AFICIONES
La tuta o tarusa |
Otra de las aficiones que tenían y continúa entre los jóvenes es el juego de pelota, entre los mozos del pueblo, o contra los de los alrededores; se jugaba en la pared de atrás de la iglesia a las horas que no había culto y congregaba aficionados y curiosos; hoy ya se dispone de un nuevo frontón reglamentario y en fiestas siempre se programa algún partido exhibición para deleite de los aficionados, que son muchos.
Los naipes tenían un gran espacio con diversidad de juegos, unos para los hombres en bodeguillas y bares: gilé, julepe, con dinero en juego, mus, subastado, tute, jugándose el porrón de vino y otros para las mujeres que se reunían hoy en casa de una, mañana en casa de otra: brisca, la escoba, siete y media, con la calderilla en juego;
Muchas jóvenes eran aficionadas a las labores en punto ganchillo o bordado y los días festivos solían preparar en cuadrilla algún dulce, como el guirlache, o cagadillo como se llama en el pueblo, poniendo los ingredientes entre todas, que como dice el refrán “a medias, a poco toca” y que así les servía para invitar a los chicos por la tarde cuando iban al baile.
La bodega que casi todos los vecinos tenían en lo que llamamos El Castillo siempre bien surtida del vino de La Ribera, solía ser lugar de reunión de la juventud, donde compartían sus problemas además de sacar a conocimiento general los últimos chismes y chascarrillos populares o las noticias del país que les relataba algún privilegiado que ya disponía de la “arradio”. Muchas jóvenes eran aficionadas a las labores en punto ganchillo o bordado y los días festivos solían preparar en cuadrilla algún dulce, como el guirlache, o cagadillo como se llama en el pueblo, poniendo los ingredientes entre todas, que como dice el refrán “a medias, a poco toca” y que así les servía para invitar a los chicos por la tarde cuando iban al baile. La bodega que casi todos los vecinos tenían en lo que llamamos El Castillo siempre bien surtida del vino de La Ribera, solía ser lugar de reunión de la juventud, donde compartían sus problemas además de sacar a conocimiento general los últimos chismes y chascarrillos populares o las noticias del país que les relataba algún privilegiado que ya disponía de la “arradio”.
El juego que usted llama de la tuta, en mi pueblo, Quintanaloranco, se llamaba de los tejos. Se tiraban los tejos, esos discos de hierro, desde lejos y de forma rasante, contra la uta o huta. Encima de la uta estaban las monedas apostadas (a veces algún billete). El que derribaba la uta se ganaba las monedas que habían quedado más cerca del tejo que de la uta. Creo que la expresión "tirar los tejos" proviene de este juego.
ResponderEliminarAprovecho la ocasión para invitarle a conocer mi blog plantararboles.blogspot.com
Un manual sencillo para que los amantes de la naturaleza podamos reforestar, casi sobre la marcha, sembrando las semillas que producen los árboles y arbustos autóctonos de nuestra propia región.
Salud, José Luis Sáez Sáez.