sábado, 15 de diciembre de 2018

El alzhéimer.



A MIS ABUELOS


En la casa de mis abuelos Enedino y Petra los problemas llegarían cuando aún estaban allí en el pueblo. Todos sus hijos habían marchado ya en busca de otros horizontes que resultaran menos penosos y tal vez más fructíferos. Pero para ellos daba comienzo esa etapa de la vida en que por una u otra razón poco a poco nos vamos convirtiendo en seres dependientes aunque aún no fuera evidente. El cuadro que se presentaba a corto plazo les hacía candidatos como a tantos otros que llegando a cierta edad se ven afectados por alguna minusvalía de al menos uno de ellos. Sólo que en su caso por partida doble: Enedino, se quedaba ciego sin solución y Petra afectada por el alzhéimer. Él conocía el diagnóstico de la incipiente enfermedad de ella desde hacía unos meses y que como le habían explicado los especialistas era cuestión de tiempo el que antes o después tendrían que acatar el requerimiento desinteresado de sus hijos, para trasladarse a la ciudad a vivir con ellos, pero percibía la resistencia de Petra a salir de su hogar y no quería desairarla. Con el paso del tiempo el abuelo hubo de recurrir a la amabilidad de los vecinos, que se preocupaban y amablemente le ayudaban a superar distintas situaciones. Finalmente, preocupados llamaron a los hijos y les pusieron al corriente de los pormenores diarios al respecto. Estos ya lo habían hablado entre ellos sobre adoptar el régimen de tenerlos de forma rotativa por meses, que al ser seis hijos, resultaba llevadero. Todos de acuerdo, los abuelos llegaron a la ciudad el año 1963.

Tal como se había pronosticado, fueron llegando los cambios en la salud de Petra, que los primeros años no requería permanecer en casa ni vigilancia constante. En determinadas ocasiones, quedaba margen para el humor, haciendo bueno el proverbio que dice: Si surge una ocasión para reír, aprovéchala, ya llegarán también el tiempo para llorar. Mes tras mes asistíamos con resignación a una pérdida ralentizada apenas imperceptible de los recuerdos más recientes, como páginas que se iban cerrando en la memoria y el olvido seguía avanzando en vertiginosa carrera de retroceso hacia la adolescencia y la niñez, etapas que aunque también estaban avocadas a desaparecer, parecían resistir algo más e incluso daba la impresión de que se refrescaban, que capítulos ya perdidos volvían, permitiendo al enfermo recordar letras de canciones infantiles ya olvidadas y, que otras personas de su generación únicamente las rememoraban al escucharlas.

Paralelamente empezó a producirse un deterioro despiadado de la parte humana

Dice un refrán que ojos que no ven, corazón que no siente. Nada más lejos de la realidad, me consta que el abuelo aunque tratáramos de ocultarle aquellos afligidos episodios sufrió demasiados disgustos y cada vez con más frecuencia al percibir el problema de su esposa y encontrarse impotente para hacer algo más. Así se fueron transcurriendo los días, que por qué no, también disfrutábamos algunos ratos muy agradablemente, escuchando al abuelo graciosos episodios de su juventud. Fuimos arrancando las hojas del calendario y el año 1972 con 80 años Enedino se acercaba a su final. Una larga noche llamó a sus hijos junto a su lecho y les pidió que cuidaran a su madre entre todos, como buenos hermanos, para terminar con: “Que nadie en el pueblo pueda hablar mal de esta familia”. Y se marchó. Tenía muy bien la cabeza, pero su corazón ya no aguantó al amanecer.

Petra se quedó otro lustro más en este mundo a pesar de que su cuerpo ya parecía haber traspasado los límites del más allá. Su buen apetito le proporcionaba energías pero la movilidad paulatinamente se estaba reduciendo. Mientras el abuelo vivía, en algunos ratos que su esposa no se dejaba llevar era él quien le apaciguaba y calmaba porque tenía sobre ella cierta influencia mientras que los demás nos servíamos de engaños que una vez valían y otras no. Todos en casa echábamos una mano para estar al cuidado de ella porque eran pocos los días que se mantenía sosegada. Yo como uno de sus nietos con veinticinco años viví alguno de aquellos episodios que ahora relataré:

Estábamos, solos en casa un viernes por la tarde, y mi madre había tenido que salir al supermercado para las compras del fin de semana yo me quedé hasta que regresase. Habíamos pasado el rato entretenidos pasándole viejas revistas que ojeaba fijándose en las fotografías y algunos títulos, pero inesperadamente dijo:

‑Hasta mañana, ya me voy para mi casita.

