Mostrando entradas con la etiqueta Mis raíces casconas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mis raíces casconas. Mostrar todas las entradas

lunes, 10 de febrero de 2020

EL MORAL DE VILLOVELA


El moral de Santa Lucía
Se me ocurrió escribir sobre ello, al recordar aquellos días de vacaciones que Ana pasó con nosotros en Torresandino. Ana, es una sobrina de mi esposa que por entonces tendría diez años y era la primera vez que venía al pueblo, así que debíamos hacer una visita al moral centenario de la zona, el moral de Villovela, que aquellos días del verano estaba a plena producción. La hora u hora y media que la niña pasó en ese lugar no se le olvidarán nunca y de hecho, al volver en septiembre a la rutina del colegio concertado donde estudiaba, cuando Sor Pilar la profesora pidió a sus alumnos que escribieran una redacción sobre las vivencias estivales, ella hizo un magnífico trabajo sobre aquella tarde subida en las ramas de aquel fantástico árbol.
Pero la injusta valoración de la educadora le defraudó, porque la exigió que hiciera un nuevo trabajo que se ajustara a lo solicitado, recriminándola literalmente: “Debes relatar una experiencia real como yo os solicité, escribir sobre un árbol que da moras es totalmente ficticio y sobradamente conocido que esos frutos son silvestres y únicamente salen en las zarzamoras”.
 Ana reprimió la controversia por razones lógicas, pero sabía que aquello que había visto, tocado, degustado y que después le costó tanto lavar sus manos y eliminar el lagarejo de jugo de moras de su rostro, no sucedió en una hipotética zarza y si la hermana monja desconocía la existencia de la especie del árbol que le había descrito, desistía de intentar convencerla.
En España existen varias especies de moreras, árbol de procedencia asiática, donde se aprecian las cualidades medicinales de la corteza, hojas, frutos y sobre todo porque las hojas son el alimento de los gusanos de seda. Concretando, la morera de Santa Lucía es de la variedad “Morus Nigra” y fue plantada junto a la ermita a esta santa, de ahí su nombre; ambos son contemporáneos y eso nos da una antigüedad de 300 años. Se localiza en un entorno antaño de cereales ogaño de viñedos, en las inmediaciones del río Esgueva, a unos 500 metros al norte del casco urbano de Villovela y a 1000 del monasterio hoy ya derruido de Nuestra Señora de los Valles. Seguramente es el árbol más grande que yo haya conocido y desde hace pocos años está recogido en el libro, 111 árboles singulares de la provincia de Burgos e incluido en un catálogo de especímenes destacados de la Junta de Castilla y León.
Yo, que soy de Torresandino, el pueblo de al lado, recuerdo que al igual que todos los que vivíamos en las cercanías, en los meses de agosto pudimos disfrutar de sus frutos porque siempre fue de dominio público y grandes y pequeños, nos acercábamos a recoger de sus ramas una ración de su generosa producción siempre suficiente; la chavalería de varios pueblos nos recreábamos trepando por sus gruesas y largas ramas casi paralelas al suelo, buscando las sabrosas moras más maduras en las puntas, para llenar un tarro, llevarlo a casa y degustarlas sobre una rebanada de pan de hogaza endulzado con azúcar. Con relativa frecuencia se daba algún accidente por caída, pero nunca llegó a causar lesiones de importancia.
Menudo árbol. Tiene más de una docena de troncos que salen del suelo en el centro, probablemente compartiendo todos el mismo ADN, porque son los supervivientes de aquel original que siendo aún joven se desgajó en varias partes sin llegar a separarse totalmente del primero, sobreviviendo porque obviamente se mantuvieron unidas por algo más que la corteza y la pericia que pusieron los vecinos de Villovela en su cuidado hicieron posible la recuperación. Hoy en día es un galimatías de largas ramas que buscando la luz del sol intentan superar a la gravedad y conforman una espectacular copa aérea, de 15 metros de altura y 27 de diámetro, mientras que por el subsuelo las raíces se extenderán buscando humedad y minerales en la fértil tierra del valle.
La silueta desde la distancia es espectacular, ocupando el centro de lo que hoy denominaríamos una rotonda donde convergen de los cuatro puntos cardinales las antiguas calzadas hacia Tórtoles, Villafruela, Torresandino y una alameda de chopos que enlaza con el mismo Villovela. Testigo ocasional de bulliciosas romerías en la efemérides de la santa, este cruce, a día de hoy es un punto de interés turístico de una red de senderos de pequeño recorrido a pie, caballo o en bicicleta, creados recientemente en la Rivera del Duero burgalesa, pero siglos atrás a buen seguro debió de ser transitado esporádicamente por personajes ilustres, aunque lo más cotidiano sería un paraje ideal de encuentro elegido por viajeros de todo tipo: Peregrinos, campesinos, comerciantes, monjes, etc... Harían un alto en el largo y polvoriento camino para reposar bajo su sombra, refrescarse con el agua de la fuente junto a la ermita, intercambiar noticias de interés, particularidades sobre la ruta los que su único anhelo consistía en encontrar alguien con quien compartir el viaje y hacer más llevaderas las molestias de la marcha y no faltaría los chalanes, tratantes de ganado y buhoneros, buscando eventuales trueques de sus mercancías.
Este es ya el final de este trabajo sobre un histórico y anciano ejemplar de la flora regional, que todos apreciamos pero especialmente los niños de la zona y sería una gran pérdida si le ocurriese algo irreversible. Supongo que las autoridades no estarán tan ignorantes como Sor Pilar y serán conscientes del valor patrimonial de la morera de Villovela y de los riesgos que le amenazan. Merece que se adopten las medidas oportunas para remediar hipotéticas adversidades. Santa Lucía seguro que lo habrá protegido hasta ahora, pero ¡Ojo! Hay un refrán muy conocido entre los toreros que dice: “Fíate de la virgen y no corras”.
Chapetas

viernes, 14 de junio de 2019

Repasando la historia reciente




Repasando historia


Un día Mikel, un sobrino por parte de mi esposa, me puso en un aprieto. Está en la edad de la adolescencia y cuando en la clase del instituto se queda con ciertas dudas, no se corta en preguntarme porque para ciertos temas del pasado confía en mí como fuente de información, pero este tema en concreto es un tanto escabroso y yo precisamente no soy una autoridad en la materia. Sin más preámbulos me preguntó:


– ¿Cómo fueron los años de la posguerra?


– ¿Te refieres al hambre que sufrió todo el país?


–El hambre, la represión, la reconciliación, la guerra mundial, la recuperación económica. Todo tío, ¿quieres explicármelo?


Hago un repaso mental sobre ello, intentando recordar episodios de la posguerra que afectaron a mi niñez y juventud. Acciones de índole político de los años posteriores al año 40, que por una u otra razón, marcaron el rumbo del país hacia un aislamiento de una Europa desolada y las acciones de veto, que ésta ejerció contra nuestro régimen dictatorial durante varias décadas, que no favoreció ciertamente que pudiéramos corregir aquella deriva. En aquellas condiciones, hubo de recurrir al racionamiento que se mantuvo hasta 1951, al establecer la libertad de precios. Resultaría imposible, conocer los detalles sobre muchas de aquellas conversaciones, que forzosamente tuvieron lugar en aquella década entre España y representantes de países extranjeros, como la reunión de Franco con Hitler en Hendaya año 1940, para eludir entrar en la 2ª Guerra Mundial. Acuerdos el año 1948 en el yate Azor entre el Caudillo y Don Juan, en aquel entonces heredero del trono del reino de España, donde dicen que se sentaron las bases para la futura monarquía. Los Concordatos con la Santa Sede en 1951 que facilitaron a España entrar a formar parte de organizaciones como la OMS en el mismo año, la UNESCO en 1952 o la OIT en 1953. Mejoraron las relaciones con EE.UU. que permitieron ayudas económicas y abrir negocios militares, aunque también hubo que permitir instalar tres bases aéreas y una naval, que nos podía colocar como objetivo adversario, de aquellos países que tuvieran algún enfrentamiento con los americanos. Pero todas las medidas estaban encaminadas a intentar un acercamiento, que desembocara en mejorar la maltrecha economía por la que atravesábamos. En 1953 parece que empezábamos a levantar cabeza, pero la crisis continuaba hasta el año 1960 que despegó la industria y el turismo empezó a tener relevancia. No está claro en qué momento nuestros hoy socios europeos volvieran a tener fe en los españoles, pero la apertura, las relaciones y el conocimiento entre las culturas lo facilitó. Intento dar satisfacción a Mikel recordando más datos, pero me estoy dando cuenta de lo frágiles que son los recuerdos guardados en la memoria. Finalmente digo:


–Quizás mi transcripción de los hechos, no sea fiel a la verdad.


