JUEGOS SIN PILAS
Cuando se tienen demasiados medios y la necesidad no
acucia dicen que no se desarrolla el
intelecto, y ya lo creo que es verdad. Al contrario de lo que sucede hoy, que a
los niños no les falta nada, que tienen lo que desean sin más que pedirlo, la
falta de todo a nosotros nos motivaba para poner en marcha la imaginación. Y un bote de conservas vacío,
una caja de zapatos, un trozo de chapa o un pedazo de madera, se aprovechaba
para múltiples usos caseros y tenía prioridad la madre o el padre para darle
utilidad y si no ya estábamos nosotros con algún proyecto espontáneo para
rescatarlo de la basura y darle vida, o a ese retal rechazado como un desecho
que de pronto serviría para fabricar un coche, un camión, un barco, un castillo
o un belén. Muchas veces no podíamos disponer ni de eso, pero nos sobraban variedades de juegos en
solitario, en parejas, o fomentando el trabajo en equipo, y pasárnoslo
bien sin necesidad de pilas, ordenadores
o la famosa Nintendo, aunque eso si, los niños con los niños y las niñas con
las niñas; por si acaso.
Juegos al aire libre. A recordar:
Entre niños:
El inque, el alicoto, el balón,
escondite, guardias y ladrones, a las canicas (pitas), los zancos, las
chapas, chorro morro, el aro, columpios, peonza, (trompa) , el tirabique
(tiragomas) y otros muchos.
Entre las
chicas que puedo asegurar que también eran mañosas para reciclar materiales en
desuso: todas tenían por ejemplo, una muñeca de trapo de fabricación propia con
sus vestiditos de recambio, un retal de soga que les servía para jugar a la
comba y ¿quien no se pasó horas ensartando con un hilo y aguja, collares y
pulseras de margaritas, escaramujos, o caracolillas? Otros juegos a citar: La
comba, parchís, la oca, al corro, los cromos, el pañuelo, las tabas, piedra
papel tijera, el yo-yo, a pillar, la gallinita ciega, y por supuesto muchos
más.
Aún me queda
sin mencionar otro pasatiempo que para expansionarme un poco más en él, lo he
dejado aparte porque no tengo referencias de que en otros pueblos lo
practicaran. Se trata de la afición a resbalar, que como todos conocemos se
practicaba en una zona que ya he mencionado con anterioridad. El Castillo; la
pequeña elevación del terreno junto al pueblo. La orografía del lugar es
bastante irregular, formado por cuestas interrumpidas por terrazas, con escasa
vegetación que se podría decir que sólo está tapizado de hierba corta. En
invierno resultaba bastante fácil marcar con un palo o cualquier otra cosa, una
línea de bajada en la tierra húmeda a modo de resbaladizo tobogán, por donde
nos íbamos lanzando uno tras otro; podéis imaginaros como mojábamos el tobogán
cuando no había llovido. Una pierna con el pie por delante con la rodilla casi
extendida, y la otra flexionada, de forma que el pie queda bajo el pompis, en
línea con el otro, los brazos en cruz para guardar el equilibrio y por si
hubiera que realizar un aterrizaje de emergencia, y listo a deslizarse por la
pista improvisada; aunque alguna caída resultaba dolorosa, las risas de los
presentes eran inevitables. Todos los años quedaban las marcas en aquellas
cuestas pero también se marcaban a veces en nuestras posaderas y siempre
recibíamos bronca al volver a casa con la ropa llena de barro.
El campo
verde, dos niños, una amapola, y...
¿Pimpirigallo, monja o gallo. ?
Cantar y jugar. En la infancia es habitual aprender
canciones o retahílas que forman parte de cualquier actividad cotidiana, y así
ocurrió que día a día sin darnos cuenta, nuestro repertorio se iba engrosando
con:
Canciones para jugar al corro:
Quisiera ser tan alta como
la luna...
La chata Berenguela...
Al corro la patata...
Canciones para la comba:
Al cocherito leré.
Al pasar la barca.
Donde están las llaves
materile rile rile.
Canciones para pasillo:
Pasi-misí,
pasi misá por la puerta de Alcalá.
Yo soy la cantinerita niña bonita del regimiento.
Canciones para excursiones:
Para ser conductor de
primera.
Un flecha en un campamento.
Vamos a contar mentira.s
Canciones para dar la lata:
Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña
Yo sé. Yo sé la manera, de
dar, la lata a cualquiera
Que mi abuela tiene un gato con las orejas
de trapo y el culo de papel
Canciones
de juegos:
A la silla la reina que nunca se peina
A la zapatilla por detrás
A la una salta la mula, a
las dos la coz
Antón, Antón, Antón pirulero
Retahílas de juegos:
Al chorro morro: Chorro, morro, pico,
tallo, qué.
Al escondite: 1,2,3, por todos mis
compañeros y por mi el 1º.
A guardias y ladrones: 3 reyes van por la mar y
otros 3 en busca van.
Retahílas para elegir compañeros de juego:
Pinto pinto gorgorito,
donde vas tan pequeñito a la casa de Pepito, pin pan pun fuera.
Una dela tela katela quina
quiniela sale la reina con su bayoneta, sale el rey con su clarín, clarín clarón cuenta las veinte y las veinte son.
En
un café se rifa un gato, al que le toque el nº 4 un dos tres cuatro.
Retahílas
de sobremesa:
Pin pin, zarra mata pin,
tengo un novio en San Martín, sabe arar preescolar y dar la vuelta a la redonda periquito esa mano que se esconda. (Jugando con los nudillos y las palmas de las manos)
Este fue a por leña y este
lo picó, este se encontró un huevo y este lo frió, pero este que es el más gordo se lo comió. (Jugando con dedos de las manos).
Los macillos del batán,
unos vienen y otros van y otros dicen culi, culi, culi, cula. (Cosquillas).
Otras retahílas:
El que fue a Sevilla
perdió su silla.
Santa Rita Rita, lo que se
dá no se quita.
Caracol col col, saca los
cuernos al sol, que tu padre y tu madre también lo sacó.