Villatuelda
Yo soy de
Torresandino, es decir cascón aunque mi residencia está en Bilbao pero reconozco
que los naturales de Villatuelda me caen bien, creo que entre los de uno y otro
pueblo mantienen mejores relaciones que con otros pueblos; puede que influya la
cercanía pues tan sólo 3Km nos separan, en el valle del Esgueva o La Esgueva. Por
esa razón me tomo la libertad de referirme a ellos como los más allegados de
nuestro entorno. Es cierto que entre vecinos siempre se suelen dar roces por
cualquier desencuentro, sobre todo en temas de linderos u otras competencias y como
no podía ser de otro modo también aquí se dan pequeñas disputas, pero en cualquier
caso es más lo que nos une que lo que nos separa.
Los villatueldanos
y villatueldanas de derecho presentes son pocos y cada vez menos, como está
ocurriendo en tantos y tantos lugares de la España del interior, pero son
felices, muy apegados al terruño y laboriosos como nadie para mantener una existencia
sin lujos, trabajando su humilde propiedad como lo han conocido durante toda la
vida: Cereales, ganado lanar y viñedo. Suficiente para satisfacer sus
necesidades económicas, aunque miran con preocupación el futuro especialmente
el relevo generacional, porque los jóvenes no se quedan, prefieren la ciudad.
Poco a poco todos se están haciendo ochentones y en los fríos y largos
inviernos las calles quedan solitarias y se echa de menos el bullicio de niños
y adolescentes que cuando en las vacaciones vuelven alegran las calles. Ni la
agricultura ni la ganadería requieren de mucha mano de obra y solamente la
viticultura, ocupa un escaso número de jornaleros.
En un
reportaje de vídeo sobre este bonito rincón burgalés, mostraría el campo señalando
los cultivos de girasol, trigo, viñedo, el paisaje de ribera, el monte de
encinas, enebros y cascajos. También podría captar al paseante que busca la
sombra por la vereda del río, a la vez que grabaría el sonido del viento
racheado cruzando entre los chopos o flotando sobre el mar de mieses.
Identificaría el canto de la perdiz, la codorniz o el cuervo; ocasionalmente podrían
aparecer en escena pequeños mamíferos como la liebre, el conejo, la comadreja y
la ardilla, hasta que sobrevolando el cielo, la presencia de un ave rapaz con
su magnífico vuelo provocaría una estampida en todas las direcciones. Sólo algún
fastuoso corzo se mantendría expectante y quizás una piara de jabalíes ignoraría
al depredador y continuaría hozando en busca de su alimento.
Deambulando por
el casco urbano nos damos cuenta de que básicamente son tres calles: La de
Arriba y la de Abajo paralelas, con la plaza Mayor entre ellas y San Mamés la
tercera. Lógicamente dirigiría el objetivo hacia todo aquello que los antepasados
construyeron para dotarse de una infraestructura que mejorase las necesidades
del cuerpo y alma, pero con tan buen hacer que algunas han llegado hasta
nuestros días y nos llena de asombro que a pesar del paso del tiempo siguen
siendo el orgullo de los lugareños. A saber:
La iglesia del
siglo XIII románica con el ábside y portada de transición al gótico.
Parcialmente rodeada por el cementerio, tiene una esbelta espadaña por torre
campanario. Al final del pasado milenio gracias a la generosidad de los vecinos
y naturales de Villatuelda que aportaron las tres cuartas partes del
presupuesto, a esta se la dotó de nuevas campanas, y se llevó a cabo una restauración
general del templo y sacristía. Al retirar una losa en el ábside, descubrieron
un arco románico que revelaba como cierto lo que siempre se había conocido como
la leyenda del túnel. El hallazgo daba entrada a un pasadizo que según la
tradición oral llegaría hasta media ladera del monte cercano, con el objetivo
de proteger los alimentos y la propia vida de los fieles ante los frecuentes
saqueos de las huestes de Almanzor. Ante el estado ruinoso en que se encontraba
el interior, optaron por sellarlo de nuevo en 1995.
El
ayuntamiento, un edificio con planta baja de piedra y primer piso de ladrillo
con balcón de hierro forjado, tiene también el reloj que se instaló en 1925 y
daba las horas y las medias pero que ya no funciona y cuentan que fue la causa
de las desavenencias con Terradillos –Antigua pedanía de Villatuelda‑ y la
posterior segregación por considerar que era un gasto oneroso y superfluo que
perjudicaba sus intereses.
Los mayores
recuerdan cuando por el año1960 se construyó la casa nueva para el médico
residente donde ejerció durante muchos años. Del mismo tiempo data el edificio
que fue la escuela que por falta de niños se ha reconvertido en el centro
social. Ahora, ni la una ni la otra, se han podido mantener por falta de
usuarios. Lo mismo pasa con el sacerdote, que han de compartirlo con otros
pueblos o la farmacia, que tienen que ir hasta la de Torresandino.
El puente
sobre el río Esgueva datado en el siglo I y II de magnífica obra, está en
estado deplorable, por reformas recientes en la calzada para facilitar el paso
de maquinaria agrícola.
Igual
desinterés se muestra con el abandono de una fuente romana del mismo siglo.
Quiero pensar que el problema es económico y que quienes gobiernan la provincia
o la comunidad autónoma hacen oídos sordos a las demandas de las autoridades
municipales.
Unos
ejemplos de la arquitectura popular mucho más reciente:
A escasos
500 metros del casco urbano, un molino harinero en el cauce del río, que en la
primera mitad del siglo pasado además de moler el trigo, suministraba
electricidad por las noches para todos los vecinos. Todavía se puede admirar el
impresionante edificio, la piedra de la molienda y el viejo generador, que con
la fuerza del agua hacían su trabajo.
Dos
palomares circulares aportaban pichones en abundancia, complementando la dieta tradicional
a base de cerdo y animales de corral. Se trata de una construcción rural de
modesta ejecución con adobe, pero de bella estampa que se mantienen muy bien
conservados y aportan al paisaje un distintivo propio que destaca especialmente
en los campos aledaños, a la salida del pueblo hacia Torresandino a pocos
metros de la carretera. Una herencia cultural e histórica que llegó a España
con los árabes y está en peligro de desaparecer.
Por último
las bodegas subterráneas escavadas a mano por los habitantes hace siglos, era hasta
el siglo pasado, el mejor lugar para guardar el vino en cubas de roble. Hoy están
en desuso pero despiertan la curiosidad entre los foráneos.
Las fiestas patronales
en honor a San Mamés Mártir se celebran el primer fin de semana de agosto, Para
estas fechas familiares y amigos coinciden y resultan unos festejos con buena
participación ciudadana y un modesto programa festivo. El sábado en solemne misa
mayor se saca a San Mamés en procesión y el domingo la imagen del Sagrado
Corazón de Jesús por las calles del municipio, acompañados por dulzaineros. Ambos
días por la noche, baile con orquesta.
Los
optimistas quieren creer, que los malos augurios pueden cambiar sin mucha
tardanza. Que se revertirá el éxodo continuado de los últimos 60-70 años,
porque cada vez más, los jóvenes matrimonios se darán cuenta de los beneficios
de criar a sus hijos en un entorno saludable, libre de polución, estrés y
ruido. Parece que con los avances tecnológicos como la fibra óptica, trabajar
desde casa es posible para ciertas actividades comerciales, con lo cual volver
al mundo rural puede ser una realidad, que los amantes de la naturaleza tendrán
en consideración.
Por supuesto,
Villatuelda es un lugar recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario