seguir estudiando, pero su padre no se lo permitió por ser el hijo mayor, la ayuda tanto tiempo esperada. “El saber no ocupa lugar” y en la vida siempre se desenvolvió bien con sus cuentas, pero siempre le quedó el hambre del saber insatisfecho. No obstante, su preparación le animó para acometer los pequeños negocios en que se involucró en su etapa como emigrante y que le resultaron gratos y provechosos.

No fue un bebedor empedernido, pero le gustaba tomar algún vasito entre horas y en las comidas. En cuanto a fumar, tenía vicio, y acostumbraba a liar él mismo sus cigarrillos con tabaco picado de importación.

En lo que respecta a mi madre, era en su juventud una mujer de 58kg pero muy afanosa que atendía el hogar, los niños, y las comidas.



Mis padres, Antolina y Cándido
(
año 1944).

Siempre se le dieron bien los trabajos  en punto y confeccionaba jerséis u otras prendas para toda la familia pero no parecía quedar satisfecha con eso, que continuamente criaba gallinas, uno o dos  cerdos y conejos. Todo esto llevaba muchas horas y esfuerzos, sobretodo sin agua corriente en casa. Además en muchas ocasiones acompañaba a su esposo al campo supliendo la necesidad de un jornalero. Y por si esto fuera poco, no puedo callar el gran mérito que supone el asistir durante unos años a clases de formación de adultos para la alfabetización de la ciudadanía, con resultados excelentes, superando así la gran deficiencia arrastrada desde su infancia consecuencia de la falta de un padre. Sí, mi abuela Eusebia fue madre soltera, vivía en Tórtoles, la más pobre en su pueblo, pero también la más estimada por todo el mundo.

viernes, 10 de julio de 2015

Mis Raíces Casconas - 8 - FIESTAS

FIESTAS

El día de Nuestra Señora la Virgen del Carmen es la fiesta grande que se celebra los días 16 -17 -18 de Julio. En estas fiestas, el primer acto, que concentra a un gran número de personas es el pregón. Es la víspera de la fiesta en el ayuntamiento a las 24horas y habitualmente lo vienen realizando hijos ilustres  del pueblo. El día 16 misa mayor con procesión por el pueblo, en la cual se saca la preciosa imagen de la Virgen en su fastuosa carroza, acompañada por autoridades, dulzaineros, grupo de danzas y numerosos fieles, vecinos, oriundos y forasteros, que bailan a su Patrona. Antiguamente, sólo lo hacían los chicos el año que eran quintos y hoy participan chicos y chicas de cualquier edad; siempre de cara a la Imagen manos arriba y a los sones de la dulzaina, durante todo el recorrido bailando y avanzando de espaldas; es muy bonito. Se realizan tres paradas en el recorrido, durante las cuales el grupo de danzas exhibe una muestra de lo que tan bien sabe hacer, mientras que los danzantes ocasionales se toman un respiro. Los días de la fiesta por la mañana hay dianas y pasacalles con los cabezudos que animan a los niños del pueblo, dando desde la mañana un aire festivo; no falta la comida fraternal y por las tardes es habitual disfrutar de un buen partido de pelota mano de profesionales, o un grupo folklórico de Castilla León. Por las noches, baile verbena amenizado por un afamado conjunto de música moderna, al aire libre, en el frontón municipal, a la que acuden jóvenes de toda la comarca. Para otros actos, como teatro, también se cuenta con el salón municipal, y el local para usos múltiples del SENPA (Servicio Nacional Productos Agrícolas).

La fiesta de San Martín Obispo, nuestro patrón que preside el altar mayor montado a caballo y partiendo su capa para compartirla con un mendigo, es el 11 de noviembre, y la celebración de la misma, ha decaído mucho con respecto de lo que hace unas décadas era lo habitual, porque antiguamente duraban los festejos hasta una semana.


El sábado que cae más próximo, se hace la fiesta pagana de la matanza, un acto multitudinario que consiste en una cena en el SENPA, a base de los productos típicos de la matanza (picadillo, chorizo, morcilla, etc.), regado con los caldos de Ribera de Duero y preparado con mucho mimo  y cuidado por parte de la asociación de amas de casa del pueblo, a la que están invitados todo el mundo sin exclusión, sea de donde sea, y no importa dónde viva, o esté de paso. Después baile. 


