sábado, 6 de mayo de 2017

Mis Raices Casconas - 29 - CINEMA JULIAN

CINEMA JULIAN


       Este señor, seguro que fue el más emprendedor del pueblo e incluso de la comarca, con gran diferencia, porque tuvo muy buenas ideas que además él mismo las puso en marcha, pero la suerte no le acompañaba.
      Empezó con una tienda de ultramarinos que terminó conservándola, regentada por su esposa Brígida,  pero no le salieron las cosas así, con las viviendas que construyó de adobe en el Castillo que dieron alojamiento en régimen de a renta a matrimonios jóvenes, que dada la escasez de viviendas no encontraban otro sitio ni bueno ni malo. Aquel era un buen momento para edificar pero en pocos años se hundieron. Fracasando así el negocio de alquiler de habitaciones con derecho a cocina. Falló el suelo, pero ya era de sobra conocido por todos, que el subsuelo estaba minado de bodegas y estas ya en claro proceso de  derrumbes por filtraciones de la lluvia, lo que daba lugar a hundimiento en la superficie. Y a la vez  también se fue al carajo el salón de baile y comedias que amenizaba las tardes de los domingos y festivos a los mozos y mozas del pueblo. Tenía un organillo que hasta pasados algunos años, seguía en su sitio y los niños nos metíamos por las ventanas rotas y lo hacíamos sonar, pero estaba ya muy roto y al final quedaría sepultado bajo los adobes.

       El cinemascope, al principio, se fue conociendo por todos estos pueblos gracias a algún empresario ambulante que de plaza en plaza, exhibía una misma película, y el señor Julián vio que  éste nuevo arte ofrecía muchas posibilidades de ganar dinero y tal como lo pensó lo puso en funcionamiento; adecuando un edificio de su propiedad inauguraba la sala de cine, contando con la ayuda de sus hijos. Para sacar rentabilidad a la película se le ocurrió dar la misma también en Tórtoles, para lo cual se tuvo que comprar un coche que le permitiera ir de un sitio al otro a tiempo. La elección supongo que estaría condicionada por el alto precio que entonces tenían, porque el que eligieron, un biscuter que parecía una tartana (La Rubia) con la parte trasera de madera y que tenía tan poca fuerza el motor, que los niños de diez años lo obligábamos a parar, y si la calle estaba embarrada, que solía ser lo habitual en todo el invierno, patinaba y necesitaba que lo empujaran; para qué quieres más, le acechábamos para frenarlo y ya teníamos diversión. Y  le cantábamos:

Quita del medio que va a pasar,
la camioneta la camioneta.
Quita del medio que va a pasar,
la camioneta del tió Julián.

       Por estas razones y supongo que otras más, el caso es que los espectadores de un pueblo un día y otro día los de otro sufrían demoras inaguantables e incluso en alguna ocasión se proyectó el segundo carrete antes que el primero. Finalmente este negocio también se fue al traste.
  


 

                                                                                            

                                                                              Cine profesional


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