sábado, 14 de marzo de 2020

POR VENDIMIAS




Por vendimias



Antaño, en nuestra tierra la vendimia se hacía habitualmente casi a mediados de octubre aunque la climatología hiciera factible hacerlo antes, pero en el puente del Pilar llegaban muchos familiares que vivían en la ciudad y eran una gran ayuda. Hoy en día pueden ponerse multas de varios miles de euros por tener trabajando gente sin asegurar así que se lleva a cabo rigurosamente con personal contratado para ello en la fecha que los técnicos entendidos consideren más óptima. En el caso que me ocupa coincidió con el mencionado puente del Pilar. Una buena oportunidad para hacer una escapada a Torresandino, mi pueblo y estando allí, hacer una excursión familiar aunque especialmente por el nieto y la nieta, pero para disfrutar también los adultos, por qué no,  a los abuelos nos encanta la naturaleza y pasando el día los cuatro juntos lo pasaremos bomba.

Coincidió que salió un día precioso y deslumbrante, aunque no obstante algo frío, pero nada como para renunciar, era lo típico del otoño y yo ya había marcado la ruta sin necesidad de pensármelo dos veces. En esta ocasión un recorrido en coche parando en los pueblos próximos, que ya conocía desde antaño pero por entonces siempre lo observé desde la perspectiva de los vecinos del lugar, es decir con un ojo puesto en la tierra y otro en el cielo, acostumbrados a dejar al albur de la pluviometría el resultado de la cosecha que curiosamente según su criterio, siempre sería mala o mediocre, siendo una excepción que resultase buena. Con esta realidad y con unos precios a la baja, cada invierno miles de cepas eran arrancadas porque el futuro se veía incierto.

En el presente, era notorio que toda la comarca de La Ribera del Duero había experimentado un gran cambio. Me habían hablado de ello y estaba deseando comprobarlo yo mismo desde un enfoque desinteresado, seguro que resultaría diferente. Llevaríamos la cámara de fotos y buscaríamos aquellos rincones, detalles y paisajes que por lo cotidiano no sabemos apreciar.

Empecé por Roa, centro del comercio de la zona que dispone de modernos supermercados, restaurantes, cafeterías y salta a la vista que la villa está tomando otros aires, la industria empieza a florecer en el extrarradio y tal como corresponde a una pequeña ciudad, los servicios van mejorando y complementándose. Visitamos un moderno edificio de arquitectura vanguardista sede del Consejo Regulador de la D. O. Ribera del Duero junto al único paño que se conserva de lo que fue la muralla que rodeaba la villa medieval, además de una docena de modernas bodegas salpicando los arrabales. De allí a la Plaza Mayor bien cuidada con los típicos soportales formando un conjunto con la fabulosa iglesia ex-colegiata de Nuestra Señora de la Asunción del siglo XVI y el ayuntamiento, este recientemente remozado. Muy cerca, el espectacular paseo El Espolón, mirador sin par de la vega desde donde se abarca una amplia panorámica de la ancha vega del río que da nombre a esta ribera. Precisamente disfrutamos de esas vistas ribereñas igualmente, mientras comíamos en el restaurante Chuleta Balcón del Duero, el lugar más adecuado para ello. Después seguimos el rumbo convenido tomando la carretera de Pedrosa de Duero.

Alcanzado Pedrosa, nos impresionó que en un espacio tan delimitado se dieran tantas bodegas a cual más moderna y fascinante, especialmente la de los hermanos Pérez Pascuas. Una familia dedicada a la elaboración de un vino excelente que se embarcaron en este proyecto en los años 80. Otros siguieron sus pasos consiguiendo todos colocar sus caldos entre los mejores de España y el mundo.

Pedrosa de Duero, Guzmán, Boada de Roa y Quintanamanvirgo, son pueblos que pertenecen al ayuntamiento del primero y los cuatro comparten cultura, historia, costumbres, tradiciones y gastronomía. Su economía se fundamenta en el cultivo de la vid y está a la vista que el momento es floreciente por lo que apreciamos en nuestro recorrido al pasar por los dos últimos, se nota un claro rejuvenecimiento de edificios y construcción de nuevas viviendas tipo chalet gracias a la riqueza que la viticultura aporta y a que genera muchos puestos de trabajo.