–Me parece tío, que tratas de escaquearte. ¿Por qué?


–Pienso –le explico–, que quizás mi verdad podría estar contaminada por alguna de las siguientes razones:


1. Porque la información académica que yo recibí podía estar manipulada desde los libros de texto, o por los profesores que tenían que seguir un guión, o no poseían la verdad absoluta.


2. Porque los distintos medios de comunicación de la época, estaban al servicio del gobierno y las opiniones vertidas por los mismos no estaban contrastadas, no existía lo que hoy llamamos libertad de prensa y esta era partidista.


3. Porque las palabras eran sacadas de contexto, se silenciaban algunas verdades o se contaban a medias.


4. Además, cuenta también la predisposición del receptor, para filtrar informaciones a su particular interés.


5. La historia siempre la escribieron los que ganaron la guerra.


–Permíteme –le digo a Mikel–, que haga mía la frase del poeta Ramón de Campoamor, “en este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mire”.


–No des tantos rodeos que yo únicamente te pido que me hables de los relatos que pudiste escuchar de los protagonistas directos o testigos de esa parte de la historia. A tu modo.


–Entiéndeme Mikel, no intento eludir el tema pero como te he explicado, mis opiniones que a renglón seguido pasaré a exponer, tampoco están libres de los 5 puntos anteriormente expuestos, por esa razón quizás lo más conveniente sea que te hagas tú mismo un juicio con los datos veraces que puedas acopiar sobre los hechos.


Pero ten en cuenta tío, que al igual que ocurre con los evangelios autorizados y los apócrifos, los unos tratan de contradecir a los otros. ¿Qué creer?


–Fueron hechos Mikel, –le dije–, lo que voy a exponer a continuación. Prepárate a escuchar lo que ya sabes y lo que desconocías. Pon atención.


–Que el país sufrió un periodo de conflictos que desembocó en una guerra fratricida muy dura durante tres años, es lo que ya has visto publicado, seguido de un periodo de posguerra demasiado largo con odios acrecentados y una dictadura en el poder que además de no favorecer la reconciliación, trajo recortes de las libertades, hambre, analfabetismo y pena de muerte. Indiscutiblemente, este pueblo vivió durante muchos años con mucho rencor en los corazones de sus habitantes, sobre todo del bando de los que perdieron, que tuvieron que sufrir y llorar calladamente por sus muertos en la contienda. Evidentemente, también los hubo en el otro bando, pero éstos fueron distinguidos con honores cuando no como mártires, y sus familiares podían vanagloriarse de ello públicamente. La represión en los largos años de la posguerra sólo la practicaron los que ganaron obviamente, persiguiendo con ensañamiento a los vencidos a los que llamaban rojos, muchos de ellos fueron obligados a exiliarse y otros, fueron condenados en los juicios sumarísimos que sobrevinieron, simplemente por odios y envidias, que llevaban a denunciar como rebelde, a la persona que se hubiera atrevido a manifestar la más mínima expresión, que pudiera molestar a los fieles guardadores de la paz del régimen. Numerosos jóvenes marcharon del país para evitar enfrentarse a las injusticias que en la calle se vivían a diario, otros que alcanzaron una carrera emigraron en busca de industrias donde poder ejercer lo estudiado, un trabajo que aquí no había. Dicho esto, queda aclarado que la tranquilidad y el orden entre el pueblo era fingida. Los cargos públicos se nombraban a dedo por el régimen instaurado y con el cargo a perpetuidad, apoyado en casi todos los pueblos por los poderes fácticos, que generalmente estaba formado por el funcionariado: Los maestros, el médico, el secretario, el veterinario, la guardia civil y por el cura, apoyando a los terratenientes en cuyas manos estaban grandes propiedades de dudoso origen. Pero eran las formas de la dictadura, el aquí mandamos nosotros y se hará lo que nosotros digamos, lo cual a la gente no le parecía bien y enfurecía, pero callaba por temor. Fueron años en que no cabían otras ideas, y de favoritismos. Con el paso de los años, este horizonte fue tomando nuevas perspectivas con el cambio generacional; fueron desapareciendo los autores materiales de la contienda, volvieron a sus hogares los presos de guerra, y las represalias, fechorías, y venganzas cada vez eran menos. Los que fueron protagonistas de ambos lados en aquellas tristes páginas de la historia de este pueblo, tuvieron hijos y éstos jugaron juntos en la escuela, más tarde estos chicos y chicas, se enamoraron a pesar de los padres o tíos, y ni los hijos de los Rojos ni los hijos de los adeptos al Régimen, entendían las razones que les daban para continuar con el resentimiento generacional, por aquellos ya lejanos acontecimientos que enfrentaron a españoles contra españoles y en muchas ocasiones a causa del azar, se encontraban hermanos contra hermanos, disparando tiros uno en cada bando. Tampoco en la escuela se explicaban las causas que llevaron al país a la guerra; todo se reducía a unas fechas que conmemoraban algunos acontecimientos que para los ganadores de la contienda fueron cruciales. ¿Quiénes fueron los traidores?


Tanto unos como otros, estos alumnos hijos de la guerra, querían saber e iniciaban la búsqueda de la verdad, la verdadera, no la que hasta entonces les ofrecían. Con lecturas y conversaciones que les revelaban otras realidades y en muchos casos participando en manifestaciones y críticas al Régimen. Muchos jóvenes empiezan a soñar con un cambio. La democracia. Confiaban en que se podía hacer un país mejor en el que tuvieran cabida todas las ideas. Los labradores vislumbran que por fin se daba un salto del arado romano, a la mecanización del campo y en las fábricas, los obreros percibían por sí mismos que había llegado la revolución industrial. Ahora el trabajo inhumano lo harían las máquinas. Se romperían por fin las cadenas de la esclavitud. Paralelamente los mandos del ejército animaban al gobierno para ingresar en la alianza de la OTAN y el dictador había decidido quien sería su sucesor. El príncipe Juan Carlos de Borbón. La noticia se recibe con agrado. ¿Será un proceso de cambio? Por fin las puertas de Europa se abren y nos vemos junto al resto de países europeos formando el Mercado Común Europeo.


–Esta ya es historia reciente tío, aquí concluye el tema. Ha estado muy bien. Con estas bases reconoceré a quien falte a la verdad.


‑No es tan fácil. Una guerra civil deja heridas que resulta muy difícil de cicatrizar aunque hayan pasado 75 años. Pero creo que es tiempo suficiente para cambiar los nombres de tantas calles, avenidas y plazas, que siguen con los de generales golpistas. Que desaparezcan de la vía pública tantos monumentos que recuerdan a los héroes del “Bando Nacional”. De algo tan sencillo como dar una sepultura digna a tantos represaliados que fueron enterrados en fosas comunes. Es hora ya de decir toda la verdad ¿No te parece?