‑Que no, abuela, cómo dices ésas cosas, que ya vives aquí.

—Sí, porque tú lo digas. Yo tengo mi casa y tengo que irme ya, porque volverá mi padre de trabajar, y yo de correcalles por aquí.

— ¡Pero abuela! A tu padre ni siquiera le conocí yo, dónde estarán sus huesos; que tú ya tienes ochenta años.

—Tú a mí no me llames abuela que no somos ni parientes ni nada.

—No digas ésas cosas abuela. Mira, yo soy tu nieto Paquito, ¿te acuerdas? soy hijo de Cándido, el mayor de los tuyos.

— ¿Yo hijos? Pues pa`que lo sepas tú mocoso, yo no tengo hijos y estoy soltera y entera.

—Vale, pero se lo voy a decir a mi padre.

—Por mí, se lo puedes decir a quien quieras y ahora ya sí que me voy que todo el día por ahí, no puede ser, qué dirá mi padre el pobre que volverá del campo y no le he preparado la cena.

—Estate tranquila que si es por eso, le mandamos un recado para que venga él aquí y así cenamos juntos y os vais después para vuestra casa

—Pero es que tengo que recoger a las gallinas y ponerlas el pienso.

—Bueno, vamos entonces, ya te acompaño, pero ayúdame a recoger la cocina, no nos vamos a ir y dejar todo tirado. Toma pasa tú la escoba.

De momento parece que ganamos la batalla, esta vez se pasó el momento de perturbación y volvimos a la rutina. Un retal de tela, una aguja hilvanada y su ausencia hacen que la creatividad sea nula, su mente vacía de contenidos no avanza porque no sabe lo que está haciendo y a la segunda puntada no recuerda si está descosiendo, cosiendo, repasando, zurciendo o hilvanando, pero con cualquier actividad se entretiene y mata el tiempo evitando ramalazos repentinos que la obcecan y llevan a una situación momentáneamente difícil. Mi madre ha vuelto y la pongo al corriente. Me cuenta que la misma situación, se le dio a ella hace dos días, con similares palabras, pero que como no se calmaba la siguió la corriente y ambas dieron la vuelta a la manzana hasta que se cansó y aceptó de buen grado regresar, olvidada ya totalmente la disputa.

Sábado y domingo eran días que recibía muchas visitas de familia o conocidos y las horas pasaban más distraídas incluso quizás sacaba a la abuela de su ensimismamiento resultando que el transcurrir de las horas fuese casi placentero. Hasta se deseaba que surgiera algún episodio en presencia de sus hijos para que pudieran constatar por sí mismos el avance de la enfermedad.

El lunes yo tenía día libre y ayudaba en casa dispensando mis atenciones a la abuela para que Antolina, mi madre, quedara libre para hacer las habitaciones, la compra o el planchado. Cuando concluyó lo más perentorio, me dijo que si yo tenía que salir ya podía hacerlo pero como no había ninguna prisa estuvimos charlando.

—Estoy pendiente —me dijo– de que la abuela lleva dos días que no hace cacas, y aunque le pongo pañales parece que la molesta e intenta quitárselos, con el resultado de que antes de que me dé cuenta va enciscando toda la casa. He probado poniéndola sentada con paciencia en el inodoro, pero no he conseguido nada y no puedo estar ahí todo el día.

—Si quieres podemos hacer la prueba otra vez por ver si hay suerte, ya me quedo yo con ella entreteniéndola.

—Por intentarlo que no quede, —aceptó mi madre.

Como el pudor hacía tiempo había dejado de tener importancia, tomamos posiciones, ella no puso objeciones a sentarse en la taza y a su lado coloqué una banqueta para mí, por si la espera se alargaba. En fin, que de esta guisa comenzamos a disertar sobre temas de Maricastaña. Un tanto hastiado ya de la larga plática, llamé a mi madre y le comuniqué que abandonaba ya el experimento.

