¿Qué son los Reyes Magos para los niños?
Los niños de hoy son muy materialistas, eso nadie lo duda. Cuando los papás se niegan a comprarles algo por el precio, siempre ven la ocasión para conseguir lo que se proponen. Al recurso que no les falla:
‑Me he portado bien ‑aseguran convencidos‑, los Reyes Magos me lo traerán.
El día de reyes los niños reciben sus juguetes favoritos y en su mente se abre un mundo mágico donde todo es posible imaginar. De su inventiva surgen aventuras que no tienen límites, mezclan la realidad con la ficción dotando de tecnologías sorprendentes a vehículos y robots, imprescindibles para llevar a cabo grandes viajes transoceánicos o interestelares buscando nuevos horizontes para hacer más confortable la vida en el planeta. Imitando las prodigiosas voces del dinosaurio Rex o de Pikachu. Pero en lugar preferente, siempre están los personajes humanos históricos, imaginarios o de leyenda, como el Cid Campeador, el amigo invisible o, Los Reyes Magos, Papá Noel, Superman, etc... Que bajo su voluntad interactúan juntos o por separado, ganando siempre la batalla al mal, movidos por la fuerza del entusiasmo y la ilusión.
Sin barreras, son cosas de los niños y estos las derriban con la imaginación.
Por ganas, ¿quién no se volvería hoy en día de esa edad para volver a ver la vida de color rosa como ellos? Solo juego, magia e ilusión. Idílico, pero los adultos estamos cargados de vicios, pecados capitales, guerras, sobornos, corrupción, hipocresía, suspicacias... Convencidos en que el mundo hay que arreglarlo con bombas, aunque esto sea una misión tan imposible, como que tres tipos recorren miles de kilómetros en camello para traer regalos a millones de niños. O que un señor de barba blanca surca los cielos con nueve renos.
¿Cuándo se lo diréis a vuestro hijo?
Desde luego que llega un momento en que los padres deberían tener una conversación para abordar el tema, por mucho que os atraiga la idea de seguir posponiéndolo. Es que el niño espera el día de los reyes con tanta ilusión...
Puede que si intentaseis decirle la verdad demasiado pronto, él rechazaría vuestro nuevo relato, con énfasis:
‑ ¡No, papá! ¿No sabes que Los Reyes de Oriente son magos? Pues yo lo tengo claro, son los mismos que llegaron a Belén.
No os sorprendáis si lo sabe o lo intuye, será por los hermanos mayores, los amigos, los otros niños del colegio o la televisión y no tiene porqué producirse un drama por ello. Simplemente el secreto se desvela cuando alguno pregunta inocentemente ¿Cómo se las arreglan para llevar los regalos a todos los niños del mundo? O ¿Cómo saben que he suspendido? Unas risas infantiles y se revela el secreto. El listillo, acaba pavoneándose como un chulito y el inocente, muy molesto con sus progenitores, por el prolongado engaño que le ha dejado en evidencia.
Tarde o temprano, ese día llega y es mejor anticiparse para que la desilusión no dure demasiado. Los padres y madres deben valorar si su hijo está preparado para escuchar la verdad y en tal caso, al final debe aclararse reiteradamente que lo dicho no interrumpirá los regalos.
Para analizar la situación, lo indicado sería no ir directamente al grano, entrando en el tema con preguntas inocentes para conocer hasta donde llega su interpretación de la Historia, escuchad sus respuestas acerca de La Navidad y sobre todo, los Reyes Magos, mientras observáis sus reacciones. Si notáis que hace preguntas cargadas de desconfianza, comprenderéis que la tradición ya no encaja porque alguien se os ha adelantado. Miradle a los ojos, tal vez veáis la desilusión en ellos, en tal caso vuestra credibilidad está trastocada, llegáis tarde, algo ha sucedido y es el momento de ser sinceros si no queréis perder toda vuestra influencia en él, por haber mantenido demasiado tiempo que un ancianito entrañable, de barba blanca, descendía por la chimenea o Baltasar trepaba por el balcón con los regalos.
Definitivamente, es el momento de hablar claro aunque los abuelos no estén de acuerdo. Son los papás los que han de hacerlo, para evitar que la ilusión del niño se pierda. Tampoco queréis que especule en porqué le habréis estado ocultando el engaño sino lo contrario, que reflexione porqué ahora consideráis que él está preparado para afrontar la verdad, que pensáis que ya es mayor, que habéis advertido un gran cambio en él, que incluso se ha vuelto más responsable y entonces, en un gesto de que tiene vuestra absoluta confianza, se lo vais a contar todo.
¿Qué hemos ganado?
Por supuesto hay que dejar bien claro que los regalos seguirán recibiéndose entre los familiares para continuar con la tradición y que en adelante él participará en la compra de los obsequios que a cada cual sabemos que le gustaría recibir.
Insistir en que esperáis que guarde el secreto, porque los otros niños quizás no estén aún preparados para saber la verdad respecto a los regalos navideños, no hay que revelárselo para mantener su ilusión respecto a los Reyes Magos o Papá Noel, les corresponde a sus papás y lo harán a su debido tiempo.
Reconozco que nunca habrá otro secreto más frágil, pero no es una tragedia y los papás lo encauzarán con facilidad porque conocen la personalidad del niño.
El objetivo es, que él mismo a través de este procedimiento, descubra la verdad y que es mejor que su ego se revalorice en el mismo seno de la familia. Desde luego, también puede sentirse decepcionado, en cuyo caso debéis ser pacientes, ya lo asumirá. Entenderá que es una costumbre, que cuando él sea mayor seguirá con sus hijos.
A los progenitores nos corresponde controlar esos gastos en función del momento económico. Si hubieran de suprimirse, el amor fraternal lo sustituirá.