domingo, 28 de julio de 2024

Cerca de Villaño





Cerca de Villaño

Menudo lío. Ahora que el tema se había olvidado y los datos fidedignos escasean, el interés por conocer cuál es la verdad sobre todo ello, se multiplica. Aparecen artículos en EL CORREO, El Diario de Burgos, La SER y los investigadores, eruditos y periodistas buscan datos que arrojen luz suficiente para trazar un mapa sobre la Cerca de Villano. El origen también da para una historia de ficción.

La cerca de Villaño no es más que un cachito de Bizkaia en mitad de las merindades de Burgos en el municipio de Villaño del Valle de Losa. De apenas media hectárea de extensión y que no sale en los mapas, hoy es un despoblado, que antiguamente estaba delimitado por un muro de donde proviene su nombre y posteriormente marcado con mojones.

Una cerca con tres casas, que en vez de ser un barrio de Villaño municipio burgalés junto al que se ubica, pertenece a la ciudad de Orduña distante 5km que aunque es un enclave vizcaíno se encuentra a 7km del resto de Vizcaya, entre los territorios de Burgos y Álava.

Se han consultado archivos históricos locales y provinciales, el Catastro del Marqués de la Ensenada, el Diccionario Pascual Madoz y hasta el saber popular. Definitivamente la propiedad de este enclave a Orduña se remonta incluso a la Edad Media. Más allá de la reina Juana o su hijo Carlos.

Estratégicamente situada en sierra salvada, tradicionalmente se ha considerado un regalo de Carlos I a Orduña en 1523; pero la pertenencia a la ciudad vizcaina está documentada desde mediados del s. xv (1452), o anterior.

Curioso el hecho que propició en la edad moderna el aumento poblacional de la cerca en detrimento de Villaño, por el hecho de que las mujeres de este lugar acudieran a alumbrar a sus hijos a la casa de la partera en la cerca, edificio que aunque hundido aún se recuerda con ese nombre. El objetivo era librarse del servicio militar al quedar exentos al acogerse al fuero de Bizkaia como vizcainos.

Para el ayuntamiento de Orduña el lugar tenía interés por el tránsito de mercancías hacia la ciudad en su condición de aduana para controlar el tráfico comercial y obtener de ello rendimientos económicos y ventajas en los litigios con el Valle de Ayala.

Al parecer realizaba periódicamente, junto con representantes de la Junta de Losa, la inspección a los mojones del término, reafirmando así la jurisdicción del lugar; consta como última visita la efectuada en 1951.

El año 1950, los moradores de la cerca de Villaño fueron incluidos en el censo de población y vivienda y a todos los efectos legales, quienes habiten en ese pedazo de tierra, ahora pisan en el Valle de Losa y pagan impuestos en la provincia de Burgos. Atrás quedaron los privilegios del fuero vizcaíno, eliminados en 1876.

El propietario de la mayor parte de la cerca, afirma que su familia se hizo con la propiedad de gran parte de la cerca en 1934 y nadie dudaba de que aquel pequeño pedazo de tierra, estaba bajo la jurisdicción de la ciudad de Orduña y así constaba en sus escrituras de propiedad, igual que en las fechadas en 1986 cuando se lo vendió a su hijo Carlos Orive. Incluso señala que los habitantes de su media docena de casas votaron en Orduña en 1917 y 1918, como indican los censos electorales de la ciudad vizcaína. Ahora nadie está empadronado en la casa de Orive, que es segunda residencia, ni en otra en ruina, propiedad de una vecina de Amurrio.

El origen de la jurisdicción de Orduña sobre esta tierra es difuso ya que no existe ningún documento de que la reina Juana y su hijo Carlos I cedieron la cerca de Villaño a Orduña. A pesar de todo, el ayuntamiento de Orduña ha decidido investigar la jurisdicción sobre este enclave que poseyó, al menos desde 1452 aunque por sus reducidas dimensiones no aparece en los mapas. Si existen en el archivo de Orduña actas de los deslindes que se venían realizando de este terreno desde 1785. el propio archivo foral guarda una primera acta del año 1778 que da cuenta de la visita, reconocimiento y posesión por la justicia de la ciudad de Orduña de los 17 mojones, la mayoría ya desaparecidos que deslindaban el término de la cerca de Villaño como jurisdicción privativa de dicha ciudad. Un acto que históricamente el alcalde y los concejales del municipio vizcaíno acompañados de pregonero y txistularis tenían la costumbre de celebrar, publicando un bando al respecto para comprobar el buen estado de los mojones y comprobar que no hubiesen sido removidos de su situación original, y así fue, al parecer, hasta 1951. También Villaño cuenta con copia de documentos que llegan hasta una última acta de 1950-1951 no obstante, el documento anterior data de 1906.

La Cerca de Villaño no tiene mucho valor de tipo político ni económico más bien por su escaso interés fue quedándose en el olvido, pero hay quien piensa que la historia ha de ocupar su lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario