Hoy doy comienzo a una serie de capítulos extraídos del libro Mis Raices Casconas que escribí sin ánimo de lucro. Si haces uso de él, te agradecería que al menos cites mi nombre. No demando ninguna condición a menos que éstas sean requeridas por la ley. Y si alguien cree tener derechos de copy right, sobre parte del contenido de este trabajo, que me lo haga saber y será retirado sin mayor problema.
MIS RAÍCES CASCONAS
Francisco García
Por temor a que con algún desafortunado olvido pudiera agraviar a alguna de las personas que me han ayudado colaborando con meritorias aportaciones desinteresadas, he preferido no publicar la que sería una extensa lista de hombres y mujeres que han hecho posible alcanzar y superar lo que yo pretendía. Va por vosotros familiares y amigos, mi agradecimiento sincero.
A mi hija:
“El juguete más sencillo, aquel que
hasta el bebé más pequeño sabe manejar,
se llama abuelo.”
Aita.
Mis abuelos Enedino y Petra año 1970 |
PROLOGO
A veces cuando estamos en tertulia familiar con mis hermanas Rosi y Petri, surge aquel pasado; el de entonces, cuando vivíamos en Torresandino de Esgueva, el pueblo de Burgos que nos vio nacer y donde se desarrolló nuestra infancia y empezamos a conocer las cosillas corrientes del día a día. Allí nacimos nosotros, lo hicieron nuestros primos y prácticamente el resto de la familia. Ahora que me pongo a pensar en ello, realmente ya son muchos años, más de medio siglo de aquello y algunas vivencias las recuerdo ya como un paisaje muy lejano que, debido a la perspectiva, se difuminan en la distancia, empiezan a perder nitidez y la apreciación de algunas pinceladas se hace tan nimia, que creo es ya el momento de dejar constancia a nuestros nietos de quiènes son y de dónde vienen. Que conozcan las costumbres de sus antepasados, y de qué mimbres salieron estos cestos. Yo creo que es importante y por eso, en este libro he recopilado una muestra de historias, tradiciones, costumbres, y anécdotas. Recuerdos propios, de mis años de infancia en Torresandino, donde nací, y otros de oírles contar a mis mayores, o sondeando a unos y a otros, destacando los aspectos de los años difíciles del siglo pasado y comparándolos con los de bonanza que les siguieron, enfatizando en algunos aspectos que evidencian el gran cambio experimentado en calidad de vida.
Mi abuelo Enedino, era un buen hombre apodado Chapetas. Ahí está por lo tanto uno de los mimbres que dieron comienzo al cesto; me explayaré en quién y cómo era este personaje importante de mis raíces. También a mi padre, Cándido, siempre solícito para contar episodios entretenidos de su vida y a mi madre, Antolina, que con sus 90 años bien conservados y una memoria envidiable, sigue siendo una buena fuente a la que consultar. Aparecerán algunos contemporáneos de la época, pero en ningún caso existe intención alguna de dañar el honor de dichas personas, sino más bien, intento evidenciar que fueron parte de aquella comunidad y siguen vivos en el recuerdo lo suficiente como para ser mencionados aquí. En todo caso, deben de perdonarme aquellos que quedan olvidados.
Unas notas de lo que podríamos llamar la vida el siglo pasado en ese pueblo burgalés. Al final, estos renglones solo serán una parte muy pequeña de la inédita historia de Torresandino, por eso los he llamado, “unos surcos en lo baldío”.
Espero que la lectura resulte agradable al lector.
Conseguirlo es mi objetivo, y sería mi satisfacción.