LOS TRES MOSQUITEROS
La
diferencia de este título con el de la novela del escritor francés Alejandro
Dumas es muy sutil, por esta razón quiero enfatizar que los protagonistas de
este artículo, son tres especies de gráciles pájaros migratorios, especialistas
en la captura de mosquitos y otros insectos al vuelo. Esos animalitos que tanto
beneficio reportan a los humanos controlando plagas, por culpa del tratamiento
irracional que le estamos dando a la naturaleza y el cambio climático, tienen su
futuro seriamente amenazado. La disminución drástica del número es ya
insoslayable y de hecho la ley les considera especie vulnerable.
Se trata
de la golondrina, el avión y el vencejo.
Cada año,
anuncian el buen tiempo regresando a los pueblos castellanos por primavera. En Torresandino,
mi pueblo, desde niño observaba sus juegos incansables, tratando de seguir sus
rápidas cabriolas y acrobacias o a escuchar su jolgorio de gorjeos, pitidos y
chirridos característicos calle arriba y abajo como siguen haciéndolo hoy en
día, pero ahora sé que aunque todos tienen un gran parecido, no son aves de una
sola especie.
El vencejo
común (Apus, apus): Es de color uniforme marrón oscuro casi negro, excepto en
la base del pico y garganta que es claro. Tiene mayor envergadura y peso que sus
competidores y su vuelo es el más enérgico gracias a sus alargadas alas en
forma de guadaña, pero por la morfología de las patas es diferente de los otros
dos, este las tiene muy cortas cubiertas de plumas y sus garras son fuertes,
pero con los cuatro dedos todos hacia adelante; con este tren de aterrizaje no
debe posarse, porque con el impulso de las extremidades inferiores no consigue
alzarse del suelo lo suficiente para remontar y esa es la razón de que nunca baja
al suelo, permanece surcando el cielo durante meses, siempre por encima de
donde se mueven los otros dos. Vive, come, duerme y hasta copula en el aire. Sólo
se posará en la época de anidar que lo hace con plumas, pajas y otros elementos
que recoge en sus correrías. El lugar elegido será elevado, como grietas de
farallones o edificios altos desde donde se tiran para despegar.
La
golondrina común (Hirundo rústica): Tiene la espalda y alas de color negro con
tintes violáceos y el vientre claro casi blanco, excepto la papada de color
rojo con collar de negro. Es la de menos peso, aunque la longitud es la mayor
si se mide hasta el final de las largas plumas que sobresalen en la
ahorquillada cola y sus alas aunque no son las más largas, sí que son las más
estilizadas y aerodinámicas dado su tamaño. Los nidos en forma de taza los
fabrican con barro en un lugar cubierto de la lluvia, como puede ser bajo un
alero o cornisa de edificios de poca altura como casas o establos; deja sin
cubrir la parte superior para entrar y salir en sus idas y venidas con el
alimento para sus polluelos. Su vuelo de constantes piruetas vertiginosas es el
más bajo de los tres, muchas veces rozando el suelo.
El avión
común (Delichum Urbicum): Es de color negro, excepto la garganta, tripa y la
parte baja de la espalda que son blancas. Las medidas de su cola ligeramente
ahorquillada, la longitud total y la envergadura por las alas son las más cortas
de los tres. En el peso está bastante igualado con la golondrina, pero su
aspecto parece más rechoncho. En sus vuelos, generalmente ocupa el espacio
entre el vencejo y la golondrina. Elaboran el nido como las golondrinas, de
barro, con la diferencia que este lo cierra hasta por arriba, dejando sólo un
agujero para entrada y salida. Estas dos aves tienen mucha afinidad y aunque al
avión le gusta anidar algo más alto, es bastante normal encontrar sus nidos en
la misma fachada, contiguos o intercalados y verles descansando juntos posados en
la misma línea de la red eléctrica o telefónica.
Hasta aquí las claves para
identificar a los tres mosquiteros, con dieta exclusiva de insectos y adaptados
a vivir cerca del hombre. Con el frío se van pero regresan cada año; vuelven
esperando encontrar su nido, su casa en el lugar donde nacieron, en su pueblo. Respetémosles.