—Qué pena que no lo haga ahora, porque dentro de un rato le saldrá cuando no lo esperemos y se embadurnará antes de que nos demos cuenta.

—Abuela, hace unos días que no haces del cuerpo, por qué no haces unas pequeñas fuerzas a ver, ya sabes intenta tirarte una pedorreta, le insté.

Nos miraba, pero no colaboraba. Se lo volvíamos a pedir con otras palabras y actitudes porque seguro que ante semejante impotencia, nuestro estado de ánimo iba decayendo.

—Anda abuela, te lo pido por última vez. Haz un esfuerzo.

—Ya, que te crees tú que nada más que porque sí. Vas listo si te crees que voy a hacer lo que tú quieras.

El gesto era elocuente, estaba completamente convencida; tanto como lo estaba su nuera que presagiaba lo que vendría más tarde.

La llegada de Cándido, mi padre dilató un poco más la situación, le comentamos el vano intento y los pormenores de la infructuosa conversación con su madre.

—Pero madre, por qué no lo intentas –La animaba‑, verás qué bien te quedas.

— Yo, sin permiso de mi padre no hago nada –Era su respuesta.

—Madre –insistía Cándido con mucho cariño, aunque más que como un nuevo argumento por convencerla, ahora como una intentona por abstraerla de su mundo de ficción y devolverla a la realidad‑. Tu padre hace mucho que murió, tu marido que era mí padre, también falleció, hazme caso a mí que soy tu hijo mayor.

— ¡Cómo que mi hijo! ¡Y qué dices de marido, si yo soy soltera!

Cándido recordó por un breve momento sus años de vida, criado y educado en el entorno de un hogar en el que florecía el amor. ¿Qué haría su progenitor en este momento tan tremendo? ¿Qué diría y qué tono utilizaría para no herir en sus sentimientos a su querida esposa? Él que siempre la supo llevar, ¿cómo lo haría ahora? Miraba a su madre pero no la veía. Tenía los ojos vidriados por las lágrimas que repentinamente habían asomado bajo sus párpados. Quería decirle algo, pero no podía. Un nudo se le había cruzado en la garganta. Ocultó la cara en sus manos y se retiró hacia su habitación. Iba llorando y de su garganta salió como un quejido, una sola palabra. ¡Diooos! Algo en esa palabra me recuerda la súplica de Jesús en el Monte de Los Olivos. “Si es posible Padre, aparta de mí este Cáliz“. Tal era el dolor ante la imposibilidad de hacer algo para recuperar a su madre. Rescatarla del pozo sin fondo donde estaba cayendo.

La siguiente etapa fue muy diferente, el cuerpo estaba ya bastante atrofiado, había perdido la movilidad y poco a poco también el habla, para levantarle y acostarle se requería de dos adultos y después pasaba el día en una silla y por último en la cama. Casi un vegetal. Finalmente desapareció todo rastro de memoria que pudiera quedar en un cuerpo deshumanizado. Paralelamente el cuerpo, antaño esbelto había perdido todo su esplendor quedando reducido a huesos y piel con sólo una pequeña llama de aliento vital que obligaba a continuar alimentando ese cuerpo mientras ése fuego no se hubiera extinguido.

Quizás sea ésta la metamorfosis necesaria para poder acceder al más allá. Este es el fin. Por hoy, el único posible.

FIN

domingo, 18 de noviembre de 2018

Mis Raices Casconas - FIN

         



He llegado al final de los 45 capítulos que denomino, Mis Raices  Casconas - UNOS SURCOS EN LO BALDÍO -. Espero haber cumplido con las expectativas generadas con este tema al principio que tal vez yo he tratado de una forma demasiado personal. A partir de ahora mis intervenciones mensuales seguirán otro rumbo con trabajos variados que darán continuidad a este blog.


BIOGRAFIA Y SIPNOSIS 


BIOGRAFIA.-

Mi nombre, Francisco García. Nací en Torresandino (Burgos), el 04-06-1951 Desde 1963 vivo en Basauri (Vizcaya). Estudié maestría electrónica con los PP. JJ. De Indauchu (Bilbao) y trabajé como técnico industrial durante 46 años. Hoy estoy ya retirado y practico mi afición por escribir, que era algo que tenía pendiente. Mi mayor satisfacción en este campo fue ganar el primer premio para adultos del IV Concurso literario Arsenio Escolar de Torresandino. 