‑Naturalmente ¿Qué lo impide?


‑Parte de los que gobiernan el país son herederos de aquellos que protagonizaron algunos hechos deleznables que nunca fueron juzgados y tampoco reparados. Estos intentan eludir, posponer y que con los años se olvide. Consiguiendo el efecto contrario.


‑Para eso se sacó la Ley de Memoria Histórica el año 2007 ¿No?


‑Si, aunque un poco exigua, daría satisfacción a muchos españoles, pero cierto sector de la población con el argumento de que se reabrirían viejas heridas es reacio a aceptar. Tal vez diera pie para cerrar el capítulo pero esa misma resistencia indica que no hay voluntad de aceptar que se lleven a cabo actos que implicarían el reconocimiento de falta y los partidos políticos más conservadores intentan soslayarlo con escusas banales como que el presupuesto no lo permite. De paso esperan que caiga en el olvido, pero el efecto es el contrario.


‑Gracias tío ha sido muy instructiva la charla.


‑No es necesario que me des las gracias, ya me apoyarás cuando tu tía se enfade. ¿Me echarás una mano? ¿Cuento contigo Mikel?


Por supuesto tío.


FIN














martes, 23 de abril de 2019

Mi primer perro




Mi primer perro
Este relato surgió de forma casual un día de frío y lluvia en el Txoko Chapetas de Torresandino con los pequeños Asier y Naia (mis nietos) sentados frente a la chimenea, Las llamas soltaban chispas crepitando al atizar los tizones con las tenazas y refulgían nuevos colores rojos y anaranjados que con su fulgor atraían las miradas infantiles.
‑Madre –sugerí aprovechando que contábamos con su presencia; cuéntales a tus biznietos alguno de los cuentos que solías contarnos a nosotros cuando éramos niños.
‑Hijo, ya eres abuelo y te corresponde a ti hacer de cuentacuentos porque a mí se me han olvidado muchos y a veces no recuerdo el final por eso siempre los remato todos con “vivieron felices y comieron perdices” Sin embargo se me ocurre que les puedo relatar una bonita historia real en la que tú fuiste uno de los protagonistas. Les gustará.
‑Veréis ‑dijo comenzando con el relato‑. Recuerdo que en cierta ocasión cuando vuestro abuelo era aún un niño de la edad que tenéis vosotros ahora también estábamos como hoy sentados padres e hijos al calor de la chimenea que en aquel entonces era nuestra única calefacción. La tía Rosi, la hermana mayor, estaba junto a la ventana bordándole un pañuelo a su profesora como esta le había pedido, pero los dedos se le quedaban fríos y también se acercó a Paco y Petri. De pronto llamaron a la puerta. Fueron tres golpes secos dados posiblemente con algún objeto duro para que se oyera con claridad. ¡Vaya si se oyeron, que retumbaron por toda la casa! Nos quedamos pasmados porque no esperábamos a nadie y hubo de llamar nuevamente el recién llegado para que por fin nos decidiéramos a ir hasta la puerta para abrir.
‑ ¿Quién llamaba? –Preguntaron los niños con los ojos como platos.
‑Era el señor Piquino –recordó la bisabuela‑, vivía muy cerca de nuestra casa y era un buen vecino muy afable aunque tenía una pierna ortopédica como algunos piratas y siempre que tenía que llamar a las puertas lo hacía con unos golpes de su pata de palo. Se dedicaba a sacar a los pastos el ganado caballar que había en el pueblo y se había tenido que volver precisamente por las inclemencias del temporal. Pero vayamos a lo que importa, o el motivo de aquella inesperada visita.
‑Hoy –aseguró el hombre‑, he pasado por uno de los peores momentos de mi vida para salvar a este cachorrito que el agua del río arrastraba, desconozco de donde vendrá ni quién serán sus dueños pero no podía dejar que se ahogara. Es posible que su amo se haya desprendido de el por haber llegado en un parto de varios en la misma camada y la madre no podía cuidar de todos. 
Mis hijos, es decir vuestro abuelo Paco y sus hermanas como os podéis imaginar no dejaban de mirar a las piernas del buen señor pero sus ojos infantiles se desviaron para prestar atención al pequeño animalito que el señor Piquino nos presentó. Al retirar el trapito que lo ocultaba vimos  al perrito, una cosita pequeñita que todos nos pusimos a admirar. Era chiquitín, como un muñeco negro y blanco que aún no tenía nombre porque él no quería quedárselo y le estaba buscando un buen dueño, quien decidiría cómo llamarle.
La bisabuela hizo entonces una pausa para “atizar la lumbre”, como ella decía, que no era otra cosa que remover el fuego añadiendo más leña si era necesario, para que no se apagase y volviendo a ocupar su sitio prosiguió.
–Yo no tenía mucha experiencia con estos animales pero al mirar a mis tres niños, supe que el pequeñín se quedaría, así que empecé a pensar en que sería entretenido buscar un nombre al cachorrito que desde el primer momento nos aceptaba como amigos, así que acepté la propuesta del señor Piquino para quedárnoslo y criarlo a biberón. En ese momento todos queríamos cogerle, acariciarle y lo del nombre lo pospusimos para el siguiente día.
–Vuestro abuelo Paco, preguntaba a todos– ¿A tí qué nombre te gusta? y siempre nos apresurábamos a darle nuestra opinión pero a él ya le había calado muy hondo el suyo: Se llamará Chispa aseguró tan convencido que lo admitimos si esa era su ilusión puesto que también a nosotros nos pareció apropiado.
Chispa era de raza pequeña, descendiente de los perros bodegueros que se usaban para luchar contra las plagas de ratas y se caracteriza por ser juguetón, travieso y valiente.
–El abuelo Paco ‑continuaba la bisabuela con su relato–, disfrutó de su perrita Chispa durante toda su infancia y eran inseparables. Aquellos años la hicieron a la perrita muy mayor y con trece años como es lo normal con las razas caninas, falleció. Todos lo lloramos durante unos días, pero este no sería el único perro de la familia.
Los pequeños Asier y Naia permanecían callados y en sus ojos brillaba una lágrima pujando por salir, no obstante la última frase arrojaba la esperanza de que una nueva vida llenaba la tristeza dejada por la anterior y acosaban a preguntas a la bisabuela.
 Pero a sus 96 años le permtimos dejarlo a su voluntad y así lo expresó.
‑Es el final para hoy peques, estoy cansada, os prometo que otro día os contaré más.
FIN

