jueves, 6 de agosto de 2015

Mis Raíces Casconas - 9 - CÁNDIDO Y ANTOLINA


CANDIDO Y ANTOLINA



Mi padre, Cándido (año 1994).
Mis padres: Cándido nació, en junio de 1921 y fue un hombre corriente con una estatura de 1,64m que correspondería a la media de la época en el pueblo y unos 75 Kg en sus buenos tiempos que tuvo una salud bastante delicada, no obstante “disfrutó” de la existencia hasta abril del año 97, con 76 de edad lo que equivale a mucho más que la media nacional en esa fecha, cuando la esperanza media de vida en España cuando nació, era de 55 años. Antolina nació en abril del 1922, ya es nonagenaria, y con ánimos para centenaria. Ambos, vivieron al igual que todos los de su época, una vida de sacrificios, por hacer la de sus hijos menos penosa dentro de sus posibilidades, supliendo para ello la falta de medios con la constancia en el trabajo. Dedicaron toda su juventud a las “faenas” del campo, aunque en su adolescencia ya tenían claro que no era ése el curso que deseaban dar a sus vidas. Los años fueron pasando sin embargo,  trabajando codo con codo y año tras año por salir adelante sin conseguir que la tierra les concediera mínimamente los frutos anhelados. Sería en los años 60 cuando finalmente consiguieron darle a su existencia otro rumbo, pero para ello hubieron de emigrar a la ciudad y reorganizar sus vidas en una nueva tierra.

Eran una pareja corriente, con el rostro curtido por el trabajo al aire libre, y con su indumentaria bastante parecida a la de sus progenitores: El, con albarcas, chaqueta de pana y boina. Ella, alpargatas de esparto, delantal y pañuelo a la cabeza.

En su etapa en Basauri, adoptaron las costumbres de vestir de la ciudad, copiando de sus nuevos convecinos y mi padre, reacio a dejar la inseparable boina, la cambió por txapela de más amplitud, al uso de las Vascongadas.

Enumerar las cualidades que determinarían como era mi padre resultaría bastante jactancioso por mi parte. Obviamente. ¡Qué voy a decir yo de mi padre! Para simplificar, solamente diré que era muy parecido al suyo, un esforzado y honrado trabajador, pero en lo que respecta a la formación escolar, a diferencia de que Enedino no tuvo ninguna, Cándido superó al resto de sus compañeros de clase obteniendo por ello una medalla de oro que el ayuntamiento concedía los años anteriores a la guerra civil y que años después su madre tuvo que empeñar para pagar alguna fianza de la tienda. (Esta explicación daba, cuando se le preguntaba qué fue del galardón). Después quiso ir con los frailes para poder seguir estudiando, pero su padre no se lo permitió por ser el hijo mayor, la ayuda tanto tiempo esperada. “El saber no ocupa lugar” y en la vida siempre se desenvolvió bien con sus cuentas, pero siempre le quedó el hambre del saber insatisfecho. No obstante, su preparación le animó para acometer los pequeños negocios en que se involucró en su etapa como emigrante y que le resultaron gratos y provechosos.

No fue un bebedor empedernido, pero le gustaba tomar algún vasito entre horas y en las comidas. En cuanto a fumar, tenía vicio, y acostumbraba a liar él mismo sus cigarrillos con tabaco picado de importación.

En lo que respecta a mi madre, era en su juventud una mujer de 58kg pero muy afanosa que atendía el hogar, los niños, y las comidas.



Mis padres, Antolina y Cándido
(
año 1944).

Siempre se le dieron bien los trabajos  en punto y confeccionaba jerséis u otras prendas para toda la familia pero no parecía quedar satisfecha con eso, que continuamente criaba gallinas, uno o dos  cerdos y conejos. Todo esto llevaba muchas horas y esfuerzos, sobretodo sin agua corriente en casa. Además en muchas ocasiones acompañaba a su esposo al campo supliendo la necesidad de un jornalero. Y por si esto fuera poco, no puedo callar el gran mérito que supone el asistir durante unos años a clases de formación de adultos para la alfabetización de la ciudadanía, con resultados excelentes, superando así la gran deficiencia arrastrada desde su infancia consecuencia de la falta de un padre. Sí, mi abuela Eusebia fue madre soltera, vivía en Tórtoles, la más pobre en su pueblo, pero también la más estimada por todo el mundo.