Hay un dicho popular que se atribuye al sacerdote Don Dona, párroco de esta parroquia por los años 50, recordado por los de mi generación especialmente, por ser él quien nos bautizó. El dicho se hizo popular, porque el cura éste no se cortaba un pelo para lanzar sus ataques personales desde el púlpito y que, lógicamente, no puedo pasar página sin mencionarlo, aunque escueza. Dice así:

San Martín con ser francés,
partió su capa con Cristo.
Y vosotros casconazos,
tenéis cuatro y queréis cinco.
Y al que le pique, ya sabes. Ajos come. 


Otro día de fiesta de reciente implantación, es el último fin de semana de mayo, en el que se celebra una romería en honor a la Virgen de la Inmaculada. Se marcha de romería acompañando a la Virgen hasta Fuente Peral, a dos, o tres Kms. y allí cada cuadrilla se prepara la comida y bebida para disfrutar de este día. Es una fiesta en hermandad, y se juega, se canta y se baila acompañados por los dulzaineros. Se celebra desde hace pocos años pero como ha gustado mucho a todo el pueblo, repetimos y se espera que cada año vaya cogiendo arraigo. Por la tarde,  se regresa al pueblo cantando a la Virgen, y ya en la iglesia,  finaliza este día festivo con el Santo Rosario.

También tienen devoción San Blas, San Isidro etc., y en Santa Águeda, las mujeres están tomando por costumbre, irse a cenar sin los maridos. 



viernes, 12 de junio de 2015

Mis Raíces Casconas - 7 - VIEJAS TRADICIONES


VIEJAS  TRADICIONES            


El robadito.- Aunque el siglo XX había alcanzado ya su primera mitad, los jóvenes solteros de este rincón burgalés, seguían aún aferrados a las costumbres que ejercían desde antiguo, entre chicos y chicas forasteros y el baile de las romerías en las  fiestas patronales.

Conservaban una norma que consistía en que en todos los bailes era permitido “el robado” o robadito, es decir que entre los jóvenes no comprometidos, sin novio o novia, estaban obligados a ceder su pareja, en cualquier momento de la pieza que se estuviera bailando, si otro chico así se lo requería, normalmente con la fórmula habitual de “me haces el favor”. Aunque la chica estuviera encantada con su pareja no estaba bien visto que se opusiera, y solo les quedaba la opción de que él volviera en la siguiente pieza, o haciendo público que eran novios, y ya no se les interrumpía más. Si el chico era forastero, y no estaba al corriente de que era una tradición, obviamente manifestaba su desacuerdo con que le quitaran la chica, y se resistía, tras lo cual, un piquete informativo le ponía al corriente de tal práctica local y que de seguir empeñado en su actitud, esto le podía hacer merecedor de un baño en el pilón (bebedero de los mulos). Como acababa el asunto, si el mozo era un “echao pa’lante”.


La Botifuera.- Otra costumbre que se practicaba contra los mozos forasteros, igualmente bárbara, era la de que aquellos que pretendieran cortejar a una chica del pueblo, tenían que pagar una tasa que le imponían para una merienda a su cuenta los mozos locales, pero en caso de negarse, sufrían la pena de castigo impuesta y que consistía en terminar como el del robadito, en el pilón.


El usted, el padre y la madre.- Mis progenitores nos enseñaron a sus hijos igual que los demás lo hacían con los suyos a llamarles como era costumbre por entonces en los pueblos: padre madre y de usted. Cuando venía algún niño de ciudad, le escuchábamos decirles de tú y papá, mamá, o papi, mami, nos parecía irrespetuoso y desobediente con sus mayores o cuando menos unos pijos. Hoy, pienso que éramos igual de desobedientes unos u otros, o igual a como puedan serlo los de ahora, independientemente a que el tratamiento sea de usted o de tu, de papá, o de padre.

Respecto al formalismo usted, hoy soy de la opinión de que suena a una disciplina ya trasnochada que no facilitaba la confianza en la relación entre padres e hijos y que obviamente ya no me sale, “hago lo que usted mande”, pero sin embargo sigo fiel al uso de madre y padre, que para mí tiene un significado respetuoso, que con papá se convierte en confiancita y con papi abuso.