viernes, 15 de febrero de 2019

‑Las noticias‑



Artículo de opinión

Cada jornada amanece con nuevas noticias: violencia, terrorismo, corrupción, crimen y desgraciados accidentes. Los profesionales de la comunicación utilizando los diferentes medios, cargan la tinta para contar cada cual en su estilo, llenando más o menos páginas con las buenas nuevas de lo sucedido alrededor del mundo, que desgraciadamente no suelen ser muy buenas. Los hombres, llevados por el odio, su instinto dominante, depredador, egoísta y en ocasiones por fanatismo, dan lugar a violentos asesinatos de individuos, atentados sobre grupos o aniquilamiento de multitudes a consecuencia de violaciones, atracos, venganzas, rencillas y guerras. Las catástrofes causadas por la naturaleza ocasionan también demasiadas vidas humanas que cuando tienen lugar nos estremecemos de horror.
He de admitir que aunque menos, hay días que también ocurren determinados acontecimientos que podríamos juzgar como maravillosos o asombrosos: Diferentes hallazgos médicos en su lucha contra las enfermedades, novedosos inventos de la mano de los científicos en las distintas ramas o nuevos avances en el conocimiento del universo.
Los editores de los periódicos, seleccionan entre tantos contenidos optando por los que pueden atraer a los lectores, aunque eso sí, siempre protegiendo los intereses de sus patrocinadores.
Realmente la vida es así, siempre se puede elegir entre dos de cal y una de arena y ya nos hemos acostumbrado a convivir con los sobresaltos que nos da la lectura del periódico o los informativos de la televisión día sí, día también.
Algunos reporteros, corresponsales y cronistas, en su afán de llenar páginas en los diarios como sea, lo hacen con noticias sin contrastar y sin causarles desasosiego alguno la posible falta de autenticidad. Son estos los necios que decía Platón, que pasan el tiempo hablando porque tienen que decir algo mientras que los sabios hablan porque tienen algo que decir.
La verdad sólo tiene un camino y con este principio, deberían excluirse los discursos grandilocuentes generalmente partidistas e interesados que tergiversan la misma adaptándola a una determinada audiencia a la que va dirigida o con la que desean empatizar.
La experiencia nos demuestra que la información es con frecuencia manipulada (realzando algunas bondades, obviando ciertas cualidades y callando las maldades) hasta transformarla en una verdad a medias, que coincida más con los intereses del autor. Siempre será una mentira completa, pero en un momento determinado puede conseguir la credibilidad que busca y llegar a quedarse per saécula saeculorum, como generalmente ocurre con la Historia; que invariablemente siempre fue escrita por los vencedores.
De lo dicho se deduce que la fuerza de la información es realmente tan poderosa, que los que llaman a la prensa el cuarto poder están en lo cierto. La influencia que ejercen los medios de comunicación en la sociedad determina la opinión pública y sobre todo practican una oscura relación dominante sobre los gobernantes y principales partidos nacionales.
Aun así, entre todos podríamos paliar el deterioro del planeta si cada uno colocáramos nuestro granito de arena por un cambio favorable. No todo se ha perdido como se observa en ciertos movimientos a favor del retorno a los cultivos y abonos naturales prescindiendo de herbicidas, pesticidas o cultivos transgénicos. El rechazo a la producción y venta de armamento a terceros países, que lo utilizan indiscriminadamente sobre civiles, niños inocentes, minusválidos o huérfanos.
Si pensamos en la contaminación en general de ciudades, montes, ríos y océanos que está exterminando muchas especies de nuestra flora y fauna, todos estamos de acuerdo en que es un problema mundial y que habría que tomar medidas de gran calado para paliarlo. Las manifestaciones reivindicativas por Europa se repiten a diario pero la prensa lo calla, parece ser un problema de escasa importancia.
Sería deseable legar a nuestros hijos un planeta sostenible y realmente aún estaríamos a tiempo si contáramos con la participación masiva de los ciudadanos. Entre todos, podemos, dice un dicho popular, pero se hace necesario un empujón como el que supondría una apuesta de las cadenas de TV y los diarios de grandes tiradas por pasar a ser transparentes en los grandes temas ecológicos. Dejar de navegar entre dos aguas como están haciendo por ejemplo en toda la cuestión nuclear. Supondría una ayuda importante, sería algo extraordinario que la información fuese del todo veraz y que llegase de forma entendible a los ciudadanos de a pie, utilizando el lenguaje sencillo y habitual de la calle. Están supeditados a los intereses de las compañías eléctricas dirigidas por personas sin escrúpulos que ante la posibilidad de mantener cifras multimillonarias en su tarjeta de beneficios no dudan en comprar a políticos corruptos que les permitan continuar sin aludir para nada al riesgo derivado de esa actividad radiactiva.
¿Estamos todavía a tiempo de revertir la situación?
Si la respuesta es afirmativa aprovechémosla.
Francisco García
































sábado, 15 de diciembre de 2018

El alzhéimer.



A MIS ABUELOS


En la casa de mis abuelos Enedino y Petra los problemas llegarían cuando aún estaban allí en el pueblo. Todos sus hijos habían marchado ya en busca de otros horizontes que resultaran menos penosos y tal vez más fructíferos. Pero para ellos daba comienzo esa etapa de la vida en que por una u otra razón poco a poco nos vamos convirtiendo en seres dependientes aunque aún no fuera evidente. El cuadro que se presentaba a corto plazo les hacía candidatos como a tantos otros que llegando a cierta edad se ven afectados por alguna minusvalía de al menos uno de ellos. Sólo que en su caso por partida doble: Enedino, se quedaba ciego sin solución y Petra afectada por el alzhéimer. Él conocía el diagnóstico de la incipiente enfermedad de ella desde hacía unos meses y que como le habían explicado los especialistas era cuestión de tiempo el que antes o después tendrían que acatar el requerimiento desinteresado de sus hijos, para trasladarse a la ciudad a vivir con ellos, pero percibía la resistencia de Petra a salir de su hogar y no quería desairarla. Con el paso del tiempo el abuelo hubo de recurrir a la amabilidad de los vecinos, que se preocupaban y amablemente le ayudaban a superar distintas situaciones. Finalmente, preocupados llamaron a los hijos y les pusieron al corriente de los pormenores diarios al respecto. Estos ya lo habían hablado entre ellos sobre adoptar el régimen de tenerlos de forma rotativa por meses, que al ser seis hijos, resultaba llevadero. Todos de acuerdo, los abuelos llegaron a la ciudad el año 1963.

Tal como se había pronosticado, fueron llegando los cambios en la salud de Petra, que los primeros años no requería permanecer en casa ni vigilancia constante. En determinadas ocasiones, quedaba margen para el humor, haciendo bueno el proverbio que dice: Si surge una ocasión para reír, aprovéchala, ya llegarán también el tiempo para llorar. Mes tras mes asistíamos con resignación a una pérdida ralentizada apenas imperceptible de los recuerdos más recientes, como páginas que se iban cerrando en la memoria y el olvido seguía avanzando en vertiginosa carrera de retroceso hacia la adolescencia y la niñez, etapas que aunque también estaban avocadas a desaparecer, parecían resistir algo más e incluso daba la impresión de que se refrescaban, que capítulos ya perdidos volvían, permitiendo al enfermo recordar letras de canciones infantiles ya olvidadas y, que otras personas de su generación únicamente las rememoraban al escucharlas.

Paralelamente empezó a producirse un deterioro despiadado de la parte humana

Dice un refrán que ojos que no ven, corazón que no siente. Nada más lejos de la realidad, me consta que el abuelo aunque tratáramos de ocultarle aquellos afligidos episodios sufrió demasiados disgustos y cada vez con más frecuencia al percibir el problema de su esposa y encontrarse impotente para hacer algo más. Así se fueron transcurriendo los días, que por qué no, también disfrutábamos algunos ratos muy agradablemente, escuchando al abuelo graciosos episodios de su juventud. Fuimos arrancando las hojas del calendario y el año 1972 con 80 años Enedino se acercaba a su final. Una larga noche llamó a sus hijos junto a su lecho y les pidió que cuidaran a su madre entre todos, como buenos hermanos, para terminar con: “Que nadie en el pueblo pueda hablar mal de esta familia”. Y se marchó. Tenía muy bien la cabeza, pero su corazón ya no aguantó al amanecer.

