lunes, 5 de septiembre de 2022

Iglesia de Torresandino





Iglesia de Torresandino:

La iglesia de la villa cascona está dedicada al Santo Patrón, San Martín Obispo. Se ubica junto al Ayuntamiento en una parte elevada del centro. La parte más antigua, es decir la torre campanario, se construyó en estilo románico tardío en el siglo XIII, reutilizando parte de las piedras de la fortificación medieval que dio origen y nombre a la villa, la torre del Señor Sendino, que en esta época ya estaba obsoleta. De este primer momento constructivo serían también dos columnas situadas al inicio del actual crucero, así como la entrada principal, adornada con siete arcos apuntados superpuestos del románico tardío y sobre ella en la fachada, cinco originales arquillos ciegos.









El trazado románico original sufrió múltiples reformas en los siglos XIV y XV que fueron transformando el edificio con nervaduras de estilo gótico que se pueden observar en el techo de la fábrica antigua.

En el siglo XVI decidieron edificar un templo nuevo renacentista y para ello se contrató una cuadrilla de maestros canteros según consta en los Archivos Históricos de Burgos, dirigidos por Juan de la Puente, discípulo de Rodrigo Gil de Ontañón, el que fuera arquitecto mayor de la construcción de la catedral de Segovia y la de Salamanca. Otros con experiencia notable eran Martín de Bérriz y Juan de Ibiñarriaga, que habían trabajado a las órdenes de Juan de Herrera en el Monasterio del Escorial. En septiembre del año 1568 empezaron por el ábside, para seguir con el presbiterio y un nuevo crucero.

El propósito era continuar hasta sustituir totalmente lo antiguo con un magnífico edificio de mayor longitud, amplitud y techos más altos. Pero la gran remodelación se suspendió tres años después por causas económicas. Al detener el proyecto, se fusionó la parte nueva con la vieja quedando diáfano su interior al retirar el ábside antiguo. Esta es la razón del aspecto actual de obra inacabada. Así fue como se salvó la parte del templo románico que aún hoy apreciamos los parroquianos y es un referente en el denominado románico del Esgueva.










En su interior tenemos una iglesia con planta de cruz latina, de cúpula alta en el crucero y en el cañón del transepto que se reduce de forma natural en el presbiterio hacia el ábside y se repite hacia atrás. De la parte original queda, la nave principal con pequeñas capillas y atrás el coro elevado bajo la torre campanario.









El retablo mayor data de la segunda mitad del siglo XVII y es de estilo barroco dorado. La parte inferior, que sirve de base, se llama banco de retablo y es, sobre el centro de este, donde se encuentra el sagrario. A ambos lados, varios bajorrelieves representando escenas de catequesis como medio didáctico, al mismo nivel. Por encima, tres cuerpos cada uno de tres calles verticales. En la central del primero, está el santo patrón de la parroquia, San Martín Obispo partiendo su capa con un pobre. Sobre él, en el segundo cuerpo, la Ascensión de Nuestra Señora y en el ático, Cristo Crucificado. En las puertas de las calles de la derecha e izquierda se muestran tablas sobre lienzos con pinturas de personas próximas a Jesús. Respectivamente: San Pedro Apóstol y San Juan Bautista degollado. San Pablo y San José con el niño Jesús. Adornan el conjunto cuatro columnas clásicas con capitel corintio y fuste estriado.








Un elemento que destaca en el interior es una talla gótica, que data de finales del siglo XII o principios del XIII, de Nuestra Señora de los Valles, que originalmente se encontraba en el monasterio del mismo nombre perteneciente en su día a la orden de Carmelitas Calzados, hoy en ruinas. Preside un retablo barroco del s. XVIII que comparte con San Martín de Tours a su derecha y San Juan Bautista, separados por cuatro columnas clásicas con capitel corintio y fuste salomónico.








A la izquierda de la nave principal (parte antigua) tenemos una capilla a tener en cuenta. Instalado en un retablo de madera ennegrecida de la segunda mitad del siglo XVII, llama la atención un Cristo en el descendimiento con un brazo descolgado, con formas y trazas góticas de mediados del siglo XIV.








En el lado derecho de la nave central y frente al retablo anterior, está el dedicado a nuestra Señora la Virgen de Carmen, que el día 16 de julio sacamos en carroza por las calles del pueblo, bailando en su honor entre vítores y vivas.








A la dcha. de la nave central en el transepto, imagen barroca gótico tardía de la Virgen del Rosario con el niño realizada en el siglo XV a XVI que se complementa con otra talla barroca de Santa Teresa, en el ático. El retablo es de la 2ª mitad del siglo XVII.

A la izda. de la nave central en el transepto, retablo de finales del siglo XVIII dedicado a San Vicente Mártir, que se completa con San Andrés Apóstol en el ático.

Por motivos obvios, en un pueblo que se dedica principalmente a la labranza, San Isidro Labrador tiene también su espacio, aunque la fe y las rogativas que antaño se le dedicaba pasaron a la historia.

La pila bautismal de gran tamaño que hoy ocupa un lugar destacado en el crucero es del siglo XVII con trazas renacentistas y que bien podría atribuirse su manufactura al maestro cantero Juan de Ibiñarriaga.









Fuentes:

“El maestro de cantería Juan de la puente. Obras burgalesas.”; Alberto Cayetano Ibáñez Pérez; Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, 1989, N.55, pags.307-322 (Universidad de Valladolid)

“Lo que dicen unos «papeles» sociales del siglo XVI que hay en Guernica”; Florencio Amador Carrandi; Revista internacional de los estudios vascos, RIEV, ISSN 0212-7016, Vol. 24, Nº. 3, 1933, págs. 359-361