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viernes, 14 de octubre de 2016

Mis Raices Casconas - 22 - DICHOS DE OTROS PUEBLOS

DICHOS DE OTROS PUEBLOS

     
     Si en algún pueblo de la comarca surgía una noticia que se le pudiera sacar punta no faltaban lenguas para extenderlo, y tenían más o menos éxito si para ello se le daba forma de copla o verso. Así ocurre con la canción que se hizo popular en toda la provincia:
Por el puente de Aranda,
se tiró se tiró,
se tiró el tió Juanillo
pero no se mató.
      O esta otra, conocida y cantada por todos:
Uno de Gumiel,
se compró un camión,
 a medias con otro,
 para transportar madera.
Todo salió bien,
 menos el camión,
 que se le rompió,
 en la carretera.
       La rivalidad con los pueblos colindantes daba lugar a veces a que se sacasen algunos dichos de aquí o allá, en plan de mofa, de los que voy a exponer algunos brevemente:
      Como dicen los de Roa:
¿Has comido?.
      Sí.
      Vaya, ahora que te iba a invitar yo...
      Y si respondes no,
      Pues ya es hora.
       Ya lo dice el médico de Olmedillo: 
       “ Si quieres vivir muchos años lo más importante es no dejar de respirar”.  
      Aunque dicen que en todos los pueblos hay un tonto, parece que todos lo callan y cuando se quiere hacer una comparación odiosa se busca al tonto de otro pueblo.
     “Eres más tonto que el tonto Valdorros”. 
      O este otro.
      “Se hace el tonto como la virgen de Anguix”.  
    También recuerdo una frase que daba a entender lo belicosos que eran los jóvenes de los de otros pueblos.
        Dice, que los de Roa en plan chulo, acostumbraban a decir:
     “Aparta que soy de Roa”
     Y que los de La Horra contestaban:
      “Y yo de La Horra galán“ 
     Y que sólamente esto era el detonante para enzarzarse en una pelea.
    En esos otros pueblos, dicen que los de Torresandino eran temidos porque siempre llevaban la navaja dispuesta, y la sacaban con facilidad. Y las frases que nos atribuyen, era: “Anda jeta”. Y también “Anda entrepato”. Supongo que éstas eran en plan de colegas, y sin ningún matiz ofensivo.








jueves, 6 de agosto de 2015

Mis Raíces Casconas - 9 - CÁNDIDO Y ANTOLINA


CANDIDO Y ANTOLINA



Mi padre, Cándido (año 1994).
Mis padres: Cándido nació, en junio de 1921 y fue un hombre corriente con una estatura de 1,64m que correspondería a la media de la época en el pueblo y unos 75 Kg en sus buenos tiempos que tuvo una salud bastante delicada, no obstante “disfrutó” de la existencia hasta abril del año 97, con 76 de edad lo que equivale a mucho más que la media nacional en esa fecha, cuando la esperanza media de vida en España cuando nació, era de 55 años. Antolina nació en abril del 1922, ya es nonagenaria, y con ánimos para centenaria. Ambos, vivieron al igual que todos los de su época, una vida de sacrificios, por hacer la de sus hijos menos penosa dentro de sus posibilidades, supliendo para ello la falta de medios con la constancia en el trabajo. Dedicaron toda su juventud a las “faenas” del campo, aunque en su adolescencia ya tenían claro que no era ése el curso que deseaban dar a sus vidas. Los años fueron pasando sin embargo,  trabajando codo con codo y año tras año por salir adelante sin conseguir que la tierra les concediera mínimamente los frutos anhelados. Sería en los años 60 cuando finalmente consiguieron darle a su existencia otro rumbo, pero para ello hubieron de emigrar a la ciudad y reorganizar sus vidas en una nueva tierra.

Eran una pareja corriente, con el rostro curtido por el trabajo al aire libre, y con su indumentaria bastante parecida a la de sus progenitores: El, con albarcas, chaqueta de pana y boina. Ella, alpargatas de esparto, delantal y pañuelo a la cabeza.

En su etapa en Basauri, adoptaron las costumbres de vestir de la ciudad, copiando de sus nuevos convecinos y mi padre, reacio a dejar la inseparable boina, la cambió por txapela de más amplitud, al uso de las Vascongadas.

Enumerar las cualidades que determinarían como era mi padre resultaría bastante jactancioso por mi parte. Obviamente. ¡Qué voy a decir yo de mi padre! Para simplificar, solamente diré que era muy parecido al suyo, un esforzado y honrado trabajador, pero en lo que respecta a la formación escolar, a diferencia de que Enedino no tuvo ninguna, Cándido superó al resto de sus compañeros de clase obteniendo por ello una medalla de oro que el ayuntamiento concedía los años anteriores a la guerra civil y que años después su madre tuvo que empeñar para pagar alguna fianza de la tienda. (Esta explicación daba, cuando se le preguntaba qué fue del galardón). Después quiso ir con los frailes para poder seguir estudiando, pero su padre no se lo permitió por ser el hijo mayor, la ayuda tanto tiempo esperada. “El saber no ocupa lugar” y en la vida siempre se desenvolvió bien con sus cuentas, pero siempre le quedó el hambre del saber insatisfecho. No obstante, su preparación le animó para acometer los pequeños negocios en que se involucró en su etapa como emigrante y que le resultaron gratos y provechosos.