Petra se quedó otro lustro más en este mundo a pesar de que su cuerpo ya parecía haber traspasado los límites del más allá. Su buen apetito le proporcionaba energías pero la movilidad paulatinamente se estaba reduciendo. Mientras el abuelo vivía, en algunos ratos que su esposa no se dejaba llevar era él quien le apaciguaba y calmaba porque tenía sobre ella cierta influencia mientras que los demás nos servíamos de engaños que una vez valían y otras no. Todos en casa echábamos una mano para estar al cuidado de ella porque eran pocos los días que se mantenía sosegada. Yo como uno de sus nietos con veinticinco años viví alguno de aquellos episodios que ahora relataré:

Estábamos, solos en casa un viernes por la tarde, y mi madre había tenido que salir al supermercado para las compras del fin de semana yo me quedé hasta que regresase. Habíamos pasado el rato entretenidos pasándole viejas revistas que ojeaba fijándose en las fotografías y algunos títulos, pero inesperadamente dijo:

‑Hasta mañana, ya me voy para mi casita.

‑Que no, abuela, cómo dices ésas cosas, que ya vives aquí.

—Sí, porque tú lo digas. Yo tengo mi casa y tengo que irme ya, porque volverá mi padre de trabajar, y yo de correcalles por aquí.

— ¡Pero abuela! A tu padre ni siquiera le conocí yo, dónde estarán sus huesos; que tú ya tienes ochenta años.

—Tú a mí no me llames abuela que no somos ni parientes ni nada.

—No digas ésas cosas abuela. Mira, yo soy tu nieto Paquito, ¿te acuerdas? soy hijo de Cándido, el mayor de los tuyos.

— ¿Yo hijos? Pues pa`que lo sepas tú mocoso, yo no tengo hijos y estoy soltera y entera.

—Vale, pero se lo voy a decir a mi padre.

—Por mí, se lo puedes decir a quien quieras y ahora ya sí que me voy que todo el día por ahí, no puede ser, qué dirá mi padre el pobre que volverá del campo y no le he preparado la cena.

—Estate tranquila que si es por eso, le mandamos un recado para que venga él aquí y así cenamos juntos y os vais después para vuestra casa

—Pero es que tengo que recoger a las gallinas y ponerlas el pienso.

—Bueno, vamos entonces, ya te acompaño, pero ayúdame a recoger la cocina, no nos vamos a ir y dejar todo tirado. Toma pasa tú la escoba.

De momento parece que ganamos la batalla, esta vez se pasó el momento de perturbación y volvimos a la rutina. Un retal de tela, una aguja hilvanada y su ausencia hacen que la creatividad sea nula, su mente vacía de contenidos no avanza porque no sabe lo que está haciendo y a la segunda puntada no recuerda si está descosiendo, cosiendo, repasando, zurciendo o hilvanando, pero con cualquier actividad se entretiene y mata el tiempo evitando ramalazos repentinos que la obcecan y llevan a una situación momentáneamente difícil. Mi madre ha vuelto y la pongo al corriente. Me cuenta que la misma situación, se le dio a ella hace dos días, con similares palabras, pero que como no se calmaba la siguió la corriente y ambas dieron la vuelta a la manzana hasta que se cansó y aceptó de buen grado regresar, olvidada ya totalmente la disputa.

Sábado y domingo eran días que recibía muchas visitas de familia o conocidos y las horas pasaban más distraídas incluso quizás sacaba a la abuela de su ensimismamiento resultando que el transcurrir de las horas fuese casi placentero. Hasta se deseaba que surgiera algún episodio en presencia de sus hijos para que pudieran constatar por sí mismos el avance de la enfermedad.

El lunes yo tenía día libre y ayudaba en casa dispensando mis atenciones a la abuela para que Antolina, mi madre, quedara libre para hacer las habitaciones, la compra o el planchado. Cuando concluyó lo más perentorio, me dijo que si yo tenía que salir ya podía hacerlo pero como no había ninguna prisa estuvimos charlando.

—Estoy pendiente —me dijo– de que la abuela lleva dos días que no hace cacas, y aunque le pongo pañales parece que la molesta e intenta quitárselos, con el resultado de que antes de que me dé cuenta va enciscando toda la casa. He probado poniéndola sentada con paciencia en el inodoro, pero no he conseguido nada y no puedo estar ahí todo el día.

—Si quieres podemos hacer la prueba otra vez por ver si hay suerte, ya me quedo yo con ella entreteniéndola.

—Por intentarlo que no quede, —aceptó mi madre.

Como el pudor hacía tiempo había dejado de tener importancia, tomamos posiciones, ella no puso objeciones a sentarse en la taza y a su lado coloqué una banqueta para mí, por si la espera se alargaba. En fin, que de esta guisa comenzamos a disertar sobre temas de Maricastaña. Un tanto hastiado ya de la larga plática, llamé a mi madre y le comuniqué que abandonaba ya el experimento.

—Qué pena que no lo haga ahora, porque dentro de un rato le saldrá cuando no lo esperemos y se embadurnará antes de que nos demos cuenta.

—Abuela, hace unos días que no haces del cuerpo, por qué no haces unas pequeñas fuerzas a ver, ya sabes intenta tirarte una pedorreta, le insté.

Nos miraba, pero no colaboraba. Se lo volvíamos a pedir con otras palabras y actitudes porque seguro que ante semejante impotencia, nuestro estado de ánimo iba decayendo.

—Anda abuela, te lo pido por última vez. Haz un esfuerzo.

—Ya, que te crees tú que nada más que porque sí. Vas listo si te crees que voy a hacer lo que tú quieras.

El gesto era elocuente, estaba completamente convencida; tanto como lo estaba su nuera que presagiaba lo que vendría más tarde.

La llegada de Cándido, mi padre dilató un poco más la situación, le comentamos el vano intento y los pormenores de la infructuosa conversación con su madre.

—Pero madre, por qué no lo intentas –La animaba‑, verás qué bien te quedas.

— Yo, sin permiso de mi padre no hago nada –Era su respuesta.

—Madre –insistía Cándido con mucho cariño, aunque más que como un nuevo argumento por convencerla, ahora como una intentona por abstraerla de su mundo de ficción y devolverla a la realidad‑. Tu padre hace mucho que murió, tu marido que era mí padre, también falleció, hazme caso a mí que soy tu hijo mayor.

— ¡Cómo que mi hijo! ¡Y qué dices de marido, si yo soy soltera!

Cándido recordó por un breve momento sus años de vida, criado y educado en el entorno de un hogar en el que florecía el amor. ¿Qué haría su progenitor en este momento tan tremendo? ¿Qué diría y qué tono utilizaría para no herir en sus sentimientos a su querida esposa? Él que siempre la supo llevar, ¿cómo lo haría ahora? Miraba a su madre pero no la veía. Tenía los ojos vidriados por las lágrimas que repentinamente habían asomado bajo sus párpados. Quería decirle algo, pero no podía. Un nudo se le había cruzado en la garganta. Ocultó la cara en sus manos y se retiró hacia su habitación. Iba llorando y de su garganta salió como un quejido, una sola palabra. ¡Diooos! Algo en esa palabra me recuerda la súplica de Jesús en el Monte de Los Olivos. “Si es posible Padre, aparta de mí este Cáliz“. Tal era el dolor ante la imposibilidad de hacer algo para recuperar a su madre. Rescatarla del pozo sin fondo donde estaba cayendo.

La siguiente etapa fue muy diferente, el cuerpo estaba ya bastante atrofiado, había perdido la movilidad y poco a poco también el habla, para levantarle y acostarle se requería de dos adultos y después pasaba el día en una silla y por último en la cama. Casi un vegetal. Finalmente desapareció todo rastro de memoria que pudiera quedar en un cuerpo deshumanizado. Paralelamente el cuerpo, antaño esbelto había perdido todo su esplendor quedando reducido a huesos y piel con sólo una pequeña llama de aliento vital que obligaba a continuar alimentando ese cuerpo mientras ése fuego no se hubiera extinguido.

Quizás sea ésta la metamorfosis necesaria para poder acceder al más allá. Este es el fin. Por hoy, el único posible.