SIPNOSIS.-

En este trabajo de cerca de 180 páginas doy una visión particular sobre la vida en el campo castellano a mediados del pasado siglo a través de recuerdos de varias generaciones de una familia emigrante, sobre mi pueblo natal; se lee fácilmente, pues son capítulos independientes, sin ningún hilo conductor. Algunas descripciones, están basadas en hechos estrictamente reales, pero otros son solo cuentos, pero entre sus líneas contienen información sobre la rutina de la vida diaria. 




martes, 16 de octubre de 2018

Mis Raices Casconas - 45 - DESPUÉS DE TU MARCHA

DESPUÉS DE TU MARCHA



       ¡Ay abuelo! Como ha cambiado la vida. Si alguien te hubiera dicho que desde ese monte que conociste bien, pongamos por ejemplo en la zona de los Caserones, que está más o menos a 15 Km del pueblo, los labradores hablarían por teléfono con su mujer sin parar de arar con el tractor, con una temperatura en la cabina de los grados que quiera elegir, si 20, pues 20 si ese es su deseo, aunque fuera haga 40 y cerveza helada si les gusta así, a la vez que se distraen viendo el parte meteorológico en una pantalla de TV. , Y que son capaces de realizar en 2 horas, el trabajo que tú hubieras tardado 3 días, seguro que pensarías que te has tropezado con un escapado del manicomio.
       En realidad, es que se ha trastocado todo. ¿Si alguien te hubiera dicho que el vino de La Ribera competiría con lo mejor de España? ¿Y si hubieras escuchado que desde el gobierno te darían dinero por no sembrar nada en tus tierras? ¿Y que la mayoría de los matrimonios sólo tienen un hijo por propia voluntad? ¿O qué la mayoría de los chicos y chicas no están interesadas en casarse hasta pasados los 30 años?¿Y cómo te lo tomarías si te explicara el veterinario que ya no hace falta llevar a la cerda al verraco?, Pero lo que es más serio; ¿que la mujer tampoco necesita de la participación del hombre para ser madre? No, no te estoy hablando del milagro de la Inmaculada Concepción, sino de algo ya generalizado, al alcance de todas las mujeres.
     Ya nada es como era y pienso que ha empezado una gran revolución, algo similar a lo que debió de ocurrir, cuando los hombres en la prehistoria descubrieron el fuego y empezaron a utilizarlo, consiguiendo evolucionar hacia los cambios que llevarían al hombre a la civilización. La gran diferencia entre una y otra revolución es que aunque aquella necesitó de muchos miles de años, trajo el progreso. Y ésta va a una velocidad que da miedo solamente pensar que la vertiginosa escalada podría terminar en una involución catastrófica.
       Cuando dentro de unos años yo pueda mantener con mi nieto una conversación de adulto, le contaré que cuando yo iba a la escuela Grupo Escolar Virgen del Carmen de Toqrresandino, no había walkman TV, GPS, CD, DVD, blu ray, cámaras digitales, lavavajillas, neveras, teléfonos móviles, secadoras, vitrocerámica, microondas ni placa de inducción y no teníamos agua corriente, en algunos pueblos tampoco electricidad, no existían las cuentas corrientes, tarjetas de crédito ni tarjetas black u oro, no había discotecas, los viernes se prohibía comer carne, el resto de la semana no teníamos para comprarla, los domingos más por obligación que por devoción, íbamos a misa, el panadero repartía el pan, el lechero la leche, las patatas se las comprábamos al campesino, y este señor en ocasiones, nos permitía ver de donde venían los huevos o como nacían los cerditos, aún no había  supermercados porque con la tienda de ultramarinos nos apañábamos, no había gas, se cocinaba haciendo fuego con maderas que llamábamos leña en una chimenea en la cocina, un helado se compraba con 50 céntimos de peseta, (lo que significaría que con 1€  tendríamos helado casi todos los días del año.) también podíamos comer dulces, y los mayores fumaban en todos los lugares, también nos dejaban participar cuando se mataba el cerdo y no había jardín de infancia ni nos acompañaba nadie para ir al cole.  En el momento actual, nosotros mismos estamos asombrados de las formas en que hoy, podemos cocinar los alimentos o calentarlos, además de muchas otras utilidades que tenían como protagonista indispensable el fuego y hoy ya no lo es tanto. Sí abuelo. Mi nieto me dirá que no le cuente milongas que miento más que hablo, que no es posible la vida sin todas esas cosas de primera necesidad, o vete tú a saber, me puede salir diciendo: “!Jo, qué guay os lo debíais de pasar pipa¡ “
       Y la invención de nuevos ingenios no se termina. El desayuno se calienta metiéndolo al microondas (parecido a un cajón), 2 minutos es suficiente. Las cazuelas hierven en 3 minutos encima de una placa que llaman inducción  sin necesidad de que haya llama, ni partes candentes. A lo que llamamos un robot de cocina solo le tienes que meter los ingredientes y condimentos de la receta y enchufarlo, y sin fuegos ni chispas, en 1 hora está listo para comer. Casi tan rico como lo que la abuela cocinaba.(Bueno he de reconocer que no tan rico).
      ¿Dónde está el límite de esta evolución?  La necesidad de gigantescas cantidades de electricidad nos han llevado al descubrimiento de la energía nuclear, casi inagotable, pero que ya ha demostrado lo extremadamente catastrófica que puede ser ante desastres no previsibles de la naturaleza. Da miedo pensar que, esa misma peligrosidad de esta energía,  pudiera caer en manos de algún personaje “iluminado” o de algún loco de los que por distintas razones están al mando de naciones poderosas, y que un fatal día éste bonito planeta  se convierta en una ruina.
      Si pudieras salir de donde estás, para ver eso y mucho más que tampoco entenderías, te volverías otra vez a tu tumba, antes que quedarte en este mundo de locos.   