Padre, me puedes dejar tu coche por favor? Papá dame las llaves que necesito tu coche. Papi afloja la cartera para gasolina que me llevo tu coche. Hombre, tampoco es necesario volver a la autoridad suprema por un simple sustantivo. Creo que en la educación está la clave, y que en nuestro pueblo es algo que ya está superado, entre la nueva generación, pero los de cierta edad lo tenemos muy arraigado y a mí en particular se me llena la boca para llamarla  ¡MADRE! ¿Qué tal estás?




jueves, 28 de mayo de 2015

Mis Raíces Casconas - 6 - MITOS Y LEYENDAS

En estas tierras que difieren muy poco del resto de Castilla, el dominio de la escritura entre el pueblo llano, no alcanza niveles del 50% de la población, hasta bien pasado el primer tercio del siglo XX. Es quizás ésta la razón de que tuvieran una verdadera pasión por congregarse junto a las puertas de sus casas en las tardes noche de verano o reunirse al amor de las llamas del fuego bajo en el mal tiempo y contar historias o leyendas, sobre amores y desamores, ladrones y contrabandistas, milagros y curanderos, viajes, cotilleos sobre personas más o menos populares. Basados a veces en hechos reales pero que la imaginación los elevaba generalmente a extraordinarios y poco más o menos increíbles. Algunas de aquellas narraciones, pasaban de padres a hijos por transmisión oral, y suplían la escasa difusión de noticias o de temas generales de conversación. A continuación describiré alguno de estos mitos que hacían las delicias de grandes y pequeños.


Orzas de oro. Sin lugar a dudas no había tema que fuera tan apreciado en estas veladas vespertinas como el hallazgo de tesoros, escondidos desde el tiempo de Los Reyes Católicos, en agujeros que aparecían por azar, donde supuestamente los dejaron escondidos los judíos antes del éxodo al que se vieron forzados, en la creencia de que la ausencia sería temporal y podrían volver a la casa que había sido su propiedad. Es cierto que en los siglos sucesivos a lo largo y ancho de la península, se encontraron en alguna ocasión tesoros ocultos de monedas de oro o plata, que sirvieron para que las ilusiones se dispararan y asimilaran como sueños propios realizables.


Serpientes de conchas. Era el convento hundido, el lugar idóneo para que la imaginación creara seres irreales, escondidos en los sótanos sepultados bajo los escombros, apartado del núcleo urbano, además de ser un paraje solitario y tranquilo, el caldo de cultivo para que naciera la leyenda de una serpiente tan grande, que su piel estaba cubierta de conchas, sobre la que rebotaban los perdigones que algunos cazadores la habían disparado y tan escurridiza, que realmente resultaba muy difícil ponerle el ojo encima. El tiempo, o quizás al no tener compañero con el que aparearse, hizo desaparecer la estirpe de aquel “fabuloso” ejemplar.


La Cuesta Landeable. Es junto con el Cotarro San Cristóbal las cimas más concurridas por quien desea tener una extensa vista de pájaro sobre el pueblo, a la vez que alcanzar la cota más alta, requiere practicar un poco de ejercicio. Pero la primera merece que le dedique capítulo aparte motivado por la confusión a que su denominación da lugar porque tiene dos lecturas diferentes además de una posible y lógica interpretación más. Lo he elegido porque su mismo nombre ya me intrigaba desde niño (Landeable o El Andeable). Tanto una acepción como la otra, ¿Verdad que induce a pensar en algo que se relaciona con el diablo? ¿Cómo se les ocurriría ponerle un nombre que parece decir con toda claridad la endiablada? Desconcierto, pues ambas denominaciones se utilizan indistintamente en documentos oficiales.