FIN

domingo, 18 de noviembre de 2018

Mis Raices Casconas - FIN

         



He llegado al final de los 45 capítulos que denomino, Mis Raices  Casconas - UNOS SURCOS EN LO BALDÍO -. Espero haber cumplido con las expectativas generadas con este tema al principio que tal vez yo he tratado de una forma demasiado personal. A partir de ahora mis intervenciones mensuales seguirán otro rumbo con trabajos variados que darán continuidad a este blog.


BIOGRAFIA Y SIPNOSIS 


BIOGRAFIA.-

Mi nombre, Francisco García. Nací en Torresandino (Burgos), el 04-06-1951 Desde 1963 vivo en Basauri (Vizcaya). Estudié maestría electrónica con los PP. JJ. De Indauchu (Bilbao) y trabajé como técnico industrial durante 46 años. Hoy estoy ya retirado y practico mi afición por escribir, que era algo que tenía pendiente. Mi mayor satisfacción en este campo fue ganar el primer premio para adultos del IV Concurso literario Arsenio Escolar de Torresandino. 


SIPNOSIS.-

En este trabajo de cerca de 180 páginas doy una visión particular sobre la vida en el campo castellano a mediados del pasado siglo a través de recuerdos de varias generaciones de una familia emigrante, sobre mi pueblo natal; se lee fácilmente, pues son capítulos independientes, sin ningún hilo conductor. Algunas descripciones, están basadas en hechos estrictamente reales, pero otros son solo cuentos, pero entre sus líneas contienen información sobre la rutina de la vida diaria. 




lunes, 17 de septiembre de 2018

Mis Raíces Casconas - 44 - UNIDADES DE MEDIDA ANTIGUAS


               UNIDADES DE MEDIDA ANTIGUAS


DE LONGITUD: Legua, milla.
DE CAPACIDAD para grano: Fanega, ½ fanega, celemín
DE CAPACIDAD para vino: Cántara, cuartilla, azumbre. cuartillo, ½ cuartillo
DE PESO: Arroba, libra, cuarterón
DE SUPERFICIE : Fanega, hemina, celemín
DE MONEDA: Peseta, real, perra gorda, perra chica, céntimo

DE CAPACIDAD para grano: Fanega, ½ fanega, celemínDE CAPACIDAD para vino: Cántara, cuartilla, azumbre. cuartillo, ½ cuartilloDE PESO: Arroba, libra, cuarterónDE SUPERFICIE : Fanega, hemina, celemínDE 

½ fanega


OTRAS UNIDADES ANTIGUAS

ALMUENZA: Lo que se coge con las dos manos

PUÑAO: Porción de algo que se coge con una mano.

CUARTA: Un palmo.

BRAZADA: Lo que puedes abrazar con los brazos.

ZANCADA: Paso largo aproximado a un metro.

PERRA GORDA: Fracción de peseta = 0.10

PERRA CHICA: Fracción de peseta= 0.05

REAL: Fracción de peseta= 0.25

RUBIA/PELA: Una peseta.

DURO/PAVO: Múltiplo de peseta = 5 



                                                     Cinco Céntimos

martes, 12 de junio de 2018

Mis Raíces Casconas - 42 - REFRANES DE LABRADOR


                       REFRANES DEL LABRADOR

    Considero que dentro de este título tienen cabida muchos otros refranes, pero con estos ya dejo constancia de la eterna preocupación sobre la variable climatología a lo largo de los doce meses o del santoral mas traído y llevado por su repercusión en la  vida cotidiana de los pueblos.

En enero, enciende la abuela el brasero.
San Blas, la cigüeña verás, si no la ves mal año es.
Febrero febrerín el más corto y el más ruin Si no llueve en febrero, ni buen prado ni centeno                
Tan jodido es enero como febrero.
 El sol en marzo da con el mazo.
En abril, aguas mil
Aguarradillas de abril, unas ir y otras venir.
Abril lluvioso, trae a mayo, florido y hermoso.
Los caracoles de abril, para mí; los de mayo, pa mi amo y los de junio pa ninguno.
Agua de mayo, pan para todo el año.
Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo.
Hasta La Ascensión no te quites el ropón y después, días si y días no.
Tres jueves tiene el año, que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Cristi y La Ascensión.
Junio brillante, año abundante.
Las lluvias por San Juan quitan vino, y no dan  pan.
Por el Carmen todo el mundo come Carne.
Agosto, frío en el rostro.
Por la Virgen de agosto pintan las uvas y por San Judas, ya están maduras.
Para fines de este mes  el grano en tu casa ten.
30 días trae noviembre. con abril junio y septiembre ; los demás traen 31 menos febrerico el corto que solo trae 28 y en los años bisiestos 29.
Por septiembre, quien tenga trigo que siembre.
El que quiera coger miel que cate por San Miguel.
Octubre lluvioso año copioso.                                              
Por los Santos nieve en los altos.
Noviembre, dichoso mes, que empieza por Todos los Santos y termina por San Andrés.  
A cada cerdo le llega su San Martín.
Por los Santos Inocentes, ni fíes ni prestes.
Solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando atruena.
Por Sta. Lucía (diciembre) si sembraría no cogería.
Al hombre viejo, vino nuevo 

domingo, 14 de enero de 2018

Mis Raices Casconas - 37 - SACOS DESDE LA ERA


                              SACOS DESDE LA ERA






         Dicen que el mundo cambió desde que se inventó la rueda. En Torresandino en los años cincuenta, aún estábamos trabajando como los romanos, y los sacos se llevaban al hombro; claro que sí hombre, con dos cojones, que para eso somos Cascones. Pues bien, esto viene al caso, porque quiero relatar una anécdota que nos ocurrió al primo Fortu y a mí a la escasa edad de diez, u once años cierto día que obedientes cumplíamos el encargo de llevar a casa desde la era del Bonete, (algo más de 1 Km) un saco lleno de paja para los machos, que si no contenía mucho peso, sí un gran volumen. Nos alternábamos con la carga, porque nos dolían nuestras manos menudas, poco adaptadas a semejante ejercicio.

      Antes de nada quiero dejar bien claro que ninguno de los dos éramos de esos chicos sinvergüenzas, gamberros, caraduras, o descarados, aunque pensaréis que yo qué voy a decir. También me lo podía haber callado, ¿no? pero ésa es la verdad aunque los hechos digan lo contrario. Esa tarde debíamos de estar en un estado de ánimo que nos hizo creernos los más graciosos y ocurrentes del barrio. Hoy repasando aquel episodio, voy a ser muy sincero y relataré los hechos tal como sucedieron:

       Por la misma calle en dirección contraria a la nuestra venía una señora conocida, en aquellos días de unos treinta y cinco años de nombre Simona, que para más señas era por entonces la cartera o repartidora de la correspondencia en el pueblo; de quién de los dos fue la ocurrencia carece de importancia, pero el caso es que al llegar a su altura empezamos a canturrear haciendo juego de palabras con su nombre; Sí, mona, mona sí, Simona, mona. Claro que no la debió de gustar y aunque intentamos salir corriendo la bastaron unos pocos metros para alcanzarme a mí, que en ese momento llevaba el saco, que solté con rapidez pero ella lo cogió y nos dijo, que para recuperarlo, fuéramos a su casa, con nuestra madre a pedirla perdón. A mi casa a contarlo y recibir la regañina de mi madre que no fue pequeña, y los tres volvimos a cumplir con el castigo que la ofendida señora nos había impuesto y con el cual mi madre estaba de acuerdo y me parece que también yo. Sin embargo, algo que no nos esperábamos hizo que, lo que en principio hubiera sido fácil, no lo fuera tanto para nuestro ego, porque la plazoleta donde se nos esperaba estaba llena de contertulios que a esa hora, en los días de calor, es normal que estén charlando entre los vecinos a la puerta de las casas. El saco estaba presente y para llevarlo, la ofendida exigió que el perdón fuera suplicado de rodillas, mi madre aceptó y para más INRI, cada vez más espectadores se unían al ya tumulto. Ante la expectativa de que la señora Simona parecía estar decidida, me planteé que cumplir con lo preceptivo terminando cuanto antes sería lo menos penoso, puse la rodilla en tierra y levantando la barbilla hacia la buena señora, con voz titubeante le solté las palabras exigidas: “Perdón, perdón, ¿me perdona usted?.” A mis espaldas escuché que alguien me dijo cariñosamente. “Ya has cumplido, levántate.” Con lo cual yo quedé redimido y cargué con el saco. Mientras tanto, Fortu, más valiente porque no tenía a su madre como yo, exigiéndome que diera una satisfacción a la ofendida señora, se pudo escabullir diciendo que el saco no era de él y que no tenía que pedir perdón a nadie para recuperarlo.