lunes, 17 de septiembre de 2018

Mis Raíces Casconas - 44 - UNIDADES DE MEDIDA ANTIGUAS


               UNIDADES DE MEDIDA ANTIGUAS


DE LONGITUD: Legua, milla.
DE CAPACIDAD para grano: Fanega, ½ fanega, celemín
DE CAPACIDAD para vino: Cántara, cuartilla, azumbre. cuartillo, ½ cuartillo
DE PESO: Arroba, libra, cuarterón
DE SUPERFICIE : Fanega, hemina, celemín
DE MONEDA: Peseta, real, perra gorda, perra chica, céntimo

DE CAPACIDAD para grano: Fanega, ½ fanega, celemínDE CAPACIDAD para vino: Cántara, cuartilla, azumbre. cuartillo, ½ cuartilloDE PESO: Arroba, libra, cuarterónDE SUPERFICIE : Fanega, hemina, celemínDE 

½ fanega


OTRAS UNIDADES ANTIGUAS

ALMUENZA: Lo que se coge con las dos manos

PUÑAO: Porción de algo que se coge con una mano.

CUARTA: Un palmo.

BRAZADA: Lo que puedes abrazar con los brazos.

ZANCADA: Paso largo aproximado a un metro.

PERRA GORDA: Fracción de peseta = 0.10

PERRA CHICA: Fracción de peseta= 0.05

REAL: Fracción de peseta= 0.25

RUBIA/PELA: Una peseta.

DURO/PAVO: Múltiplo de peseta = 5 



                                                     Cinco Céntimos

viernes, 6 de julio de 2018

Mis Raíces Casconas - 43 - VOCABULARIO ANTIGUO



                 VOCABULARIO  ANTIGUO  DE  TORRE

     Del mismo modo que se dice que ciertas especies de animales y plantas están amenazados de extinción, también están en peligro de desaparición palabras que pertenecen a nuestro patrimonio lingüístico más auténtico. Esta es una pequeña muestra.