Quintanamanvirgo está próximo a la cuesta Manvirgo de ahí su nombre. Hicimos una parada obligatoria en este caso, para hacer una visita a mi hermana que se casó con un quintanero y tienen allí su segunda residencia y en mis planes ya contemplaba yo que tendríamos allí una barbacoa para una merienda cena en familia.

Había aún tiempo para ascender andando a la cima del emblemático otero, pero sólo pude convencer a mi cuñado César y a mi nieto Asier; las mujeres prefirieron la comodidad del porche enfrascadas en animada conversación. Un poco de ejercicio nos vendría bien así que las dejamos a sus anchas y nos subimos a otear en la lejanía que era todo lo profunda que podían permitir nuestros ojos por todo alrededor, alcanzando desde Somosierra hasta la sierra de La Demanda. Ancha es Castilla.

En aquella hora del atardecer los vendimiadores abandonaban la labor y regresaban de la campiña, en el remolque de un tractor hacia el poblado.

‑Mira, ¿las cepas no son todas del mismo color? –Preguntaba Asier‑. Las de esa zona son diferentes a las de más allá y entre ellas tampoco son iguales todas.

‑Sí ‑afirmé‑. En esta estación del año las plantas de hoja caduca empiezan el cambio perdiendo sus tonalidades verdes de verano y pasando a cobrizos, rojos, amarillos y pronto estarán sin hojas En perfecta simbiosis con la naturaleza. Colabora también el sol de otoño en el paisaje, ¿lo notas? Igualmente luce débil y anaranjado.

‑Es bonita esta estación, ¿verdad abuelo?

‑Digamos que tiene su duende –contesté.

Quedé satisfecho con las explicaciones que César nos dio in situ, no como lo hubiera hecho un enólogo titulado o un experto viticultor por profesión, pero sí lo hizo como un absoluto apasionado de aquellas tierras plagadas de plantaciones de viñedos trazados a tiralíneas e intercaladas con pequeños sotos de pinos piñoneros; con breves indicaciones iba señalando también los suaves accidentes geográficos, caminos, arroyos o veredas que se extendían a nuestros pies. Adivinaba la situación exacta de los pueblos de la comarca, en una panorámica de 360º. Realmente percibí que amaba los campos que conocía desde su juventud y que con los ojos tapados los describiría. Consideré muy acertada su valoración sobre la evolución favorable de las viñas al pasar de la plantación de las cepas en vaso a espaldera, además de la poda y guía de los sarmientos.

‑Así, se deja mayor espacio y el sol llega con facilidad a la fruta que mejora su calidad –decía convencido‑, y –proseguía‑, facilita la recolección de los racimos con las máquinas que agilizan la labor, se mejora la calidad y reduce los costos elevados de la mano de obra.

Comprendí el gran salto efectuado en la región y el por qué nuestros vinos ya alcanzaban el mismo nivel de prestigio que los grandes en apenas un cuarto de siglo y que habían llevado a la Ribera del Duero a ser considerada una importante región vitivinícola mundial.

Tras un expléndido ocaso el frío nos echó de aquel pequeño llano en la cima de la cuesta y regresamos junto a las mujeres. Tras una frugal ágape para reponer fuerzas, tomamos de nuevo el automóvil y nos encaminamos hacia Torresandino pasando por Anguix y Olmedillo de Roa los últimos pueblos antes de llegar y no nos detuvimos porque la hora era ya avanzada pero sé que ambos tienen una hermosa iglesia y una ermita bien conservada y cómo no, se dedican mayormente al vino con idénticos resultados que los anteriores. Sin embargo en el nuestro siguen dedicándose exclusivamente a los cereales y las expectativas son cada año peores, la mano de obra disminuye y los empadronados cada año son menos.

Resultó un día con excelentes vivencias y dio para sacar mis propias conclusiones. En mi opinión, dentro de la denominación de origen Ribera del Duero como los pueblos del Esgueva que aceptaron entrar, este nuestro también estaría evolucionando positivamente al igual que ellos pero según dicen se lo ofrecieron pero no aceptaron y las consecuencias vienen ahora. Lamentablemente, si fue una decisión errada lo pagaremos todos.