                       


viernes, 17 de noviembre de 2017

Mis Raíces Casconas - 35 - LAS FUERZAS VIVAS

  LAS FUERZAS  VIVAS


         Nos remontamos a la guerra civil, para entender porqué en este pueblo durante muchos años había mucho rencor en los corazones de sus habitantes, sobre todo del bando de los que perdieron, que han tenido que callar los muertos en la contienda. Lógicamente, también los hubo en el otro bando, pero la represión en los largos años de la posguerra sólo la practicaron los que ganaron ante cualquier atisbo de rebeldía de los llamados rojos, entendiéndose como tal, hasta la más mínima expresión que pudiera molestar a los fieles guardadores de la paz del régimen. Dicho esto, queda aclarado que la tranquilidad y el orden en el pueblo era fingida. Como en otros pueblos, se regían por el alcalde, nombrado por los vencedores y con el cargo a perpetuidad, si el partido así lo quería y apoyado en casi todos los pueblos por los maestros, el médico, el secretario, el veterinario, la guardia civil y por el cura. Yo no voy a decir que Don Evelio, alcalde que lo fue de esta corporación durante muchos años, tuviese una buena ni mala actuación porque en mi corta edad no sabría juzgar con conocimiento, pero sé que se llevaron a cabo muchas obras que mejoraron notablemente el pueblo como: Las escuelas nuevas que realmente no se hicieron otras mejores que éstas en muchos Kms. a la redonda; restaurar el ayuntamiento a consecuencia de un incendio; asfaltado de las calles y la red de suministro de agua a las casas que transformó el pueblo en ciudad; la tan necesaria carretera de la Canaleja al monte; el lavadero municipal, el puente de las escuelas derrumbado tras una riada; dragado del río para evitar inundaciones; la casa del guarda en El Bonete con almacén para abonos; son algunas de las que me puedo acordar, y todas ellas en el transcurso de seis u ocho años de mi infancia. Pero eran las formas de la dictadura, el aquí mandamos nosotros y se hará lo que nosotros digamos, lo que a la gente no le parecía bien. Fueron años en que no cabían otras ideas, y de ciertos favoritismos. Con el paso de los años, este panorama fue tomando otro rumbo por el cambio generacional; fueron desapareciendo los autores materiales de la contienda, volvieron a sus hogares los presos de guerra, y las represalias, fechorías, y las venganzas cada vez eran menos. Los  que fueron protagonistas de aquellas tristes páginas de la historia de este pueblo, tuvieron hijos y estos jugaron juntos en la escuela, más tarde estos chicos y chicas, se enamoraron a pesar de los padres o abuelos, y se revelaron ante algo que no entendían; ni los hijos de los Rojos ni los hijos de los adeptos al Régimen  entendían las razones que les daban para justificar aquellos horribles episodios de destrucción y muerte que enfrentó a españoles contra españoles y en muchas ocasiones a causa del azar, se encontraban hermanos contra hermanos, disparando tiros uno en cada bando. Tampoco en la escuela se explicaban las causas que llevaron al  país a la guerra; todo se reducía a unas fechas que conmemoraban algunos acontecimientos que para los ganadores de la contienda fueron cruciales. Después, estos hijos de la guerra inician la búsqueda de la verdad con lecturas y conversaciones que les hacía ver otra realidad y en muchos casos participando en manifestaciones y criticas al Régimen. Cuando llegó la democracia lo lógico era  que se encauzaran en las urnas los deseos de un cambio. Y por creer que se podía hacer un país mejor sin necesidad de los partidos políticos, sin siglas que pudieran politizar el pueblo, En las primeras elecciones municipales libres, se presentó y ganó, una candidatura independiente encabezada por Blas Bombín. 

 A éste, le llamaron alcalde comunista pero como él mismo decía era comunista porque le obligaron a serlo, ya que con dos años estuvo en prisión con su madre presa. Este alcalde se atrevió a remover la tierra, buscando los restos de seis personas de Torresandino asesinados en La Horra, siguiendo las indicaciones de un anciano que casualmente había sido testigo del lugar exacto donde sepultaron a las víctimas. Esta fue una de las primeras exhumaciones de represaliados por el régimen del franquismo, recién reestrenada la democracia, en 1979. Hoy, descansan en el cementerio local los restos de aquellos seis hombres en una fosa, con sus nombres en una placa de granito. Entre los huesos, estaban los de su padre y los de su tío.  


                                   

LÁPIDA DE GRANITO









lunes, 16 de octubre de 2017

Mis Raices Casconas - 34 - ROGATIVAS

ROGATIVAS



         Aquí, somos Católicos Apostólico Romano por la Gracia de Dios, como decían nuestros “Líderes Espirituales” sin cortarse un pelo. Claro que también con el permiso del Caudillo porque había que mantener una buena relación entre los poderes, para mantener al pueblo bajo el yugo. Unos que se erigieron en salvadores de la patria y otros que callaban, bendecían, siguiendo instrucciones de sus jerarquías superiores, y se firmaban Concordatos Iglesia Estado.
         Lo cierto es que la plebe participaba en los servicios religiosos masivamente. Muchos por su firme fe cristiana, otros arrastrados por la masa y también iban algunos por aparentar. De los que no asistían,  habría Ateos convencidos y los que reconociéndose como Cristianos no practicantes sencillamente por disentir con la doctrina que los representantes de Dios en la tierra predicaban desde el púlpito. Quedan por enumerar aquellos que tenían como prioridad las necesidades del cuerpo, sobre todo la alimentación de su familia y con poca fe en que el Ángel le haría el trabajo como a San Isidro. Será que de aquella quedó muy cansado.
         Pero me reitero que los fieles de esta parroquia frecuentaban la iglesia. Ancianos, misa diaria y rosario. Los demás la misa mayor del domingo y  sobre todo los ricos, la comunión. Además de las fiestas de guardar, que cosa curiosa, han desaparecido la mayoría, incluso alguna de las que era obligado cumplir el precepto de no trabajar, y si te pillaba el guarda o la guardia civil desobedeciendo, te sancionaban con una importante multa.
       En cada pueblo hay Santos y Vírgenes de mayor devoción y que son sacados en acción de gracias y también para pedir fervorosamente algún ruego o intervención divina. Como ejemplo de ello tenemos las Rogativas que recuerdo que se hacían al amanecer, y se salía en procesión hasta los campos próximos al casco urbano rezando y elevando al cielo nuestros cánticos a San Isidro:



¡Oh San Isidro!
por los labriegos
de este tu pueblo
rogad a Dios,

     O a la Virgen de los Valles pidiéndola que interviniese ante Dios a favor de estos pobres labradores que solo suplican un poco de agua para sus sembrados, de esta manera:

Agua Señora,
que los campos se secan,
 la gente llora.