Vista de la Cuesta Landeable con la cruz arriba y camino
La cuesta que nos lleva arriba lo hace al principio directamente, para hacerlo después en forma oblicua y termina muy cerca de la gran cruz (de 12x8 metros) Esto no tiene ninguna relación con el tema para nada, que simplemente fue una idea que tuvieron  los seminaristas del pueblo para que los alumnos de la escuela a la temprana edad de diez u once años, tuvieran un día de expansión, conocieran la naturaleza y ejercitaran los músculos. La dejamos marcada en el suelo con piedras  y aún se ve blanquear, desde una larga distancia.
Después el llano se prolonga hacia Olmedillo y de nuestro lado termina en la vertiente que paralela a la carretera sigue al río Esgueva hasta casi la población de Villatuelda, donde cambia de nombre, por La Cuesta Hundida, por razones evidentes ya que su fisonomía muestra que en distintas épocas hubo desprendimientos que modificaron la ladera ya próxima al citado pueblo. ¿Tendrá esta circunstancia algo que ver con el enigmático nombre? ¿Es quizás que relacionamos el nombre con una raíz errónea?.¿Y si acaso originalmente era La Endeble precisamente por esos desmoronamientos? Mi abuelo no tenía estas respuestas pero acostumbraba a decir, que aunque desconocía su significado, lo que si recordaba con claridad es que sus mayores solían utilizar la siguiente expresión: “Ay Landeable, (o Andeable), que el que te anda no lo sabe”.

    ¿Qué es lo que no se sabe? Sigue el misterio.


Báscones. Hoy, conocemos con el topónimo de Báscones, a un término municipal que se encuentra a cerca de 2 kilómetros del pueblo y en las cercanías de la unión del arroyo de Quintanilla con el río Aguachal (Henar). Podemos asegurar también que nuestros abuelos conocieron que en ese lugar, junto al camino al empezar la cuesta, existió una ermita que por oídas, estuvo consagrada a Ntra. Sra. de Báscones aunque ya derruida y que sus padres tampoco recordaban haberla conocido entera. Todo indica que hacia 1850 aún se mantenía íntegra, pero a partir de ahí el abandono y la desidia la llevaron rápidamente al declive. A nosotros nos llegó, ya como escombros, y nada más. Se cree que en algún tiempo junto a ella hubo un pequeño poblado, que posteriormente se reasentaría también dentro del núcleo urbano de Torresandino, buscando la protección de la torre de Sendino, ante las incursiones de los sarracenos. Se desconoce desde cuándo estaban allí, su procedencia y cuánto tiempo permanecieron en dicho lugar.Esta historia así, queda incompleta, por lo cual me aventuraré a concluirla con lo que a mi me parece bastante  obvio que a grandes rasgos debió ser la corta historia del poblado de Báscones. Pero insisto que, ante la falta de documentos donde consultar, lo que me atreveré a escribir aquí, son únicamente mis conjeturas sobre este tema, pero sin pruebas que corroboren mis palabras y basándome únicamente por deducciones lógicas y el estudio de la historia de Castilla en la Edad Antigua y la Edad media.Considero que en el siglo X entre los años 930 y 940, gobernando en Castilla el conde Fernán González, las riberas del Esgueva, fueron colonizadas al igual que lo fueron las del Arlanzón y Arlanza fundando nuevos poblados y otorgando tierras próximas a la frontera a los campesinos que quisieron roturarlas o dedicarse a la cría de ganado, a la vez que fortificaba las ciudades y villas en un intento de afianzar las conquistas y enfrentarse a los ataques e incursiones  lanzadas por los invasores. Al otorgar tierras a los colonos se aseguraba en principio una fuerte adhesión y fe ciega, porque la motivación era doble  al luchar por cumplir  con la obligación de acudir  a  Fonsado (milicia) y por el  interés de defender su hogar, su propio sustento, y el de su familia. Aquellas gentes eran del norte, y más concretamente lo que hoy conocemos como vascongadas porque en sus tierras sufrían pobreza y hambre. Así se tiene constancia de que unos colonos se asentaron junto al Arlanzón, cerca de Burgos y fundaron Villabáscones (hoy Castañares). Por el nombre que dieron a la pequeña aldea, del término de Torresandino, no quedan dudas de que los legendarios BASCONES también compartieron durante algún tiempo con los CASCONES una parte de la campiña. Pero cuanto tiempo estuvieron en el lugar, es más difícil de adivinar, porque aunque tengamos la referencia de la ermita, ésta bien pudo tener continuación siglos después de que la aldea hubiese desaparecido.