No fue un bebedor empedernido, pero le gustaba tomar algún vasito entre horas y en las comidas. En cuanto a fumar, tenía vicio, y acostumbraba a liar él mismo sus cigarrillos con tabaco picado de importación.

En lo que respecta a mi madre, era en su juventud una mujer de 58kg pero muy afanosa que atendía el hogar, los niños, y las comidas.



Mis padres, Antolina y Cándido
(
año 1944).

Siempre se le dieron bien los trabajos  en punto y confeccionaba jerséis u otras prendas para toda la familia pero no parecía quedar satisfecha con eso, que continuamente criaba gallinas, uno o dos  cerdos y conejos. Todo esto llevaba muchas horas y esfuerzos, sobretodo sin agua corriente en casa. Además en muchas ocasiones acompañaba a su esposo al campo supliendo la necesidad de un jornalero. Y por si esto fuera poco, no puedo callar el gran mérito que supone el asistir durante unos años a clases de formación de adultos para la alfabetización de la ciudadanía, con resultados excelentes, superando así la gran deficiencia arrastrada desde su infancia consecuencia de la falta de un padre. Sí, mi abuela Eusebia fue madre soltera, vivía en Tórtoles, la más pobre en su pueblo, pero también la más estimada por todo el mundo.

jueves, 19 de marzo de 2015

Mis Raíces Casconas - 4 - TORRESANDINO


TORRESANDINO


     
Torresandino es el epicentro de esta narración. Es un pueblo pequeño, pero no demasiado comparado con la mayoría de los que pueblan las zonas rurales castellanas y está situado al sur de la provincia de Burgos y para concretar más, lo podemos definir como la capital del Esgueva burgalés. A 71km de distancia a la capital de provincia, a 15Km de Roa de Duero y a 33 Km de Aranda de Duero. Ya no somos de Castilla la Vieja, como aprendimos en nuestros estudios primarios, que ahora, en una más reciente distribución política del país estamos incluidos en la comunidad de Castilla y León. Desde 1995 está asignado al partido judicial de Aranda de Duero, en lugar de Lerma como en nuestra infancia. Otro cambio está en su nombre, que era Torresandino de Esgueva y le han quitado el Esgueva, pero no le sustituyen por de La Ribera, o de Duero, simplemente se ha quedado sin apellido en esta corriente de las modas. Es decir, Torresandino, o entre los chavales, simplemente Torre.

 
   La orografía está definida principalmente por la cuenca del río Esgueva, y sus afluentes: el Henar (Aguachal) y los arroyos de Quintanilla, y del Manzano. A excepción de estos pequeños valles el terreno del término municipal es meseta con escasas elevaciones y sus puntos culminantes son: Las Revillas 951m, Los Cascajos 949m, Montón de Trigo 946m, El Otero 946m y Canaleja 942m. La cota menor la da el rio con 836 por la raya de Villovela y el núcleo urbano está a una altura sobre el nivel del mar de 847m, y su punto máximo, El Castillo, 879m. 
 



  Hay evidencias de que ya en tiempos de los celtas estas tierras estaban habitadas por pequeños poblados, que continuaban en época romana. Pero no es hasta el siglo IX, que un tal señor Sendino levantó una fortaleza que tenía una gran torre y  una muralla para proteger el conjunto del casco antiguo, lo que dio nombre al poblado como Torre Sendino, o Torredesendino.
      La evolución de la población fue constante, y aparece con 944h. en el año 1900, según el INE Instituto Nacional de Estadística. En el último siglo, ha sido claramente ascendente hasta mediado el siglo y a partir del año 1960 con 1408h comenzó la regresión demográfica, que hizo caer hasta 838h en el 2000, consecuencia de una gran emigración, al coincidir varios años de pésimas cosechas e incorporarse a la vez la mecanización del campo que eliminó la necesidad de contratar mano de obra y ante la falta de cualquier otra perspectiva económica en la región. La provincia receptora de este potencial humano fue Vizcaya, principalmente.
     ¿De no ser por el Monte, qué hubiera sido? Me refiero al Monte de 2500Ha de terreno que desde las primeras décadas del siglo XX, tras litigar con Villafruela por su posesión, están disfrutando los vecinos de Torresandino. Este terreno se dividió en partes denominadas suertes, que se concedían a todos los vecinos de la localidad. Parece estar fuera de toda duda que, al disponer de terreno, algunos labradores se animaron a seguir intentándolo, incorporando el tractor, que en unos diez años acabó sustituyendo los medios anteriores ya anticuados, para entrar de lleno en la revolución del campo castellano. Sobre el año 1953 existían en el pueblo dedicados a la agricultura tres parejas de bueyes / vacas, doscientas parejas de mulos, una treintena de caballos y algún que otro asno. A éstos habría que añadir los burros que decía Don Pelayo (maestro de enseñanza primaria) que él tenía en la escuela.