       Bueno ya se sabe, que cuando se juega por necesidad se pierde por devoción. Claro que, quizás fuese un castigo divino.
         Decía mi abuelo, que por entonces había un cura que cuando le solicitaban una rogativa, contestaba: Si queréis la   hacemos, pero de llover no está. 



viernes, 15 de septiembre de 2017

Mis Raíces Casconas - 33 - EMIGRANTES


EMIGRANTES


       Podría decirse que marcharon a su primera experiencia lejos de su tierra, en la provincia de Logroño, que por entonces pertenecía a Castilla la Vieja y ahora es la Comunidad Autónoma de La Rioja, los cuatro cuñados juntos, porque se llevaban muy bien y se encontraban en una situación similar.


     Sin tierra propia, jornaleros jóvenes, casados y con tres - cuatro hijos cada uno y ante escasas perspectivas, si se quedaban en el pueblo. Se pagaba poco porque eran muchos los temporeros que llegaban de otras tierras, así que convencieron a sus esposas y salieron: Cándido, Olegario, Julio y Elías y alguno más que no viene al caso, en busca de fortuna, con la hoz, y la alforjilla al hombro. Contaban que  viajaba en el tren  un señor que buscó su charla para que el viaje resultase más ameno. Se trataba de Pepe Blanco, cantante riojano de fama, pero que al parecer, de trato sencillo, jovial y dicharachero, que les impresionó  a la vez que les agradó tenerlo de acompañante hasta Cenicero, su pueblo natal, que fue su fin de trayecto.

       Llegaron a la zona de Nájera y se contrataron a destajo para un labrador de Uruñuela, pueblo colindante y así, aunque trabajaban muchas horas, obtenían mayor beneficio en la temporada. Dormían en un pajar, pero la comida que les era proporcionada por el patrón cumplía con sus mejores exigencias. Además, la temporada en La Rioja venía adelantada de 20 a 30 días respecto a la de nuestra tierra, y para el día 16 de julio ya se podían volver con unos billetes para celebrar la fiesta con la familia; les salió bastante bien, tanto, que incluso repitieron al año siguiente, entre los dos años conocieron: Navarrete, Hormilleja, El Ciego, Fuenmayor y otros pueblos de la zona llegando a ser requeridos por varios propietarios una vez que se conoció su trabajo bien hecho.


        La experiencia les enseñó que el mundo  no se acababa en  lo conocido y que el futuro en otro lugar, bien podía ser mejor que lo que su pueblo les deparaba, si se estaba dispuesto a trabajar. Solo quedaba echarle coraje y pasar de lo que dice el refrán “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” porque aún eran jóvenes y era el momento de intentarlo. La semilla de la emigración empezó a germinar.

        Es curioso que con los años, los cuatro cuñadísimos emigraron casi a la vez y no a La Rioja sinó que fueron  todos a Vizcaya, porque en ese momento era donde se demandaba la mano de obra. Y con ellos, en esta ocasión se  llevaron a toda familia. Esta vez, no se trataba de segar, pero llegaron con una gran voluntad de trabajar en lo que se les ofreciese, con el fin de poder mantener unidos a los hijos, que seguían así en el seno de la familia.

       Sí. Emigramos toda la familia. Con ello me estoy refiriendo a mis abuelos Enedino y Petra y sus hijos y nietos. Todos nos repartimos entre Portugalete, Basauri y Galdácano; los tres, municipios de Vizcaya, con industria floreciente que demandaba mano de obra y nos acogió al igual que a otros miles de trabajadores del campo, que llegábamos desde todos los puntos de la geografía española. De esta familia, no quedó nadie en el pueblo.

        Encontramos al principio cierto rechazo por parte de algunos oriundos hacia los que de todas las regiones de España llegábamos, porque para ellos suponía un repentino aumento de la población y como consecuencia, aumentaba el consumo y se encarecían los pisos y artículos de primera necesidad. Gentes de costumbres muy  diferentes, que  llamaban a otros, y que se traían a toda la familia, compartiendo un piso entre varios matrimonios en régimen de habitación con derecho a cocina, mientras que los que eran solteros y estaban solos se metían de posaderos en casa de algún familiar o amigo. Fue como una avalancha descontrolada que afectaba en el entorno laboral, porque los recién llegados eran preferidos por los empresarios por su disposición a trabajar donde fuese y al precio que fuere, rompiendo reivindicaciones obreras en las empresas, lo que daba lugar a cierto rechazo. Es la lucha por buscarse un sitio, hacer el nido y dar de comer a sus polluelos todos los días; y después de todo, preparar un futuro para toda la familia. Despectivamente nos llamaban “maquetos y pardillos”.

        Estos eran los años 60. Creo que la emigración nos trae tanto a mí, como a mis hermanas, primos y primas, muchos recuerdos no todos buenos, pero nos hace ilusión leer las noticias sobre ello en la actualidad, recordándolo con nostalgia, que fueron parte de nuestras comunes vivencias. Después la vida en una ciudad diluyó la relación que teníamos, centrando a cada uno en integrarse y salir adelante y llegamos a la etapa de nuestra adolescencia, unos estudiar, otros trabajar, ligues, novias, casarnos, unos antes y otros después, los problemas particulares, poco a poco, propiciaron que hayamos perdido aquella unión.

         En mi caso, primero marcharon mis hermanas, animadas por otras que habían salido antes. Mi padre viendo que nuestra familia se empezaba a dividir  se fue a Bilbao en busca de trabajo y reunificarnos a todos en una vivienda familiar. Logró su propósito montando un bar sencillo que llamamos Bar Basauri y que permitió trabajar juntos  a mi padre y mis hermanas. Así que el día 20 de diciembre del año 1962, a las 8 de la mañana partíamos,  mi madre y los dos niños que quedábamos en casa, Lázaro y yo, Paco. Con nosotros emigraban también la tía Afrodisia con Tere y  Fortu y nos llevábamos a los abuelos Enedino y Petra para pasar el invierno. Naturalmente que como la intención era quedarnos para siempre, la despedida del pueblo resultó bastante dramática para los mayores; lloros porque ya no volverían a ver a nadie del pueblo, lloros por sus convecinos, lloros por los parientes que quedaban allí. Los más jóvenes nos lo tomamos como una excursión que prometía muchas expectativas y que estábamos deseosos de hacer. Hoy, después del tiempo, me lo imagino y me dan ganas de reír, por la pinta de pardillos que teníamos que tener, con la típica  caricatura que tantas veces vimos en las películas de Paco Martínez Soria, en la mano derecha una maleta atada con una cuerda, y en la izquierda, una gallina viva con alas y patas atadas. De Torre a Burgos en autobús, y de ahí a Basauri en tren con trasbordo en Miranda de Ebro. Preguntamos dónde se habría de tomar el otro tren, y a qué hora, y en el andén que nos dijeron, estuvimos esperándole, sin movernos de allí ninguno para nada, hasta marchar. Iban a ser dos horas pero encima llegó con retraso. Tiritábamos todos desde el más grande hasta el más chico porque eran andenes totalmente abiertos, y era Navidad Yo creo que esa fue la primera vez que monté en un tren, pero todos estábamos un poco perdidos.


       En estas fechas salieron sobre todo chicos y chicas solteros hacia Alemania y Suiza pero en aquella época había muchos países demandantes de mano de obra no cualificada y cualificada, como Francia, Australia, Argentina, Canadá. Salían de forma legal, con permiso de residencia, y contrato de trabajo. Todos  con la idea de volver algún día, pero no todos lo hicieron, alguno demasiado pronto por terminársele el contrato, o por denegación de la renovación del permiso de residencia y también los que no pudieron realizar su sueño.