ÁBATE: expresión, como “pues anda que... ”
ACHIPERRES: Trastos viejos, objetos sin utilidad.
ACIGÜEMBRE: Baya del color y forma de la uva verde, comestible agridulce.
AFOTO: Foto.
AMOTO: Moto.
ARRADIO:  Radio.
AGIGOLAR: Sofocar.
ALFORJA: Zurrón de 2 bolsos que cuelga del hombro.
ALICOTO: Juego infantil.
ALMUENZA: Lo que se puede coger con las dos manos.
ALMUERZO: Se dice de la comida de 10 a 11h AM.
APEROS: Los útiles para el trabajo del labrador.
APOSTA: Intencionadamente.
ARGALLARSE: Inclinarse.
ARRECIRSE: Pasar mucho frío.
AVÍO: Las viandas para llevar al trabajo.
BALAGUERO: Montón alargado de mieses trilladas.
BALDAO: Estar muy cansado.
BARDAL: Cubierta con ramaje de sarmientos u otra leña, sobre tapias del corral asegurada con piedras.
BAREAR: Hacer caer las nueces con un palo.
BARRUNTAR: Presentir. Se barrunta tormenta.
BELAY: Expresión como “A ver si así... ”
BERROJO: Cerrojo.
BOLLAO: Voz de mando para caballerías. A la derecha.
BOTAGUEÑA: Embutido de inferior calidad.
BOTIN: Deformación de bota destinada a contener vino.
BUJERO: Agujero.
CACHAZA: Indolencia, tranquilidad excesiva.
CAGADILLO: Guirlache con azúcar y almendras.
CAMIZADERA: Apero para la recogida de la trilla.
CAMUÑAS: Personaje malvado de ficción.
CASCAGÜES: Cacahuete.
CHICHORRAS ESTAR EN: Estar desnudo. 
CHIGUITA: Como familiarmente chica.
CHINGAR: Beber bebidas alcohólicas
CHISQUERO: Mechero, encendedor.
CHUVISCAR: Llover poco.
COLLALVOS: Un cardo, de raíz comestible.
COMISTRAJE: Comida de mala calidad.
COMPONEDOR: Ambulante que reparaba de todo.
CORBETERA: Tapa de cazuela.
CORRUSCO: Extremo del pan.
COTARRO: Cota superior de la ladera, monte de escasa elevación.
CUCHARRENA: Espumadera.
CUNACHO: Canasto hecho con tiras de madera de castaño.
DEDIL: Protección de cuero para dedos en la siega.
DESAPUNTARSE: Borrarse.
DESBALAGAR: Deshacer los haces para la trilla en la era.
DESCUAJERINGADO: Algo que se ha roto, o desarmado.
DESPACHURRAR: Espachurrar. Aplastar.
DIMUDO: Aplicase al tiempo caluroso cuando está cambiante.
DUERNO: Comedero de madera para los cerdos.
ENTREPATO: Torpe, con poca agilidad.
ENTRIJE: Entresijos (intestinos y otros órganos del cerdo).
ESBARATAR: Destrozar, romper.
ESCAGAZAR: Vencer la enfermedad, salir adelante.
ESCAGURRIZARSE: Está flojo y no controla las heces.
ESCARDAR: Quitar las malas hiervas con la azuela.
ESCARRAMPARSE: Abrirse de piernas.
ESCASTAR: Eliminar para siempre.
ESCOGORCIARSE: Caerse y romperse algo.
ESCONDELITE: Escondite.
ESCORNARSE: Trabajar muy duramente.
ESCULLAR: El paraguas está escullando.(Gotea).
ESPACHURRAR: Despachurrar, aplastar.
ESTAZAR: Descuartizar, trocear una res.
ESVARAR: Resbalar.
FALTRIQUERA: Bolso de las damas bajo las sayas.
FARDEL: Bolsa de tela para meter las viandas
FUMARRO: Cigarro.
GARGAMERO: El tragadero (por la garganta).
GARIA: Horca de hierro para la paja en la cuadra.
GARULLO: Útil para cortar los racimos.
GÜEROS: Huevos estropeados.
GÜESQUE: Huesque. Voz de mando para caballerías. A la izda.
GURRIATO: Gorrión.
HIJUELAS: Documento para reparto de la herencia.
HOCINO: Hoz.
HOZAR: El cerdo levanta la tierra buscando comida.
IMPLADO: Cuando está a punto de llorar y no le sale.
INQUE: Juego infantil.  
IRUTO: Eructo.
JARCIA: Gente alborotadora, indeseables.
JERGON: Colchón con el relleno de pajas
JERSE: Jersey.
LAGAREJO: Por vendimias, restregar uvas negras en la cara de otra persona.
LAGARETA: Pequeño lagar de propiedad particular.
LECHIGADA: Camada de animales de un parto.
LIGATERNA: Lagartija. 
LINDE: Desnivel en el terreno. A veces, marca la separación entre dos fincas.
LONGUIS: Hacerse el longuis, hacerse el loco.
MACHO: Mulo.
MAJANO: Montón de piedra retirada de la finca.
MARROTAR: Estropear, echar a perder.
MIAJA: Un poquito, porción pequeña.
MOCIDO: Enmohecido.
MOJE: Salsa de los guisos.
MONDAR: Pelar. Quitar la cáscara.
MOÑIGA: Excremento de caballerías y cabras.
MOQUERO: Pañuelo para limpiarse la nariz.
MOZO: Joven en edad para ir a la mili.
MOZOVIEJO: Soltero de avanzada edad.
MUCHISMO: Superlativo de mucho.
NIAL: Lugar o nido, para la puesta de la gallina.
PACHASCO: Contracción de para chasco.
PACHORRA: Indolencia, tranquilidad excesiva.
PAICE: Parece.
PAJIGUERO: Montón de paja en la era.
PALANCANA: Palangana.
PARALÍS: Deformación de parálisis.
PARVA: : Montón de mieses trilladas redondo.
PASMAROTE: Quedarse haciendo el ridículo.