Ayuntamiento

   Qué tiempos aquellos, y qué cambio se consiguió en la vida del campesino. Otro cambio ventajoso, reconocido por los propios interesados, sería la tan traída y llevada concentración parcelaria, de la que ya se tenía listos los trabajos de estudio peritación y planos de la nueva distribución de los terrenos, pero que por el egoísmo y la envidia, todos decían que perdían con el cambio. Hoy, todos desean su puesta en marcha. Tal vez el próximo año será. 




sábado, 3 de enero de 2015

Mis Raíces Casconas - 2 - IDENTIDAD


IDENTIDAD

  Soy Francisco, o familiarmente Paco. Mis padres vivían en Torresandino, un pueblo burgalés cuando me llegó el momento de salir al mundo. Según me han contado era un lunes con luna nueva, y lo primero que oí decir fue: “Antolina, es un niño”. Esta frase dirigida a mi madre, hablaba de mí y aunque yo no lo entendí muy bien, percibí que eso hizo que se pusieran contentos, especialmente Cándido, mi padre. Ocurría en una anticuada habitación del ajado domicilio conyugal en la calle que es hoy la Avenida de las Escuelas, aquel edificio cochambroso ya no existe y mi residencia de la infancia (que tampoco está ya), fue en la calle La Empedrada. Mis ratos de ocio, los pasaba mayormente por la zona de Las Boticarias y el Corral de Pineda. Después cuando contaba yo con 11 años, emigré con toda la familia aunque no hemos dejado de volver en vacaciones, a la calle Arriba (Calle San Andrés). Por lo tanto, soy de Torresandino, un lugar de la España profunda, de cuyo nombre jamás dejaré de acordarme, porque llevo con mucho orgullo el gentilicio de CASCON, aceptado por todos los nacidos en esta tierra. 

  Reconozco que para la elección de mi nombre fue un poco providencial que mi padre se encontrase con Dionisia la esposa del Pasiego, que le persuadió sobre el nombre del santoral del día 4 de junio, cuando él ya se dirigía a registrarme con otro mucho más arcaico pero al parecer en memoria de un familiar. Efectivamente, San Francisco de Caracciolo un santo italiano del siglo XVII murió en esa fecha, Tuve suerte, porque también se celebra el mismo día San Croidano, San Oprato, San Medano y San Metrósfones.

  En cuanto a mi apellido, García es conocido que desde la historia antigua hasta hoy, hubo reyes, presentadores de TV, conquistadores, directores de cine, médicos, escritores, investigadores, periodistas y en cualquier otra faceta de la existencia humana, pero no pretendo averiguar si este humilde servidor, entronca con nadie en especial, que sería una ardua tarea remontarse en la oscuridad de los tiempos. Dejando de lado el linaje o la genealogía del apellido, me reafirmo en que desciendo de una clase social que no tuvo títulos ni privilegios y sin embargo hasta donde he podido informarme, fueron siempre estimados y tenidos por gente noble y honrada. Sí voy a presumir de la heráldica y decir, como reza en nuestro escudo, DE GARCIA NADIE DIGA.



  Siempre pensé que mi trabajo no era lo que a mí me hubiera gustado hacer. Y que de poder elegir, mi inclinación sería letras. Claro que la vida todo lo tergiversa y me dio la primera oportunidad en ciencias, que me fue bien y no podía  quejarme. Unido a un trabajo que me dió cierta seguridad,  un sueldo interesante que no quería dejar, posibilidades de promocionar y adiós muy buenas, que me duró 46 años. En eso me quedé. Hoy ya tengo 61 años de edad, trabajaba como técnico industrial, pero en este momento en paro, despedido por quiebra de la empresa y sin trabajo por culpa de la crisis general. A esta edad, encontrar otro trabajo sería un sueño. Espero prejubilarme cuando se me termine el subsidio de desempleo, por lo tanto, ahora soy un parado más de las listas del Instituto Nacional de Empleo (INEM) y después pasaré a ser un pensionista más de la Seguridad Social (SS). Ya es demasiado tarde para empezar, pero como tiempo me sobra, nada me impide que haga unos pinitos, escribiendo en mis ratos libres, para satisfacer mi propia curiosidad. 

  Yo,Francisco año 1960


  En todo este tiempo, me ha tocado vivir muchas cosas: Las amargas, mejor no sacarlas del olvido pero otras merece la pena recordarlas, como los grandes momentos de nuestras vidas. Me casé con Mª Nieves Herrería y tuvimos a Edurne, ésta se casó con Alejandro Garmón, y ya tenemos un nietecillo, Asier. Somos además parte de una gran familia, que como diría S.M. D. Juan Carlos, “nos llena de orgullo y satisfacción”. -La vida sigue-.