jueves, 15 de octubre de 2020

Villatuelda tiene su encanto

 

Villatuelda

Yo soy de Torresandino, es decir cascón aunque mi residencia está en Bilbao pero reconozco que los naturales de Villatuelda me caen bien, creo que entre los de uno y otro pueblo mantienen mejores relaciones que con otros pueblos; puede que influya la cercanía pues tan sólo 3Km nos separan, en el valle del Esgueva o La Esgueva. Por esa razón me tomo la libertad de referirme a ellos como los más allegados de nuestro entorno. Es cierto que entre vecinos siempre se suelen dar roces por cualquier desencuentro, sobre todo en temas de linderos u otras competencias y como no podía ser de otro modo también aquí se dan pequeñas disputas, pero en cualquier caso es más lo que nos une que lo que nos separa.

Los villatueldanos y villatueldanas de derecho presentes son pocos y cada vez menos, como está ocurriendo en tantos y tantos lugares de la España del interior, pero son felices, muy apegados al terruño y laboriosos como nadie para mantener una existencia sin lujos, trabajando su humilde propiedad como lo han conocido durante toda la vida: Cereales, ganado lanar y viñedo. Suficiente para satisfacer sus necesidades económicas, aunque miran con preocupación el futuro especialmente el relevo generacional, porque los jóvenes no se quedan, prefieren la ciudad. Poco a poco todos se están haciendo ochentones y en los fríos y largos inviernos las calles quedan solitarias y se echa de menos el bullicio de niños y adolescentes que cuando en las vacaciones vuelven alegran las calles. Ni la agricultura ni la ganadería requieren de mucha mano de obra y solamente la viticultura, ocupa un escaso número de jornaleros.

En un reportaje de vídeo sobre este bonito rincón burgalés, mostraría el campo señalando los cultivos de girasol, trigo, viñedo, el paisaje de ribera, el monte de encinas, enebros y cascajos. También podría captar al paseante que busca la sombra por la vereda del río, a la vez que grabaría el sonido del viento racheado cruzando entre los chopos o flotando sobre el mar de mieses. Identificaría el canto de la perdiz, la codorniz o el cuervo; ocasionalmente podrían aparecer en escena pequeños mamíferos como la liebre, el conejo, la comadreja y la ardilla, hasta que sobrevolando el cielo, la presencia de un ave rapaz con su magnífico vuelo provocaría una estampida en todas las direcciones. Sólo algún fastuoso corzo se mantendría expectante y quizás una piara de jabalíes ignoraría al depredador y continuaría hozando en busca de su alimento.

Deambulando por el casco urbano nos damos cuenta de que básicamente son tres calles: La de Arriba y la de Abajo paralelas, con la plaza Mayor entre ellas y San Mamés la tercera. Lógicamente dirigiría el objetivo hacia todo aquello que los antepasados construyeron para dotarse de una infraestructura que mejorase las necesidades del cuerpo y alma, pero con tan buen hacer que algunas han llegado hasta nuestros días y nos llena de asombro que a pesar del paso del tiempo siguen siendo el orgullo de los lugareños. A saber:

La iglesia del siglo XIII románica con el ábside y portada de transición al gótico. Parcialmente rodeada por el cementerio, tiene una esbelta espadaña por torre campanario. Al final del pasado milenio gracias a la generosidad de los vecinos y naturales de Villatuelda que aportaron las tres cuartas partes del presupuesto, a esta se la dotó de nuevas campanas, y se llevó a cabo una restauración general del templo y sacristía. Al retirar una losa en el ábside, descubrieron un arco románico que revelaba como cierto lo que siempre se había conocido como la leyenda del túnel. El hallazgo daba entrada a un pasadizo que según la tradición oral llegaría hasta media ladera del monte cercano, con el objetivo de proteger los alimentos y la propia vida de los fieles ante los frecuentes saqueos de las huestes de Almanzor. Ante el estado ruinoso en que se encontraba el interior, optaron por sellarlo de nuevo en 1995.

El ayuntamiento, un edificio con planta baja de piedra y primer piso de ladrillo con balcón de hierro forjado, tiene también el reloj que se instaló en 1925 y daba las horas y las medias pero que ya no funciona y cuentan que fue la causa de las desavenencias con Terradillos –Antigua pedanía de Villatuelda‑ y la posterior segregación por considerar que era un gasto oneroso y superfluo que perjudicaba sus intereses.

Los mayores recuerdan cuando por el año1960 se construyó la casa nueva para el médico residente donde ejerció durante muchos años. Del mismo tiempo data el edificio que fue la escuela que por falta de niños se ha reconvertido en el centro social. Ahora, ni la una ni la otra, se han podido mantener por falta de usuarios. Lo mismo pasa con el sacerdote, que han de compartirlo con otros pueblos o la farmacia, que tienen que ir hasta la de Torresandino.

El puente sobre el río Esgueva datado en el siglo I y II de magnífica obra, está en estado deplorable, por reformas recientes en la calzada para facilitar el paso de maquinaria agrícola.

Igual desinterés se muestra con el abandono de una fuente romana del mismo siglo. Quiero pensar que el problema es económico y que quienes gobiernan la provincia o la comunidad autónoma hacen oídos sordos a las demandas de las autoridades municipales.

Unos ejemplos de la arquitectura popular mucho más reciente:

A escasos 500 metros del casco urbano, un molino harinero en el cauce del río, que en la primera mitad del siglo pasado además de moler el trigo, suministraba electricidad por las noches para todos los vecinos. Todavía se puede admirar el impresionante edificio, la piedra de la molienda y el viejo generador, que con la fuerza del agua hacían su trabajo.

Dos palomares circulares aportaban pichones en abundancia, complementando la dieta tradicional a base de cerdo y animales de corral. Se trata de una construcción rural de modesta ejecución con adobe, pero de bella estampa que se mantienen muy bien conservados y aportan al paisaje un distintivo propio que destaca especialmente en los campos aledaños, a la salida del pueblo hacia Torresandino a pocos metros de la carretera. Una herencia cultural e histórica que llegó a España con los árabes y está en peligro de desaparecer.

Por último las bodegas subterráneas escavadas a mano por los habitantes hace siglos, era hasta el siglo pasado, el mejor lugar para guardar el vino en cubas de roble. Hoy están en desuso pero despiertan la curiosidad entre los foráneos.

Las fiestas patronales en honor a San Mamés Mártir se celebran el primer fin de semana de agosto, Para estas fechas familiares y amigos coinciden y resultan unos festejos con buena participación ciudadana y un modesto programa festivo. El sábado en solemne misa mayor se saca a San Mamés en procesión y el domingo la imagen del Sagrado Corazón de Jesús por las calles del municipio, acompañados por dulzaineros. Ambos días por la noche, baile con orquesta.

Los optimistas quieren creer, que los malos augurios pueden cambiar sin mucha tardanza. Que se revertirá el éxodo continuado de los últimos 60-70 años, porque cada vez más, los jóvenes matrimonios se darán cuenta de los beneficios de criar a sus hijos en un entorno saludable, libre de polución, estrés y ruido. Parece que con los avances tecnológicos como la fibra óptica, trabajar desde casa es posible para ciertas actividades comerciales, con lo cual volver al mundo rural puede ser una realidad, que los amantes de la naturaleza tendrán en consideración.

Por supuesto, Villatuelda es un lugar recomendable.