PIGAZA: Urraca.
PINGAJO: Prenda de tela como harapos.
PIOR: Peor.
PIRRIARSE: Desear con vehemencia. 
PITAS, PITAS: Voz de llamada a las gallinas.
PITAS: Canicas.
QUIA: No. !Qué va¡
QUIAY: Hola.
RAPOSO: Zorro. 
REDAÑOS: Tener valor y tener coraje.
REFAJO: Falda que va por encima de las enaguas.
RODEA: Paño de cocina. 
SALTACAPAS: Saltamontes.
SAYA: prenda de vestir femenina.
SEMENTERA: Operaciones para la siembra.
SERBUS: Betún.
SERON: Capazo.


SESERO: Útil para sujetar los pucheros.
TAJA: Banqueta baja de 3 patas sin respaldo.
TAPABOCAOS: Bufanda.
TARUSA: Juego de tarusa o tuta.
TENTEMOZOS: Palos para sujetar el carro.
TETE: Ombligo.   
TIÓ/ TIÁ: Como, señor /señora.
TIRABIQUE: Tiragomas.    
TRANCAR: Cerrar la puerta por dentro con un palo.
TUSO: Voz para ahuyentar a un perro.
UNTE: Salsa para untar.
YUNTA: Pareja de labranza (mulos o bueyes).
ZANCOS: Calzas para andar a más altura.
ZARAGATA: jaleo, riña.
ZARRIAS: Cosas de escaso valor o sin utilidad.
 ZOQUETA: Protector de madera, para segar a mano.
ZUELA: Azada pequeña. 
ZURRÓN: Mochila de pastor.

Apelativos, insultos
ADEFESIO: Que viste extravagante.
AGONIAS: Se mata a trabajar, todo le parece poco.
BERZOTAS: Persona ignorante o necia.
BESTIA: Persona ruda e ignorante.
BOCAZAS: Fanfarrón, bravucón.
BORRACHUZO: Con vicio a beber.
BRAGAO: Valiente, echao p´alante.
CALAMOCANO: Borracho. Bebido.
CANDAJO/A: Que gusta mucho de callejear.
CANIJO: Enclenque, enfermizo y débil.
CASQUIVANO: Ligero de cascos.
CENCERRO: Estar tocado, o mal de la cabeza.
CEGATO: Escaso de vista.
ESCUCHIMIZAO: Que está demasiado delgado.
FINOLIS: Que se pasa de fino.
HARAGÁN: Holgazán, descuidado en el vestir.
LAMECULOS: Adulador, servil.
MALNACIDO: Indeseable, mala persona.
MAMARRACHO: Persona indigna de aprecio.
MAMELUCO: Necio, bobo, insensato.
MAMERTO: Idiota, imbécil.
MANGANTE: El que vive de, mendigar, o robar.
MARIMACHO: Mujer hombruna.
MAROMO: Rufián, chulo mancebo.
MARRANO: Hombre sucio, desaliñado.
MARRULLERO: Liante, de buenas palabras.
MELINDRES: Delicado, refinado en el trato.
MENDRUGO: Persona ruda, zoquete o tonto.
MEQUETREFE: Entrometido.
METEPATAS: Persona inoportuna, metomentodo.
PANFILO: Persona demasiado buena, sin maldad.
PANOLI: Persona que peca de confiado.
PAPANATAS: Cree con facilidad y lo fomenta.
MUERMO: Persona pesada, que es un coñazo.
PATAN: Aldeano rústico, grosero, tosco.
PECORA: Mujer hipócrita, astuta de mala intención.
PELAGATOS: Pobre desvalido a veces despreciable.
PELANDRUSCA: Ramera, pendón, lagarta, zorrón.
PELELE: Persona simple e inútil.
PENDEJO: Cobarde, vago y amigo de chanchullos.
PENDON: Mujer fácil, moralmente despreciable.
PERILLÁN: Persona pícara, astuta.
PILTRAFA: Hombre acabado por culpa del vicio.
PINDONGA: Pendón, pingo.
PERIPUESTO: Le gusta lucir sus mejores vestidos.  
PESTRIGERA: Quien hace ascos a todas las comidas.
PICARONA: Mujer falta de honra, sin vergüenza.
POLLOPERA: Mozo joven bien parecido.
SANDUNGUERO: Saleroso, graciosillo. 
SOPAZAS: Pasmado, lelo, tonto.
TARAMBANA: Persona alocada y de escaso juicio.
TIRILLAS: Hombre pequeño que presume de grande.
VELETA: Persona cambiante de idea.
VAINA: Tonto, simplón patoso.
VERDULERA: Mujer desvergonzada y grosera.
VÍVORA: Persona de mala idea y traicionero.
ZÁNGANO: Parásito, holgazán.
ZAMPABOLLOS: Tragón, comilón.

martes, 12 de junio de 2018

Mis Raíces Casconas - 42 - REFRANES DE LABRADOR


                       REFRANES DEL LABRADOR

    Considero que dentro de este título tienen cabida muchos otros refranes, pero con estos ya dejo constancia de la eterna preocupación sobre la variable climatología a lo largo de los doce meses o del santoral mas traído y llevado por su repercusión en la  vida cotidiana de los pueblos.

En enero, enciende la abuela el brasero.
San Blas, la cigüeña verás, si no la ves mal año es.
Febrero febrerín el más corto y el más ruin Si no llueve en febrero, ni buen prado ni centeno                
Tan jodido es enero como febrero.
 El sol en marzo da con el mazo.
En abril, aguas mil
Aguarradillas de abril, unas ir y otras venir.
Abril lluvioso, trae a mayo, florido y hermoso.
Los caracoles de abril, para mí; los de mayo, pa mi amo y los de junio pa ninguno.
Agua de mayo, pan para todo el año.
Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo.
Hasta La Ascensión no te quites el ropón y después, días si y días no.
Tres jueves tiene el año, que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Cristi y La Ascensión.
Junio brillante, año abundante.
Las lluvias por San Juan quitan vino, y no dan  pan.
Por el Carmen todo el mundo come Carne.
Agosto, frío en el rostro.
Por la Virgen de agosto pintan las uvas y por San Judas, ya están maduras.
Para fines de este mes  el grano en tu casa ten.
30 días trae noviembre. con abril junio y septiembre ; los demás traen 31 menos febrerico el corto que solo trae 28 y en los años bisiestos 29.
Por septiembre, quien tenga trigo que siembre.
El que quiera coger miel que cate por San Miguel.
Octubre lluvioso año copioso.                                              
Por los Santos nieve en los altos.
Noviembre, dichoso mes, que empieza por Todos los Santos y termina por San Andrés.  
A cada cerdo le llega su San Martín.
Por los Santos Inocentes, ni fíes ni prestes.
Solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando atruena.
Por Sta. Lucía (diciembre) si sembraría no cogería.
Al hombre viejo, vino nuevo